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Lunes, 26 de enero de 2015

TEATRO › EL CELCIT CUMPLE CUARENTA AñOS Y LO CELEBRA CON UNA PROGRAMACIóN ESPECIAL

“Hoy la mirada se ha ampliado”

Carlos Ianni, director del Centro Latinoamericano de Creación e Investigación Teatral, señala que el trabajo realizado contribuyó a que en la actualidad las expectativas del público no estén puestas exclusivamente en lo que se hace en Europa o en Broadway.

 Por Paula Sabatés

En Moreno 431, barrio de San Telmo, funciona el Centro Latinoamericano de Creación e Investigación Teatral, más conocido como el Celcit, uno de los teatros más emblemáticos de la Capital Federal. Fundado en 1979, nació como una sede de la institución homónima que se encuentra en Caracas, Venezuela, y que se posiciona como uno de los institutos de artes escénicas más importantes del mundo. Aquella casa central, cuyo objetivo es estar al servicio de la comunicación entre los teatristas de América latina, España y Portugal, ya había abierto sus puertas cuatro años antes que la versión local, de modo que durante este año se encuentra celebrando cuatro décadas de trabajo ininterrumpido. Como sucederá en todas las filiales de la institución en el mundo (además de Caracas, las hay en todos los países de América latina, en Washington, Nueva York, Portugal y España), también habrá festejos en el teatro porteño, que desde febrero y a lo largo de todo el año presentará una programación especial, además de varias convocatorias.

Para los festejos del aniversario de la casa madre se presentarán en el teatro obras de Marco Antonio de la Parra, Eduardo Rovner, Román Podolsky, Mariela Asensio, Arístides Vargas y el español José Sanchis Sinisterra, entre otros autores. Además, como parte de la temporada internacional, habrá puestas de directores de Chile, Venezuela, Ecuador, Brasil y Costa Rica. Entre lo más destacado estará la presentación del Grupo Malayerba, dirigido por Vargas, que durante julio hará funciones de Donde el viento hace buñuelos, una de sus obras más célebres. Por otro lado, y con el propósito de promover y difundir la labor de creadores del ámbito iberoamericano, el teatro está impulsando convocatorias a concursos de textos dramáticos, de ensayos, y de fotografía, cuyas obras ganadoras integrarán distintos ciclos. Además, el teatro servirá como sede de la décima edición del ya clásico Festival de títeres para adultos, que se realizará en noviembre. Y se reforzarán iniciativas como Celcit Tv, un canal web en el cual los creadores latinoamericanos presentan sus obras, y Dramática Latinoamericana, una colección de más de 400 textos relevantes de la dramaturgia iberoamericana contemporánea. Los distintos eventos del año se irán actualizando en la página web del teatro: www.celcit.org.ar.

“Generalmente la vida de las instituciones culturales independientes suele ser efímera o muy acotada. Por eso, que una como la nuestra haya podido llegar a los cuarenta años de trabajo con una tarea enorme para nosotros es motivo de orgullo y de celebración”, afirma a Carlos Ianni, teatrista y director del Celcit Argentina, sede dedicada a la Formación y Creatividad. “Hace veinte años, el estreno en Buenos Aires de una obra de autor latinoamericano era una cosa absolutamente infrecuente. Y hoy, aunque falte para llegar a lograr una integración plena, se está yendo hacia eso”, reflexiona el director, que opina sobre la actualidad del teatro en América latina.

–Habla del ideal de una “integración plena”. ¿Cómo sería?

–Creando y estableciendo ciertos mecanismos permanentes para que los grupos y maestros puedan circular por los distintos países como si fueran uno solo. Mucho ya se ha hecho. Hace veinte o treinta años, si tenías un espectáculo y querías hacer una gira por países cercanos, no sabías por dónde empezar. El desconocimiento que había de las realidades de otros países era total, y me ha pasado, porque en ese entonces ya estaba en la profesión. Teníamos la mirada muy puesta en Europa o en Broadway. No digo que eso haya desaparecido del todo, pero por lo menos se ha ampliado.

–¿Y cree que esa integración debería ser tarea de los Estados o de las instituciones independientes?

–Sin duda, de los Estados. La realidad política ha cambiado mucho en estos últimos cuarenta años. Es cierto que se están dando ciertos pasos en dirección a la integración, aunque más por motivos económicos que otra cosa. Pero lamentablemente muchos de los acuerdos culturales que se firman en las cumbres terminan siendo letra muerta. Así y todo, hay algunas iniciativas que nosotros saludamos, como los corredores que ha creado el Instituto Nacional del Teatro para la circulación de espectáculos latinoamericanos por todo el país, por ejemplo. Algunos pasos se están dando, pero en general siempre somos las instituciones independientes las que ponemos la voluntad de cambio. Porque si nos quedamos esperando a que el Estado dé respuestas, nos volvemos viejitos.

–¿Cómo ve que se posiciona hoy en día el Celcit Argentina?

–Nosotros tratamos de establecer una relación de mucha cercanía con nuestros espectadores. Y una de las cosas que me pone más feliz es que éstos se acercan al teatro sin saber lo que van a ver. Están convencidos de que siempre que vayan al Celcit van a ver buenos espectáculos. Y lo mismo ocurre con los talleres, tanto los presenciales como los virtuales, que dan profesores desde distintas partes del mundo. Por otro lado, estoy convencido de que muchas de las iniciativas que hacemos no existirían si no las hiciéramos nosotros, y eso es muy importante, para nosotros, para los espectadores y para los grupos. Creo que hoy en día el Celcit es un lugar fundamental para encontrar una programación en la que abunde el teatro latinoamericano.

–Luego de tanto trabajo con grupos de distintos países, ¿cree que hay algún rasgo que caracterice al teatro que se hace en América latina?

–Si hay algo que siempre caracterizó a esa entelequia denominada teatro latinoamericano es su enorme diversidad. Así y todo, hay ciertos rasgos distintivos. Es un teatro que indaga permanentemente en la realidad, por ejemplo, por eso me gusta decir que es un teatro realista a pesar de la forma. También es un teatro que está obsesionado por el tema de la justicia. Y también es fundamentalmente un teatro de grupo, una característica muy propia de este continente. Es un arte que ha ido acompañando los vaivenes políticos, y por eso muchas es veces contestatario y hasta panfletario. Por otro lado, tiene algo grandioso, y es que ha sido siempre de una enorme creatividad.

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Ianni programó para este año obras de De la Parra, Rovner, Asensio y Arístides Vargas, entre otros.
Imagen: Bernardino Avila
 
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