TEATRO › “DOÑA ROSITA, LA SOLTERA”
Una doncella atípica
› Por C. H.
Luego de sus presentaciones en el recientemente finalizado Festival de Montevideo, la compañía asturiana Teatro del Norte, bajo la dirección de su creador, Etelvino Vázquez, ofrecerá dos únicas funciones de Doña Rosita, la soltera, de Federico García Lorca, en atípica versión. El grupo, que tiene su asentamiento en Lugones, muy cerca de Oviedo, cuenta ya con veinte años de historia, dedicados no sólo a la puesta de espectáculos, sino también a la investigación y la pedagogía teatral. La obra, escrita en 1935 por el mismo autor de Yerma a modo de crítica hacia las costumbres de una España aún detenida en el tiempo, da cuenta de la larga espera de la protagonista –una joven de provincia prometida a un primo suyo que debe ausentarse por un tiempo y que finalmente no vuelve–, quien ve marchitar su vida a la espera del día de su boda. La puesta en escena del grupo asturiano se propuso revertir el género de los actores, a la hora de asumir los personajes del drama: los masculinos están a cargo de una mujer (Ana Morán), en tanto que Doña Rosita sube a escena multiplicada por tres: representada por Javier Expósito en su juventud, por Moisés González en su madurez y por el propio Vázquez, en sus últimos y amargos días.
La lectura tradicional de la obra se concentra en la mirada crítica de Lorca en torno del estigma social que suponía la soltería femenina en su época: “Doña Rosita –escribió el propio autor– es la vida mansa por fuera y requemada por dentro de una doncella granadina que poco a poco se va convirtiendo en esa cosa grotesca y conmovedora que es una solterona en España”. Sin embargo, la mirada de los asturianos propone una interpretación más abarcadora de la historia, así como elimina de la obra todo localismo referido a Andalucía: “En el interior de la obra se oculta algo que todos sentimos en nuestras propias carnes –afirmó el director y actor a Página/12–, por un lado, el paso del tiempo y, por otro, la pérdida de ilusiones que comporta este inevitable avance. La obra habla de cómo el tiempo y la desilusión nos van deteriorando poco a poco”. Las funciones se realizarán el sábado y el domingo próximos, en la sala de El Baldío Teatro, Av. Wernicke 2866, Ciudad Jardín de El Palomar (4751-8867).