Mié 03.10.2007
espectaculos

TEATRO › CHINA ZORRILLA Y “EL DIARIO PRIVADO DE ADAN Y EVA”

“Una obra ingenua y pícara”

Los artistas uruguayos, que subieron por primera vez juntos a un escenario en 1964, le darán nueva vida al musical basado en un texto de Mark Twain. “Imaginaba que lo haría una actriz flaquita, de 15 o 16 años, tímida, todo lo opuesto a mí. Y pensaba que el papel de Adán debía hacerlo un grandote. Pero no encontré a la actriz ni al actor”, dice China. Perciavalle, en tanto, señala que “la base para hacer reír es que uno sepa reírse de uno mismo”.

› Por Hilda Cabrera

La actriz China Zorrilla no llega sola a la entrevista. La acompañan parte del equipo y el pianista Martín Piegari. “Quiero que toques Rapsodia en azul”, le viene diciendo al músico mientras se acerca a las mesas que bordean el escenario a la italiana, que en esta puesta ilumina Adrián Condomi. Y el pianista obedecerá tocando melodías de Gershwin. “La partitura del espectáculo es muy simple”, comenta, sentada ya en un silloncito. “Por qué lo amaré tanto”, canturrea en voz baja. Piensa en Adán, y cuenta “el chiste”, como le gusta llamar a la decisión de mostrar a Perciavalle como Adán y de convertirse en Eva. “Esta obra la vi en Nueva York hace mil años, y me encantó. Era en tres actos cortitos. Compré los derechos de uno. El texto es original de Mark Twain, pero lo agrandé hasta hacer un espectáculo de una hora y pico. Imaginaba que lo haría una actriz flaquita, de 15 o 16 años, tímida, todo lo opuesto a mí. Y pensaba que el papel de Adán debía hacerlo un grandote. Pero no encontré a la actriz ni al actor.”

–Y se atrevió, pero aclarando la broma.

–Sí, la gente estaba avisada. Dije que éramos conscientes del disparate y que si alguien salía disconforme podía pasar por la boletería y retirar su plata.

–¿Hubo reclamos?

–El público se reía tanto que no lo podíamos creer. Nos llamaron de todos lados. Hace unos años, pocos, la hicimos en la casa de Kuns (así lo llama a Perciavalle), en Punta del Este, al aire libre. Esta es una obra ingenua, pero al mismo tiempo pícara; diferente del humor que prospera hoy, tan procaz, con tanta puteada.

–¿Cuáles son sus expectativas aquí, en El Nacional?

–Con una obra pasa todo o nada. El teatro da sorpresas, siempre. Acabo de terminar el casi sexto año de Camino a la Meca, una obra a la que en términos de plata no le hubiera apostado un peso. A mí me gustó por razones personales, pero no imaginaba que estaría seis años en cartel. El diario... tiene humor y encanto, y estaremos haciéndola todo el tiempo que el público quiera. Carlitos está muy bien, y hasta canta un tango arrabalero cuando aparece como el Diablo. Es una caricatura fina. En la obra, Adán y Eva envejecen, y Eva muere. Cuando la estrenamos en el Liceo, la gente protestó por ese final. Nosotros nos resistíamos, pero insistieron tanto que agregamos una canción.

China Zorrilla interrumpe la charla y fija la mirada en el escenario, donde Perciavalle ordena unas partituras junto al pianista y un colaborador que lo saluda. “¿Qué le pasa a Kuns, está triste? ¿Qué es ese abrazo paternal?” “Estamos arreglando notas. No pasa nada”, le responden. China es también directora, y no se le escapa detalle. Retoma el diálogo en el punto en que lo dejó: “Eva muere, eso no lo podemos cambiar, pero decimos, a modo de consuelo, que de esta historia nos queda algo que nos hace feliz, y eso es el pecado original. El público es otra gran incógnita –sostiene–. Cuando no se engancha hay que bajar. En esta profesión hay que tener eso muy presente y no especular con proyectos demasiado a futuro”.

A esa altura de la entrevista, Perciavalle canta en el escenario y China lo sigue por lo bajo desde la platea, indicando a esta cronista a qué escena corresponde: “Ahí la encuentra dormida y le parece un bicho raro”. Sobre otro episodio, dice: “Oscurece y nace el bebé”, y la actriz se pone a berrear como lo haría un recién nacido. “En esta otra canción se habla de Abel, un buen chico; Caín, en cambio, da trabajo”, apunta.

China recuerda y escribe (lleva un diario), porque también ella ha vivido la aventura de conocer personajes y ciudades del mundo. Algunas memorias las convirtió en texto de lectura de un ciclo de Teatrísimo y en espectáculo itinerante: Erase una vez... Perciavalle, quien confesó haberla perseguido siempre para que le creara canciones, sigue en el escenario ensayando junto al pianista. China regresa a las explicaciones y al canto en voz baja. “¡Bien, Kuns!”, exclama, desde su silloncito. “Nos conocimos en Montevideo; él vino antes que yo a la Argentina; le llevo veinte años a Carlitos”, comenta. Nuevamente pone atención a la letra de las canciones y hace dúo con el actor: “¿Y me serás fiel? –Lo juro –¡Tengo miedo! –Tené fe –¿Y si me engañas? –¿Por qué? –¡Esta bien, me convenciste!”.

Para entonces se sabe que en esa historia “el paraíso quedó atrás”. La actriz y el actor continúan ocupados en la letra hasta que Perciavalle corta en seco: “Me equivoqué”, asume. Ambos repiten las estrofas, pero entonces la que interrumpe es China: “Pará, pará”. El joven Piegari, de apenas 20 años, duda: “Vos seguime a mí, porque China está dando una nota y canta porque quiere cantar. Seguime a mí, y ya está.” “Pero, Carlitos, la canto también yo, desde aquí, bajito, porque es difícil, y quiero que salga todo bien.” Es el final agregado para que la historia no “acabe en un bajón”, señala China a esta cronista. Ella misma cierra la entrevista cantando a dúo, siempre desde la platea, la letra que corresponde a Adán. Demuestra así su ya clásica destreza para rematar situaciones: “Eva se murió ayer, y ahora que ella no está, comprendo algo que no comprendí antes. Me pareció tan horrible que nos echaran del paraíso, pero eso no tenía ninguna importancia, porque donde quiera que estuviera Eva ahí estaba el paraíso”.

Subnotas

(Versión para móviles / versión de escritorio)

© 2000-2022 www.pagina12.com.ar | República Argentina
Versión para móviles / versión de escritorio | RSS rss
Política de privacidad | Todos los Derechos Reservados
Sitio desarrollado con software libre GNU/Linux