TEATRO › TRES JORNADAS CON LA ESCENA BOLIVIANA
Para rescatar del olvido las ideas de un intelectual
El actor y dramaturgo argentino César Brie, director del Teatro de los Andes, presenta una obra sobre Marcelo Quiroga Santa Cruz.
Por Cecilia Hopkins
Un largo y angosto espacio divide a la platea en dos frentes. La idea es recrear la ruta que transitaron unos personajes que, según cuenta la historia, permanecieron unidos más allá de la persecución y el exterminio. Interpretados por dos integrantes del grupo boliviano Teatro de los Andes (su director argentino César Brie y la italiana Mia Fa-bbri), los protagonistas son Marcelo Quiroga Santa Cruz (escritor y político boliviano asesinado en los ’80, durante el gobierno de García Mesa) y su esposa Cristina, la mujer que lo siguió en sus exilios y luchó después para hacer justicia a la desaparición de su compañero. Otra vez Marcelo es un montaje que combina discurso político e historia de vida. Así, al racconto del vínculo sentimental se van sumando muestras del pensamiento militante de Quiroga Santa Cruz. Palabra, música y movimiento se refuerzan en la proyección de fotografías de la pareja en diferentes momentos de su vida. Presentada hace quince días en el Festival Internacional de Teatro Mercosur de Córdoba, desde hoy y hasta el jueves la obra podrá verse en el Galpón de Catalinas, Benito Pérez Galdós 93, en La Boca. Según aclara el director, también autor de la dramaturgia, la obra está especialmente dirigida a los jóvenes, para rescatar del olvido las ideas del intelectual acerca de la defensa de la soberanía y la propiedad estatal de los hidrocarburos, temas centrales en la encrucijada actual de la política boliviana.
–¿Por qué el espectáculo se llama Otra vez Marcelo? ¿Es por el título de la novela que él estaba escribiendo o porque Quiroga Santa Cruz es una figura muy renombrada en su país?
–Por ambas cosas. La novela se llama Otra vez Marzo (quedó inconclusa, pero fue publicada en La Paz de manera póstuma) y haber elegido este nombre es una manera de aludir a ese texto, pero también de decir que el pensamiento de Marcelo está más vigente que nunca.
–Los discursos que se escuchan en la obra confirman la idea de que en Bolivia el petróleo se nacionaliza y entrega a empresas extranjeras, cíclicamente.
–El petróleo se nacionaliza por primera vez en 1935. A fines de los ’50, Paz Estenssoro firma el Código del Petróleo (llamado Código Davenport, por el abogado estadounidense que lo redactó), el cual es derogado cuando el propio Quiroga Santa Cruz, ministro de Minas del general Ovando, vuelve a nacionalizar el petróleo en 1969. A partir de 1971, Banzer permite el ingreso de las empresas privadas en ese campo, en tanto que la YPFB se transforma en una empresa estatal a mano de los corruptos, no defendida oficialmente por el Estado boliviano. Todo esto está detallado en dos libros de Quiroga Santa Cruz: El saqueo de Bolivia y Oleocracia o Patria.
–¿Cuál es su visión acerca de la situación actual en Bolivia?
–En 1994 se termina de vaciar la YPFB y las empresas privadas asumen el control del petróleo. Esto llevó a la caída del segundo gobierno de Goni en el 2003 y a la caída de Meza en el 2005, y ahora es cuando se está decidiendo entre el frente popular liderado por Evo Morales y todos los otros candidatos de derecha, entre ellos Tuto Quiroga (ex vicepresidente de Banzer) y Doria Medina. En la coyuntura actual hay otro aspecto: la Constituyente, que los indígenas solicitan para crear un país que los incluya, considerando sus derechos, territorios y costumbres. Hablando del gobierno nacional de turno, en la obra se marca la diferencia entre lo que es el poder y lo que es la autoridad... Para Quiroga Santa Cruz, la autoridad emana de una fuerza moral y el poder, en cambio, se origina a partir de la coerción de la opinión pública. La obra hace referencia a un discurso en el que Marcelo critica a Barrientos por intentar, mediante la desinformación y la represión, imponer su poder. Marcelo siempre picó a los militares en su sentimiento nacional, sin insultarlos, pero criticándolos con dureza.
–¿En qué espacios se presenta esta obra en Bolivia?
–La representamos en coliseos deportivos, canchas de básquet, lugares alternativos, galpones, espacios donde puedan entrar trescientas o cuatrocientas personas.
–¿Qué presiones sufre hoy en Bolivia un artista interesado en generar un discurso político?
–Nosotros somos marginados en Sucre por una clase política cómplice y corrupta. Pero contamos con el apoyo del público que viene a vernos y nos sigue. Esta obra ha suscitado mucho revuelo, porque critica abiertamente a personajes que tratan de reciclarse siempre. No hemos recibido amenazas, aunque hemos decidido cuidarnos para evitar problemas.
–Los funcionarios a los que se refiere, ¿van al teatro?
–La clase política es ignorante, no va al teatro y cuando va, es de goma, todo le rebota. Como anécdota, que quiero creerme, sólo ésta: un magistrado del partido de Banzer salió profundamente conmovido luego de ver la obra y dos días después fue firmado el decreto que levantó el secreto militar sobre lo sucedido el día en que los presidentes del Senado y Diputados tuvieron que renunciar por la presión popular para que asumiera el actual presidente, Rodríguez. Tal vez haya sido una casualidad o quizás un movimiento en su conciencia. Pero quiero aclarar que aun cuando mi teatro se ha vuelto político, yo espero que tenga valor por cómo lo hacemos más que por el tema que toca.
–¿Cómo se trabaja actoralmente en el Teatro de los Andes?
–Al margen del entrenamiento físico y vocal que desarrollan, los actores crean acciones e imágenes con relación a los temas que indaga el texto. Para esto utilizan su cuerpo y objetos: la capacidad poética de un actor está en directa relación con su habilidad de crear imágenes potentes, alegorías visuales y metáforas, equivalentes al texto.