CHICOS › LOS ESPECTACULOS INFANTILES GANAN LAS CALLES Y LOS TEATROS DE MAR DEL PLATA
Desde shows dotados de talento y producción hasta ex vedettes que se vuelcan al catolicismo, todo alimenta la cartelera para chicos, uno de los ejes de la movida cultural en la costa. Aquí un recorrido arbitrario por lo que puede hallarse en las esquinas de La Feliz.
› Por Facundo García
Desde Mar del Plata
En la lista de sonidos que definen al verano marplatense hay que incluir, sin duda, los alaridos infantiles. ¿Qué capricho del cosmos provoca que miles de diminutas cuerdas vocales vibren de manera continua a lo largo de los meses más calurosos del año? No es éste el espacio para responder ese interrogante, pero sí para repasar la opinión de quienes se ocupan de hacer que los gritos sean de alegría y no de queja.
A no apresurarse: el de los espectáculos infantiles es un reino que hay que transitar con corceles cautos, a riesgo de caer en el lugar común o las trampas del arte oportunista. Territorio de ex vedettes que se vuelcan al catolicismo y de ídolos que quedarán relegados al aparecer los primeros granitos de la pubertad, la cartelera para chicos es uno de los ejes de la movida cultural en la costa entre diciembre y febrero. A continuación, un recorrido arbitrario por lo que puede hallarse en las esquinas de La Feliz.
Bajo los focos de la carpa, Jorge Servian –bigotes, camisa hawaiana y una cadena de oro que le cuelga del cuello moreno– asegura que la tradición cirquera vino con sus genes. “Cuando mis antepasados vinieron de Yugoslavia, hacía mucho que se dedicaban a esto”, asegura. Aunque ahora está un poco en sobrepeso, Servian se desempeñó en todos los roles que reconoce su gremio. Hasta que se juntó con el coreógrafo y ex Bailando por un sueño Flavio Mendoza y le dio nuevos bríos a su pista.
El resultado de la mezcla es digno de elogio. Sobre todo si se toma en cuenta que la grilla estival suele ser un refugio para que personas con cierto roce mediático engatusen al ciudadano de a pie con espectáculos que no reúnen el mínimo de calidad como para ser rotulados con otra palabra que no sea “robo”. Circo Servian se opone a esa tendencia: se puede estar o no de acuerdo con su línea, pero es indiscutible que a los atractivos clásicos les agregó una esmerada elección musical y un concepto visual que da unidad a una gran cantidad de números. No hay animales entrenados, pero sí danzas, motos rodando dentro de una esfera metálica, hiphoperos, contorsionistas, magos y payasos. A esto hay que sumar los acróbatas, que son el núcleo del hechizo. Presentaciones como El doble péndulo –en la que dos “demonios” hacen equilibrio sobre un artefacto giratorio de diez o doce metros de altura– dejan a los espectadores con la mandíbula colgando y los ojos como huevos fritos.
Servian lo sabe, y por eso promete. “Vas a ver qué lindo”, simplifica. Son las 22 y las gradas se van poblando. No tanto, en realidad: de las 2500 localidades, un tercio está vacío. “Es que el día estuvo caluroso y la gente agotó las pilas en la playa”, analiza desde bambalinas un cuarentón parcialmente desautorizado por la nariz de payaso que se está poniendo. El bochinche suena. Bajan las luces. Para los chicos es expectativa. Para los adultos, un breve regreso a sensaciones de la infancia. “Esta es la oportunidad de ver el laburo de apasionados, que se dedican a esto desde que tienen memoria –resume Servian a modo de introducción definitiva–. Como decimos nosotros los de las carpas: ‘Nuestros pañales ya eran de lona, y aquí seguiremos’.”
El recuento indica que el triángulo donde están los shows infantiles más destacados se define por tres vértices. En un punto está la diversión de los nenes, en otro el entretenimiento de los padres y en tercer término la vigencia del mensaje que se transmite. En los límites de esa tríada las ofertas se desparraman con inclinación variable. Como si los papás quisieran descansar y les tiraran el fardo a los héroes que viven cruzando el telón. El pedido es “divertilos, divertime, enseñales algo.”
Lo cual, obviamente, genera una vibrante industria. Cada noche, las peatonales de la costa se colman de personajes que se desviven para que los críos empiecen a recitar la letanía que obligará a sus padres a desembolsar entre quince y setenta pesos por ticket. En la vereda hay una furia de descuentos. Y es el ecosistema del artista estival; un piloto de tormentas acostumbrado a soportar los embates de la economía, el clima y las modas. En efecto, hay quien se cubre trayendo a la playa más de una propuesta. Es el caso de Silvestre, que encabeza el show musical Folklore, Tango y Silvestre e integra el elenco de la obra infantil India, princesa del sol.
A juzgar por los trajes que más abundan, los infantes son partidarios de la monarquía y los batracios: son mayoría las coronas, las princesas y las versiones del Sapo Pepe. Los ya creciditos disponen de staff aparte, desde luego, ya que promotores y promotoras con remeras a tono distribuyen folletos promocionando los candidatos para las presidenciales de este año. Juntos, los seres de fantasía y los proselitistas componen un cuadro tan insospechado como sugerente.
Sobre la calle Rivadavia, vestido de rey y con un hombre disfrazado de papa frita muy cerca, Alberto Arribas se pone serio al conversar con este cronista. “En realidad, yo soy licenciado en Nutrición –revela el rosarino– y soy uno de los creadores de Supersaludable, el héroe que les enseña a los chicos cómo comer mejor y cuidarse de los alimentos poco sanos.” Se hace un pequeño silencio. El disfrazado de papa frita se señala el disfraz, como reforzando lo que acaba de contar su compañero.
Arribas dice que completa su sueldo con la docencia y el consultorio, pero que el teatro lo puede. “Esto es un recurso pedagógico de educación alimentaria. En un inicio nos entusiasmamos unos pocos y se ve que fue contagioso, porque hoy somos veinte actores con más de ochenta cambios de vestuario”, anuncia. Su cruzada es contra el veraneante apático, “ese que no se plantea aprovechar el descanso para cambiar de hábitos”. ¿Y de qué se trata la obra? La síntesis llega sin dilaciones. “Unos chicos se quedan solos en casa porque su madre tiene que ir a trabajar. Entonces se ven ante la disyuntiva de elegir los alimentos que van a consumir. Míster Mayonesa, Superchoc y Papafrit intentan tentarlos con comida chatarra. Sin embargo, ahí estará Supersaludable para hablarles de la importancia que tienen los vegetales, las vitaminas y las proteínas”, sintetiza el entrevistado.
El ingenio humano es infinito. Después de Supersaludable vino Cenicienta Supersaludable, que debe lidiar con unas hermanastras que comen pésimamente. Entre la multitud que pasa caminando, el nutricionista devenido dramaturgo hace un modesto recuento de sus victorias. “Ayer, por ejemplo, se me acercó un papá obeso y me comentó algo que me emocionó mucho. Me dijo: ‘¡Ojalá Supersaludable hubiera existido hace treinta años!’.”
Carnívoros y herbívoros
Museos y muestras destacan en la lista con encanto propio. A metros de las playas más populares, en el Hotel Provincial, Planeta dinosaurios. La evolución reúne dieciocho “escenas” prehistóricas con 30 réplicas de diversos bichos. Cada sala está acondicionada con vegetación y audios alusivos e incluso hay un sector dedicado a una de las colecciones de fósiles de la Antártida más importantes del mundo.
“Este viene de La Rioja, donde actualmente habita otro tipo de dinosaurios”, bromea el guía, para ver si le pone onda a su media tarde. Los más chiquitos no lo entienden y la risa se hace grave, una risa de grandes. La broma con políticos es recurrente porque atravesando las galerías se puede conocer qué animales habitaron las zonas que hoy corresponden a las provincias del país. Está el Neuquenraptor argentinus, la versión local del velocirraptor. O el fósil de la Megarachne servinei, que en su momento se interpretó como una araña de proporciones descomunales y hoy suele catalogarse entre los “escorpiones de mar”.
La exposición responde las dudas básicas de cualquier no iniciado. Por qué algunos seres se fosilizan, cómo era la convivencia entre las manadas de saurios, cómo distinguir entre herbívoros y carnívoros y cómo alteró Hollywood la apariencia de algunas especies para adaptarlas a sus necesidades. Las visitas guiadas se hacen cada quince minutos y en cada uno de los grupos hay algún enano insoportable que habla sin parar y hace lamentar la extinción de los gigantescos carnívoros.
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