La música de rock hecha para chicos se parece a mucha música de rock hecha para grandes: es simple, esquemática y pegadiza. Y funciona, con leves diferencias de estilos, invitando al piberío a saltar. Estas vacaciones, varias propuestas pueblan la cartelera porteña con un unísono grito alzado: ¡Rocanrol, nenes!

Los más conocidos son Papando Moscas, que alguna vez recibieron el espaldarazo de Elizabeth Vernaci, en tiempos de gloria de la Rock & Pop (la voz de la locutora abre el DVD que está presentando la banda, Que empiece el show). Este año ofrecen en La Trastienda “la segunda temporada de La hora de Pavada”, con canciones que hablan de la aventura de viajar con amigos, el terror a las vacunas, el extraño encanto de los fantasmas o los caprichos del “comprame”. “La más poderosa banda de rock para chicos” tiene varios discos editados, desde Mi primer rock, del año 2000.

La banda Los Tutú es otra de larga data, y está festejando el décimo aniversario con el espectáculo Tutú cumple años. Está formada por cinco músicos y recreadores dedicados a la docencia. Antes se llamaban Tutú Marambá (como un personaje legendario del Brasil, vinculado con el mundo de la infancia y el misterio), y con ese nombre grabaron los discos Canciones para juglar y La dieta de los chanchos. En sus espectáculos proponen, junto a la música, diversos juegos de participación.

Otra propuesta surge originalmente ligada a una serie de libros. Roy Berocay es el autor de las historias que tienen al Sapo Ruperto como protagonista (editadas por Alfaguara), pero también el líder de la banda que lleva adelante el espectáculo Ruperto rocanrol y otras bobadas, en el marco del Ruperto roncanrol tour 2011. Las canciones tienen el sello de este autor uruguayo, con mucho humor, diálogos y textos referidos a la escuela, el amor infantil, los miedos y también, claro, las aventuras de Ruperto. Berocay integró el grupo de rock y blues El Conde de Saint Germain, la banda de rock La Conjura, y ahora lo acompañan sus hijos Bruno y Pablo. Las funciones son gratuitas, y en las del Malba se pide un juguete a beneficio de la Fundación Garrahan.