La historia transcurre en una estación de ferrocarril, en una atmósfera que remite a otras épocas de esplendor ferroviario. Pero en este contexto eso es solo la excusa para ir tejiendo lo que verdaderamente importa: una serie de disciplinas de circo de altura, llevadas adelante por artistas que se lucen técnicamente, con el foco bien puesto en lo mejor de esta tradición, sin necesidad de artificios ni demasiado despliegue de puesta de por medio. De eso se trata Estación Pirincho, una propuesta de circo para toda la familia, interpretada por la Compañía Vaivén y con dirección de Gustavo “Mono” Silva, que estrenó esta semana en el Konex, y que guarda cuatro funciones más (ver aparte), para los amantes de estas artes, o para los que quieran descubrirlas.

Todo transcurre en el andén de la Estación Pirincho, un destino muy especial que recibe a pasajeros, acróbatas, trapecistas, duendes del aire, mostrando lo que los créditos del espectáculo enuncian con palabras: “Todos podemos volar, todos podemos intentar ser quien anhelamos ser”. Así van apareciendo uno tras otro los diferentes cuadros: “Los intrépidos y su báscula de elevación permanente”, las “sirenas del aire” que vuelan y flotan sobre los aros, los “Redondísimos” y sus gigantescas ruedas, la sorpresa del palo chino, el aviador del trapecio de vuelo, la mini báscula, las telas, las acrobacias combinadas, el gran número final del “Tren expreso”, con todos los artistas enfrentados al vértigo del trapecio volante, y la atracción de sus trucos en altura.

Los acróbatas que se lucen en estas disciplinas de circo de altura son María Di Nucci, Celina Bragagnolo, Mane Stacanto, Delfina Nin, Manuel Quesada, Javier Davis, Eloy Vicario Malich, Pablo Morizio, Esteban Trindade. Y el maestro de ceremonias, implacable con su “campana mágica”, es Gustavo Silva, director de la compañía y formador de todos ellos como profe de trapecistas en la escuela de circo La Arena, creada por Gerardo Hochman. “Son números tradicionales, hechos con aparatos tradicionales”, describe Silva en diálogo con Chicos. “Lo que cambia es la actitud: 40 años atrás, lo que se usaba era simular que uno se iba a matar en el alambre o en el trapecio, asustar a la gente con ese morbito. Eso es lo único que no rescatamos del trabajo con estos aparatos; al contrario, tratamos de que parezca algo fácil, que el espectador de cualquier edad sienta que si quiere, y si le gusta, él también lo puede hacer. En ese sentido, nos gusta pensar nuestros espectáculos como una bienvenida tranquilizadora al circo de altura.”

La compañía Vaivén se formó en 1998 con su primer espectáculo, Acróbatas en el aire, y desde entonces propuso otros como Vaivén y Nocturna. Todos los acróbatas que la integran se formaron en La Arena, algunos han participado de otros espectáculos de la compañía de la escuela, o como Mane Stacanto integraron el Cirque du Soleil, entre otros circos reconocidos del mundo. De familia ferroviaria, Silva destaca que, más allá de la “excusa” de encontrar un hilo narrativo, con su atmósfera evocativa de estación de pueblo Estación Pirincho se propone también como un pequeño homenaje a esa cultura e identidad que representan los trenes, y sus trabajadores.