Vie 06.11.2015
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CHICOS › MAÑANA SE DESARROLLARA EL FESTIVAL MARIA ELENA WALSH EN EL ECUNHI

“Este encuentro da la idea de que un mundo mejor es posible”

En su quinta edición, que sus organizadores definen como “especial” por el momento político, participarán destacadas bandas de música para niños. Habrá también clowns, malabaristas, mimos, titiriteros, ferias y muestras visuales. Todo con entrada gratuita.

› Por María Daniela Yaccar

La coyuntura política hace que la quinta edición del Festival María Elena Walsh en el Espacio Cultural Nuestros Hijos sea “especial”. Del cúmulo de movidas artísticas que el ECuNHi encara desde hace ocho años, ésta es la más convocante: el año pasado unas 7500 personas coparon la ex ESMA para esta fecha. Y de la tríada de festivales para niños (abocada a la música, el teatro y la literatura), el que homenajea a la cantautora es el más antiguo. “Esta edición es una manera de manifestar que queremos defender todo lo hecho. En estos tiempos tenemos que visibilizar más aún lo logrado aquí”, define Verónica Parodi, directora socioeducativa del espacio. En un mismo escenario, ubicado al aire libre, de cara a Avenida del Libertador, se reunirán destacadas bandas de música para niños: Mariana Baggio, Canticuénticos, Dúo Karma y Rayos y Centellas. Como en las otras ocasiones, Los Cazurros, dúo con más de dos décadas de trabajo, cumplirán su rol de “conductores sin licencia”.

La propuesta, que tendrá lugar mañana a partir de las 14 con entrada gratuita, en Libertador 8465, se completa con la Kermés de Zamba, actividades con clowns, malabaristas, mimos y titiriteros y una feria de discos, libros e instrumentos. Además, se presentarán dos muestras visuales: la de Pedro Villar, ilustrador de María Elena Walsh, y Gráfica del revés, de Fernando Polito. Igual de relevante que la propuesta artística parece ser el carácter de “encuentro” que tiñe la jornada: las familias la disfrutan “plenamente de inicio a fin”, llegan con sus canastas y sus mantas, con su mate y su comida para pasar el día entero; los niños corretean por las calles de la ex Escuela de Mecánica de la Armada, hacen preguntas, reciben conocimiento. “El público se apropia de este lugar. Disfruta de los espacios verdes, los árboles y los pájaros. Es un encuentro que nos da la sensación de que un mundo mejor es posible”, expresa Parodi a Página/12, y recalca la importancia de que el Estado –mediante los ministerios de Cultura y de Educación– “acompañe y sostenga” la labor de “la casa” de las Madres.

“La patria que queremos para nuestros hijos es una en la que los bienes culturales son para todos. Esto fue posible, ojalá podamos seguir haciéndolo”, subraya la pedagoga. En tal sentido, a los festivales del ECuNHi suele concurrir un grupo de “invitados de honor”: chicos de organizaciones sociales que llegan desde los barrios más vulnerables y que, en muchos casos, tienen la posibilidad de ser testigos de un espectáculo musical por primera vez. “En nuestras propuestas, también en las pedagógicas, están incluidos todos”, destaca Parodi.

El Festival de los Chicos en el ECuNHi María Elena Walsh –tal su nombre completo– apareció, entonces, hace un lustro y, como funcionó, podría decirse que engendró a sus hermanos dedicados al teatro (el Hugo Midón) y la literatura (Gustavo Roldán). Siempre fue el más convocante: es el único que ocurre con escenario al aire libre por el flujo de personas que se acerca, tal vez porque “la figura de María Elena pisa fuerte y la música es más masiva” que otras disciplinas, entiende Parodi. A la primera edición asistieron 2 mil personas y a la última, 7500. “Este evento dio a luz la idea de celebrar la vida, el arte y la transformación en un espacio de encuentro y participación”, desliza Parodi. Cuando lo concibieron no dudaron en quién iba a ser la figura recordada en la celebración; la figura a la cual remiten, de un modo u otro, las melodías que vienen sonando en las tardes primaverales de noviembre: “María Elena es un faro que ilumina con fuerza más allá de los tiempos y los lugares, a partir de la belleza de una obra. Nos mostró que es posible dirigirnos a los niños desde un lugar de horizontalidad, sin tratarlos como bobos”.

Entonces, más que un tributo, lo que se busca es que en el espacio cultural de las Madres, Walsh esté “más viva que nunca”. Los artistas invitados a participar, que comparten una selección de su repertorio y alguna versión de un tema de la cantante, deben reunir, por ende, ciertas condiciones: “Calidad, respeto por la infancia y desparpajo para atreverse a jugar con la música y con la palabra”. Integran la programación artistas y grupos que han estado presentes en otras ediciones, por ejemplo Los Cazurros, el Dúo Karma y Mariana Baggio. Siempre se intentó incorporar alguna banda que no sea porteña, y éste es el caso de los Canticuénticos (Santa Fe), uno de los platos fuertes de la tarde, encargados del cierre con “Adivina adivinador”, a la que se sumarán estudiantes de los talleres del ECuNHi. Otra intención fue y es dar a conocer lo nuevo: Rayos y Centellas, de los ex Papando Moscas, se presenta por primera en vivo en el marco del festival.

Los Cazurros, dúo que conforman Pablo Herrero y Ernesto Sánchez, son ya una marca registrada de la movida: la conducen desde la primera edición. Los Canticuénticos son un destacado grupo santafesino integrado por Daniela Ranallo, Laura Ibáñez, Ruth Hillar, Daniel Bianchi, Gonzalo Carmelé y Nahuel Ramayo, que brindará canciones de sus tres producciones discográficas, la última recientemente editada. Proponen un recorrido por huaynos, chamarritas, chacareras, cumbias, cuecas y chamamés, que se hilan con trabalenguas y acertijos. Desde fines de la década del 90, los cubanos Xóchitl Galán y Fito Hernández fusionan géneros del planeta en el Dúo Karma. Mariana Baggio tiene quince años de trayectoria como compositora e intérprete y se ha transformado en referencia para docentes y padres. Se encuentra presentando Barcos y mariposas, disco que pasea por diversos ritmos. Finalmente, la flamante Rayos y Centellas es una banda integrada por Gustavo Libedinsky, Pablo Zagare, Martin Paladino, Fernando Kabusacki y Gustavo Braga, que se caracteriza por su sonido potente y moderno y que pasa por todo: rock, ska, country, música disco, soul y techno.

Mamá musical

“Es maravilloso llevar un ritmo del Litoral a Buenos Aires”, dice Ruth Hillar, de Canticuénticos, una banda que tiene seis años pero que, como proyecto, floreció hace una década. Lo destacado de esta propuesta, muy escuchada a través de Internet (en su página están disponibles los dos primeros discos, el tercero lo presentaron hace una semana) es el trabajo con géneros argentinos y latinoamericanos para acercarlos a los más pequeños. “Lamentablemente las propuestas que tienen más difusión van por otro lado. Hay gente que cree que nos cuesta con este producto, entre comillas. Pero la verdad que no resultó difícil: los chicos están muy abiertos a cosas diferentes, tienen los oídos y la cabeza abiertos a la multiplicidad y a la diversidad. ¡Somos los adultos los que los encasillamos en otra cosa!”, reflexiona Hillar. La producción de los santafesinos comprende Canticuénticos embrujados (2009), Nada en su lugar (2013) y Algo que decirte (2015).

Hillar, que escuchaba a Walsh cuando era una niña, también piensa en el legado que ella le dejó desde un punto de vista filosófico: “Es una mamá musical para todos los que hacemos esto. Me marcó muchísimo. Mi infancia suena al ritmo de sus canciones. Como ella, con Canticuénticos trabajamos con ritmos de la región. Y otro elemento que nos parece muy lindo y motivador es la idea de componer para chicos y grandes al mismo tiempo. Si bien ella tiene un sector de su obra para mayores, sus canciones para chicos tienen guiños para adultos. Nos parece un desafío hermoso y estamos contentos con lo que vamos consiguiendo en el camino. El momento de disfrutar una canción es, para chicos y grandes, enriquecedor: es la posibilidad de encontrarse en un mundo que propone otra cosa, cuando, muchas veces, cada uno está en lo suyo, con su telefonito y su compu”.

Algo que decirte, el tercer disco del grupo, es “una continuación” del recorrido que vienen realizando. Todas las canciones son, como en los materiales anteriores, de la autoría del grupo. “Estamos en la búsqueda de explorar un poco los límites, queremos ver hasta dónde podemos complejizar las letras y las temáticas. Hasta ahora hemos tenido hermosas respuestas. Seguimos confirmando que los chicos tienen inteligencia musical, afectiva, sensible; una curiosidad enorme”, recalca Hillar. Y recuerda un consejo de Luis Pescetti: “Si uno a los chicos les da una cosa que ya conocen o a la que acceden fácilmente, se aburren. En cambio, cuando quedan interrogantes y cosas para seguir descubriendo, van a querer volver sucesivas veces, para ver cómo sigue. Eso es lo que nos pasó con las canciones de María Elena”, ejemplifica. Los Canticuénticos se preparan para desembarcar en la ex Esma por tercera vez. Antes estuvieron participando del ciclo Música para Bajitos en el Centro Cultural Haroldo Conti, durante las vacaciones de invierno.

“Entrar a la ex ESMA es particular y movilizante”, sostiene Ernesto Sánchez, de Los Cazurros, quien, a raíz de su participación en las cuatro ediciones anteriores, puede hacer un balance: “Sentimos orgullo de que se sigan acordando de nosotros. Es lindo seguir siendo parte de la historia de esta transformación. Nosotros, más allá de nuestro compromiso, entramos por primera vez al lugar cuando nos llamaron para conducir. Y fue shockeante. Pero después se nos hizo más natural. Esa idea de las Madres de transformar el dolor en amor se cumplió en estos cinco años, porque en los festivales el espacio se transforma en eso: se llena de familias, de chicos, de padres, tutores y encargados. Y todo junto a los exponentes de la música para niños. Es positivo por donde lo mires”. Con juegos y con humor, Los Cazurros se han convertido en los anfitriones perfectos de esta “gran fiesta”, en “conductores sin licencia” que todavía no han “chocado la nave”. Reciben a los espectadores, entretienen entre banda y banda y comparten algún segmento de sus shows.

Tienen 21 años, “mayoría de edad”, relacionándose con los chicos. “Ellos siguen valorando la esencia de un cuento, una historia, un tema musical, aun cuando tengan a su disponibilidad toda la tecnología posible. Es inherente al ser humano. Va a seguir existiendo”, opina Sánchez, que destaca la cantidad de ofertas artísticas que existen actualmente para los niños. “Me parece que hoy se ve con claridad quién trabaja por y para los chicos y quién lo hace de una forma oportunista, como en esos festivales de invierno en que la gente se pone dos máscaras, de una princesa y de un pirata, y piensa que es teatro infantil. Ahí se bastardea al género. Del otro lado hay propuestas sinceras, responsables, con talento y un mensaje. Los artistas que han pasado en estos años por el Festival María Elena Walsh son parte de este último grupo”, concluye.

En sintonía con las palabras de Parodi y de Hillar, el artista cree que “Walsh sigue estando vigente. Su calidad, su profundidad y su poesía están presentes en su obra, ya sea cuando se dirige a adultos o a niños. No hay diferencia entre un trabajo y otro. Ese es el camino. A nosotros nos ampara eso. Cuando nos dirigimos a los chicos no hay diferencia en cuanto a compromiso y calidad, mensaje y estética, trabajo y amor”. Sobre las expectativas para mañana, Sánchez también ubica a esta quinta edición en el marco de “un cambio de época”. “Somos protagonistas de un gran cambio. En cinco años ese lugar se transformó, y hace seis esto no existía. Estas grandes conquistas, más allá de lo que pase el día del ballottage, no se tienen que perder en la Argentina. Espero que el año que viene nos siga encontrando en el festival y los años que siguen también”.

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