La experiencia teatral es bien diferente, y también lo es el largo proceso que llevó su realización. Unos cincuenta niños del Grupo de Teatro Catalinas Sur, formados en ese marco de teatro comunitario, junto a sus familias, hacen El mago del off, una obra que también es para chicos y en la que los actores se lucen en canto, circo y teatro. Dirigidos por Nora Mouriño, y con una banda de música en vivo, sorprenden con esta entrañable versión del musical El mago de Oz, en una adaptación criolla, o más precisamente, boquense, ya que no faltan referencias al barrio en el que se gestó la experiencia. En su tercera temporada, sigue los domingos a las 16 en el Galpón de Catalinas (Benito Pérez Galdós 93), con entrada a la gorra y gran convocatoria de público (se recomienda ir a reservar lugar con tiempo, hasta una hora antes del comienzo de la función).

La historia es aquella historia: la de una niña que, junto a su perro, emprende un camino que la lleva a enfrentarse con todo tipo de situaciones y personajes, en un mundo de fantasía, hasta descubrir que aquello que tanto buscaba finalmente estaba muy cerca, en su corazón y entre los suyos. En esta versión, en el camino aparecerán los Bomberos Voluntarios de La Boca con un simpático carro y habrá mucha murga y circo, con las destrezas que también aprenden los chicos en los talleres de Catalinas Sur. Durante toda la función, los actores de entre 6 y 14 años actúan, bailan y cantan –mucho y muy bien–, y además hay una banda en vivo integrada por Mauro Mascareño (director musical del espectáculo), Damián Flores, Agustín Yannicelli y Gabriel Martín; estos últimos, padres de actores participantes.

“Hasta ese punto están involucradas las familias en todo el proceso. Catalinas Sur siempre trabaja con la comunidad y esto sería imposible sin el trabajo de los padres. Siempre decimos que no es una actividad de niños sino de toda la familia, porque todos son parte de los ensayos, colaboran en la realización, con el vestuario, ponen los telones. Esto es teatro comunitario y ese armado colectivo es parte de la cuestión”, define Mouriño, quien trabaja en este proyecto desde 2012, inspirada en parte por su experiencia en la compañía de teatro infantil La Colmenita de Cuba, donde estuvo formándose.

El Grupo de Teatro Catalinas Sur es todo un logro de teatro comunitario de marca propia, con 31 años de trabajo y una fuerza identitaria y de construcción colectiva que aparece en cada rincón de su Galpón de La Boca, donde se realiza. El grupo teatral “de adultos” es reconocido por su obra El fulgor argentino (que sigue en cartel, los viernes y sábados a las 22), donde Mouriño también actúa y es asistente de dirección. “Trabajábamos en teatro de vecinos con todas las edades, y soñábamos con la posibilidad de trabajar con los niños exclusivamente”, cuenta la directora. A partir de los talleres para niños y adolescentes que empezaron a dictar, se inició un camino que se muestra, en parte, en este espectáculo. Ya sin apoyo alguno del Estado –que este año les quitó los programas de financiamiento para la realización de los talleres y de los espectáculos–, el grupo sigue trabajando con la fuerza autogestiva que le dio origen, y así lo explican sus integrantes al momento de pasar la gorra, tras el celebrado final del espectáculo.

“Me enorgullezco de que los niños puedan construir un ‘nosotros’ en una sociedad tan individualista”, evalúa Mouriño en un balance de lo logrado. “Acá hay chicos que llegaron sin poder hablar, y hoy están diciendo un texto en escena, porque otros los ayudaron y los integraron. Los más grandes cuidan a los más chiquitos, los ayudan en el proceso, son como padrinos. Hemos visto cómo se desactiva ese código de violencia que traen de afuera los pibes: vienen acá porque quieren hacer teatro, juntarse con amigos, y eso les permite otro juego. No vienen porque quieren ser famosos, no estamos construyendo eso. Creo que eso se nota en el espectáculo, y los niños que vienen a verlo se identifican. Transformarle un poquito la realidad a un niño es algo maravilloso”.