Los insospechados caminos de la vida hacen que muchos deseos, proyectos e inquietudes se vean postergados una y otra vez. En ocasiones, esas cuentas pendientes nunca llegan a saldarse, como subrayados en tinta roja e indeleble que atormentan por siempre a quienes las cargan. Otras veces, la concreción del proyecto añorado tarda –mucho más de lo que se quisiera– pero llega. Y en ese momento la satisfacción de lo logrado se resignifica. Algo de eso pasará hoy por la cabeza y el corazón de Gastón Pauls, el actor, conductor y ex productor que esta noche, desde las 21, debutará en la radio con programa propio. Con Mi otro yo, el ciclo que se emitirá todos los viernes a las 21 por Radio Del Plata, Pauls comenzará a saldar una vieja cuenta personal, pendiente desde hacía dos décadas. “Desde mucho antes de hacer TV yo ya quería hacer radio”, le cuenta el actor a Página/12. “Me atraía mucho más que la TV o el cine, por el hecho de que era un medio a través del cual podía vencer mi timidez, una suerte de salvaguardia que me permitía no mostrar mi rostro”, explica.

La prueba de que sus palabras no parecen ser dichas para la ocasión la da el hecho de que 20 años atrás, cuando ni siquiera había irrumpido masivamente en la TV como galán de Montaña rusa (1994-95), un joven Pauls le presentó a Gloria López Lecube, fundadora de La Isla (FM 89.9), un piloto de un programa. “Recuerdo que se llamaba Teatro mágico y fui muy entusiasmado, pero no le interesó”, detalla el protagonista de Iluminados por el fuego. “Desde entonces –agrega–, me quedó en el tintero la idea de hacer radio. Porque inmediatamente después empecé a hacer tele y la imagen comenzó a tener una preponderancia en mi vida. Pero en todos estos años nunca dejé de preguntarme en dónde había quedado mi otro yo, aquel que siempre quiso hacer radio. Y cuando supe que Claudio (Villarruel) se había hecho cargo del manejo artístico de la radio, no dudé en llamarlo y proponerle abrir este humilde espacio.”

De formato semanal, Mi otro yo será un programa acorde a la búsqueda humana que Pauls persiguió cada vez que se corrió del lugar de actor. Ya sea como cronista de Ser urbano o de Humanos en el camino en TV, o al frente de la ONG Casa de la Cultura de la Calle, su interés siempre estuvo volcado en conocer al otro, como una manera de conocerse a sí mismo. “Intentaré construir un espacio relajado en el cual poder hablar de temas humanos que me interesan tratar, con invitados, entrevistas y música de mi discoteca personal. Siento que la radio es un refugio personal en el cual podré mostrar una parte mía, lo que me hace sentir tranquilo y seguro a la hora de dar mis primeros pasos en un medio que desconozco”, señala.

–¿La actualidad, entonces, no va a ser un eje del programa?

–No va a ser un programa que aborde la actualidad, aunque a veces se cuele irremediablemente. La idea es charlar sobre diversos aspectos de lo que nos pasa como humanos, pero desde la posición del analista. No tengo ganas de ser un opinólogo, no me interesa emitir juicios sobre casi todas las cosas que pasan, por eso no va a estar presente la actualidad. Me desvela más conocer al otro que analizar la coyuntura periodística.

–Para eso, la noche resulta un momento ideal.

–Lo bueno de hacer un ciclo de radio a la noche es que no te exige un ritmo vertiginoso, sino que hay tiempo para que fluya el pensamiento, los sentimientos y las ideas. El programa es la entrada relajada al fin de semana para los que son como yo, con cuarenta años y dos hijos, y ya no pensamos en salir a bailar sino en disfrutar de otras cosas. A mí me pasa, cuando pongo la radio, que tengo ganas de escuchar ciertos silencios, en ciertos momentos. En la radio de hoy no hay una sola pausa. Eso a mí, como oyente, me marea un poco. Ojalá pueda sumarme a la franja de programación de la noche de Del Plata con (Tom) Lupo y después con (Alejandro) Dolina.

–Usted supo conducir en TV distintos programas de corte periodístico. ¿Qué herramientas nuevas piensa encontrar en la radio?

–Hay algo que aprendí haciendo Ser urbano, Humanos en el camino o el canal Encuentro, y es que para la TV la palabra es tan importante como la imagen. Eran programas en los que desde la honestidad había que mostrar a quienes estaban abriendo su corazón, limpiando el sonido de la musicalización de pianito que el periodismo suele sumar para forzar la emoción. Lo interesante de la radio es que la palabra es lo único que cuenta. Me entusiasma ese encuentro mágico entre las palabras y la imagen que el oyente construye con lo que está escuchando. En la radio el oyente crea su propia imagen. La fuerza de la palabra, del diálogo, como medio para estimular el imaginario de cada persona es maravillosa.

–Mi otro yo tiene la pretensión de correrse de la agenda mediática y contar ese otro lado de las cosas. De alguna manera, ese concepto también formó parte de Todos contra Juan, la ficción que protagonizó y produjo, aunque relacionado a la impostura de la industria televisiva. ¿Tiene una obsesión con la temática?

–Puede que sea una obsesión patológica. Me interesa el humano como complejidad. Voy a intentar que en el programa los invitados cuenten cosas que no fueron contadas. Esa es la búsqueda y para eso va a ser necesario crear un clima que sea más cercano al de la realidad que al de los medios. El invitado sabe que está en un medio y tal vez no tiene ganas de contar alguna intimidad. Me encantaría poder mostrar ese otro lado. Por ejemplo, tenemos una grabación con (Guillermo) Francella en la que dice que le encanta estar en su casa haciendo nada, disfrutando del ocio. Me interesa desarmar las imágenes públicas.

–El hecho de que en Mi otro yo no estará mediatizado por la imagen, ¿le permitirá mostrar una faceta más personal?

–Mi orgullo es que mi mujer y mis amigos cuando me ven están viendo a la persona que conocen, no a otra. Equivocado o no, yo intento ser lo más puro posible cuando estoy en los medios. Ojalá en la radio pueda descubrir algo más de mí, a la vez que pueda ayudar a que los oyentes o los invitados puedan también conocerse desde otro lugar.