Se dice, con certeza, que la radio es un medio tan mágico como imprescindible. Que su característica puramente oral la vuelve una usina de viajeras imágenes mentales, tantas como oyentes están por allí, del otro lado, dejándose llevar –mágica e inevitablemente– por la melodía de una canción o la ajustada narración de cualquier historia en la voz de un conductor o locutor. La radio es un estímulo único, incomparable, para las imaginaciones inquietas. Con una puesta intimista, propia del lenguaje al que se propone echar luz, el martes se estrena en Canal Encuentro la segunda temporada de Los locos de la azotea, el ciclo que hace foco en un medio que nunca dejará de ser la más fiel compañía. Esta segunda temporada, que se emitirá los martes a las 21.30, seguirá indagando por los pasillos y los estudios radiofónicos, a la búsqueda –siempre inconclusa, nunca infructuosa– de conocer sus secretos y comprender su poderosa presencia cotidiana a partir de los testimonios de quienes la realizan a diario. Con pasión y profesionalismo.

“Es la misma búsqueda que en el primer ciclo, con igual formato, aunque hay algunas novedades”, explica a Página/12 Eduardo Aliverti, el conductor del ciclo, con el conocimiento de causa que le otorga su extensa trayectoria en el éter. “Digamos que equipo que gana no se toca, y lo expreso con mucho orgullo, porque nosotros mismos estamos sorprendidos de la repercusión que tuvo el primer ciclo. Reconozco haberme asombrado, en alguna medida, por la cantidad y variedad de gente que ve Encuentro, en todo el país. Una cosa es que te lo cuenten, que lo sepas de antemano, y otra es vivenciarlo con los comentarios constantes de taxistas, empleados de comercio, trabajadores de limpieza en los aeropuertos, montones de gente que te ve por la calle y te dice ‘muy bueno lo de la radio por la tele’. Creo que en esta frase está el secreto”, arriesga el conductor de Marca de radio, en La Red (sábados de 10 a 13), y de Decime quién sos vos, en Radio Nacional (domingos a las 10), y director de la Escuela Terciaria de Estudios Radiofónicos (ETER).

Articulando la opinión de trabajadores consagrados del medio de ayer y de hoy, con figuras jóvenes sin reconocimiento masivo, pero fundamentales a la hora de darle sonoridad al éter, Los locos de la azotea II indagará en esta temporada hipótesis sobre el futuro de la radio y abriéndoles el micrófono a confidencias sobre cómo se trata la información o cómo se produce un programa, poniendo cada temática en contextos históricos acompañados por un indispensable material de archivo. Para Aliverti, el formato del programa fue fundamental para abordar el detrás de escena de un medio sin desnudarlo ni entrometerse por la fuerza. “Soy el conductor, pero no miro a la cámara: es la cámara lo que invariablemente me sigue a mí y al invitado. Es la tele que se mete en la radio sin pretensiones de invadirla con sus tics de vértigo. Es la tele respetando a la radio en absolutamente todo. Tengo claro que el contenido juega un rol clave, pero también que, sin este formato, no provocaría el mismo impacto. La sensación es que, por fin, la radio puede verse tal cual es”, subraya.

En el segundo año de Los locos... se le dará, entre alguna de sus novedades, un mayor espacio cuantitativo y conceptual a la radio del interior del país, que suele ser olvidada por los trabajos que se aproximan al medio. “Van a llevarse unas sorpresas muy grandes –señala el locutor y conductor– quienes vean esta segunda temporada. Y tengo la certeza de que no se nos escapó nada, a la hora de mostrar una totalidad radiofónica argentina. Por supuesto, el universo de la radio es tan vasto que harían falta, no sé, tres o cuatro ciclos más. Por lo pronto, todavía no se estrenó esta segunda parte y ya estamos craneando la tercera.”

La nueva temporada abordará diferentes profesionales y temáticas propias de la radio, con la dirección de cámaras de Pablo Milstein (Fragmentos de una búsqueda, Sol de noche, Malajunta). El primer capítulo, que se emitirá el martes, se centra en los conductores, con la participación de Mario Pergolini y Omar Cerasuolo. Luego le seguirán, por orden de aparición, “Musicalizadores” (con Bobby Flores y Daniel Grinbank), “La palabra” (Ariel Scher y Alejandro Dolina), “Opinión” (María O’Donnell y Román Lejtman), “Conductoras” (Liliana Daunes y Julia Bowland), “Productores” (Diego Scott y Arturo Cavallo), “Locutoras” (Julieta Pink y Rina Morán), “Identidad” (Alfredo Norniella y Blanca Rébori), “Locutores” (Jorge Marzetti y Martín Wullich), “Radio nacional” (Julio Rudman y Oscar Martínez Zemborain), “Independientes” (Quique Pesoa y Liliana Belforte), “Entrevistas” (Matías Martin y Jorge Halperín), y un último de título e invitados sorpresas.

“Acepto emocionado haberme encontrado con gente radiofónica de una estatura de la que, hasta entrevistarla para Los locos... y registrar profundamente su laburo, capaz que no dimensionaba”, reconoce Aliverti. “El Chacho Marzetti, que hace pila de años trabaja en Córdoba, tiene un nivel de intimismo narrativo equiparable al del Negro Guerrero. Julio Rudman, mendocino, te sacude con su claridad, con la convicción que porta su voz. Alfredo Norniella, el chaqueño, te trasunta admiración por el modo en que viene remándola hace años y años. Y además de eso, Bobby Flores se regala como nunca lo escuché ni lo vi. Pergolini, otro tanto. Y van a encontrar una Julieta Pink que se sale de su rol de muy buena animadora de FM para ratificar que es una mina sin maquillaje. Lo mismo Matías Martin en su carácter de entrevistador. O la ternura de la Daunes. Y si es por anécdotas o relatos, creo que me quedo con cualquiera del Quique Pesoa”, adelanta el locutor.