Sábado, 10 de febrero de 2007 | Hoy
RADIO › JUAN PABLO VARSKY, EL PROGRAMA “NO SOMOS NADIE” Y LAS POSIBILIDADES MAS ALLA DEL PERIODISMO DE DEPORTES
“Abrirme a la realidad y actualidad política, social y económica fue un cambio que venía masticando desde hacía algunos meses”, dice el periodista, que de todos modos se resiste a ponerse en un lugar de haber “superado” una etapa y remarca que la elección es “un privilegio”.
Por Emanuel Respighi
Integrante de la generación de adolescentes que durante el comienzo de los ’90 creció con el boom del periodismo deportivo –explosión de la TV por cable y medios gráficos especializados mediante–, Juan Pablo Varsky se convirtió en uno de los pocos referentes del rubro surgidos en aquellos vertiginosos años que construyó una carrera tan sólida como respetada, tanto por sus colegas como por el público en general. Luego de pasar por la producción del extinto VCC y Telefé, ser columnista deportivo de varios ciclos radiales, llegar a la TV como conductor de TN Deportivo, consolidarse como comentarista de transmisiones de partidos de fútbol de las cadenas PSN y FOX Sports, cubrir varios mundiales de fútbol y llegar a ser la voz de apertura y uno de los comentaristas principales de Fútbol de Primera (ver aparte), parecía que el futuro de Varsky estaba destinado al área deportiva. Sin embargo, a los 36 años, Varsky decidió gambetear al destino y encarar hacia nuevos rumbos, como conductor de No somos nadie, un ciclo de interés general y actualidad que acaba de comenzar en FM Aspen (102.3), de lunes a viernes, de 7 a 10 de la mañana. “Necesitaba darle un giro a mi carrera”, explica, con la simpleza que lo caracteriza.
Lo de Varsky y su apertura profesional no surgió de la noche a la mañana. Su deseo por analizar e interpretar algo más que un gol en un partido de fútbol, o un polémico penal cobrado, lo venía madurando desde hacía tiempo. “Abrirme a la realidad y actualidad política, social y económica fue un cambio que venía masticando desde hacía algunos meses”, cuenta a Página/12. “Sentía que en el Mundial de Fútbol de Alemania había terminado una etapa como periodista deportivo puro. El primer paso fue dejar el noticiero deportivo en Fox Sports. Luego comencé a ser más selectivo a la hora de comentar los partidos en Fox Sports de la Copa Sudamericana, porque ya no me interesaba la cantidad sino tratar de no saturarme tanto de fútbol, y sí el salto definitivo con el programa de radio”, detalla, seguro de la decisión tomada.
En No somos nadie, Varsky no sólo muestra las dotes necesarias para llevar adelante un programa en el prime time radiofónico. También se le advierte cierto conocimiento de causa (“sentido común”, dirá él) al hablar sobre temas económicos o políticos. No es para menos: antes de dedicarse al periodismo deportivo, el treintañero con cara y lentes de nerd estudió Ciencias Económicas y Ciencias Políticas en la UBA, inmediatamente después de haber egresado del secundario. “Estudié dos años y medio económicas y dos años políticas”, dice. ¿Y cómo derivó en periodista deportivo, entonces? “Lo que pasa es que mientras estudiaba, trabajaba en la producción deportiva del cable VCC. Y cuando el laburo en VCC me saturó, tuve que optar. Bah, en realidad, yo quería optar”, confiesa. Una larga mononucleosis fue la manifestación corporal que lo llevó a dejar los estudios, pese a que su familia se oponía. “De la dificultad de contarles a mis viejos que iba a dejar la facultad y me iba a dedicar al periodismo deportivo conservo la experiencia de llevar dieciséis años de terapia ininterrumpida”, dispara.
–¿Este cambio de timón en su carrera responde más a una necesidad profesional o personal?
–Las dos cosas. Sentía que me estaba encapsulando dentro de la burbuja del periodismo deportivo. El problema fue que tampoco quería salir abruptamente, quería seguir en contacto con el periodismo deportivo pero que eso no fuera lo único. Tenía la necesidad de afrontar otras cosas. A mí siempre me gustaron la economía y la política. No descubrí ahora que existía otra actualidad fuera del deporte. La tenía incorporada. La diferencia es que ahora la expreso en un programa de radio.
–¿Y por qué el Mundial de Alemania fue el quiebre necesario para dar el salto?
–Porque tuve una relación muy intensa con el Mundial de Alemania: todos los días escribí una columna para La Nación, tenía un programa en Fox Sports diario en la madrugada, comenté muchos partidos para DirecTV y además tenía el programa de radio en Spika, sumado a un compromiso comercial con Personal de grabar un minuto por día con una camarita. Fue muy desgastante, aunque profesionalmente fue muy rico. Era la despedida ideal para terminar con ese vínculo que tenía con el periodismo deportivo. Ahora quiero ser más selectivo, y no estar tan en la diaria del periodismo deportivo.
–¿Pero es consciente de que la posibilidad de ser selectivo con lo que uno hace es el deseo de muchos, pero el privilegio de pocos?
–Disfruto de ese privilegio. Lo hago porque puedo hacerlo. Sé que no todos tienen esa posibilidad. Lo agradezco y trato de justificar ese privilegio que me dan rompiéndome el alma laburando.
–Con su desembarco a la mañana en la radio con un ciclo de interés general está rompiendo con la idea extendida de que el periodista deportivo sólo habla y vive por el fútbol...
–El impulso y las inquietudes están dentro de cada uno. Creo que todos los periodistas deportivos tenemos un momento en que nos enfrentamos a dos caminos: o seguir en la autopista del periodismo deportivo o buscar otra alternativa. Y yo preferí optar por enfrentarme a este desafío. Seguir en el periodismo deportivo no te genera el temor a lo desconocido, era seguir en la cómoda. En cambio, política y economía son áreas nuevas.
–¿Más complejas, también?
–No sé, cualquier área requiere de esfuerzo y conocimiento. A lo mejor, hay que ver si uno tiene ganas de interpretar el índice inflacionario del Indec como analizar un partido de fútbol. Hay que tener ganas para eso. Y a mí me sobran las ganas. Después, hay que tener la oportunidad y las posibilidades de hacerlo.
–De hecho, hay numerosos casos de periodistas deportivos que luego ampliaron su campo y se destacaron en otros géneros periodísticos.
–Nelson Castro comenzó como periodista deportivo, Adrián Paenza también, Néstor Ibarra... No creo ser el único periodista deportivo con inquietudes que van más allá de una pelota.
–Suena como una crítica al periodismo deportivo local...
–Estoy feliz de ser periodista deportivo. El periodismo deportivo, bien ejercido, supone cultura, conocimiento, practicidad, espontaneidad, concentración y mucho estudio: no es fácil comentar una carrera en un Juego Olímpico de 100 metros llanos, o una regata. Pero a mí me pasó que fui al Mundial a cerrar una etapa y abrir otra que en este momento me resulta tanto o más interesante.
–Aún comenta algunos partidos en Fox Sports y en Fútbol de Primera. ¿Esta etapa supone un alejamiento a corto o mediano plazo del periodismo deportivo?
–No es que inmediatamente voy a comenzar de lleno en la otra etapa. Pero que voy a empezar a hacer lo que dependa de mí para poder hablar y opinar de otras áreas de interés, no tengo dudas. Pero ojo: yo me quiero ir a los Juegos Olímpicos, a los Mundiales... Como los tenistas: quiero elegir los grandes torneos para jugar. Muchos me podrán decir: ¿quién se cree que es? Pero es mi postura, una elección, hoy en día. Habrá que ver, después, si lo puedo hacer o no. Me interesa tener una relación más distante con el deporte y no tan cotidiana.
–¿Por qué?
–Porque la cotidianidad deportiva te desgasta, aun cuando uno no pierda nunca el amor por el deporte, tanto para verlo como para jugarlo. No hay noticias deportivas todos los días.
–Y cada vez hay más espacio para llenar con noticias deportivas. De los ’90 para acá, la oferta televisiva, gráfica y radiofónica relacionada con el deporte se incrementó considerablemente.
–Hubo una expansión de medios dedicada a la cobertura deportiva muy grande en los ’90, con los canales de cable, la transmisión de los partidos, diarios, revistas y audiciones de radio. Ese crecimiento de medios dedicados al deporte supuso también incorporación de periodistas. Y no había tantos, bien formados y capacitados como para llenar todos los espacios. Se recurrió a las escuelas de periodismo. Ese rápido acceso al primer trabajo en los medios en los ’90 hoy genera la ilusión de egresar y automáticamente conseguir un trabajo. Hoy hay casi tantos periodistas deportivos frustrados por no conseguir un trabajo como hinchas de fútbol. Al periodismo deportivo de los ’90 le faltó implementar un control de calidad, con gerentes editoriales que pudieran formar a los chicos. Creo que TN solamente logró eso. Más que preocupación por formar a los chicos, en los ’90 hubo preocupación por ocupar puestos vacantes como fuera. Otra herencia de la década...
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