Luego de cuatro años de gestión a cargo de la dirección de Radio Nacional, la periodista Mona Moncalvillo renunció a la emisora estatal argumentando razones personales. “El tema –explicó a Página/12– es que yo creo que hay tareas que tienen un plazo, y yo lo había fijado. Hace cuatro meses que estoy advirtiendo que me quería ir, pero luego hubo información mal intencionada que decía que estaba atrincherada en mi despacho. Y fue exactamente al revés: no querían que me fuera; me pedían que terminara la gestión. A mí no me da más el cuero para hacerlo con la dedicación plena que creo que la tarea necesita.”

“Soy muy crítica conmigo misma, pero puedo decir que conseguimos muchas cosas para un personal olvidado –evalúa–, que hoy se ha convertido en una referencia para el mercado de trabajo con sueldos de dos mil pesos. Había más de 400 personas sin efectivizar y hoy son trabajadores con todos sus derechos reconocidos.” Todavía no se ha hecho un anuncio oficial sobre su reemplazante, pero el nombre de Eduardo García Caffi –actual asesor de la Secretaría de Medios y ex secretario de Cultura de la Ciudad de Buenos Aires durante la gestión de Jorge Domínguez– suena como el candidato más firme a ocupar el puesto. Para Moncalvillo, todavía no se pueden anticipar impresiones sobre un nombre determinado, pero espera “que sea una continuidad de la gestión comenzada”. Acerca de un balance de su gestión en la emisora estatal, destaca las medidas tomadas para regularizar al personal y mejorar las condiciones de trabajo. “Se cambió el transmisor de LR1; la radio recuperó los 100 KW de potencia; se arreglaron emisoras del interior que estaban destruidas. Y todo con un presupuesto muy chico, que cubre poco más que los salarios.”

–¿Qué significa “el desgaste” sufrido?

–Hace cuatro meses hice el planteo de que la tarea me insumía demasiadas horas de trabajo; terminaba destruida. Tenía a cargo a casi mil personas, lo que significa conflictos, problemas, necesidades. Yo me involucro mucho, asumo responsabilidades muy fuertes. No me había tomado más de una semana de vacaciones. Entonces, me propusieron seguir con Las cuarenta (el ciclo que conduce de lunes a viernes al mediodía).

–¿Qué cree que aportó en el plano de los contenidos?

–Aposté a una programación abierta y pluralista, de buena calidad. No bien entré convoqué a Héctor Larrea, a quien quería todo el mundo, y hoy su programa es el que tiene más audiencia en la radio. Otra conductora no tan conocida e igualmente valiosa es Miriam Lewin, que nunca había tenido un rol destacado en radio y hoy está asentada. Y lo mismo sucedió con David (Coco) Blaustein. Privilegiamos lo nacional, no lo de Buenos Aires. Es fácil declamarlo y no hacerlo.

De las cuentas pendientes, Moncalvillo encararía una reforma de la operatoria interna de la radio, distribuyendo “mejor” el trabajo de las gerencias. Mirando hacia atrás, en relación con el levantamiento del programa Esto que pasa, de Pepe Eliaschev, tan sonoro durante su gestión, opina que el periodista “quiso pegar a alguien y yo fui Satanás. Pero ¿cómo puede alguien, conociéndome, creer que puedo coartarle la expresión a alguien?”. Y sobre su futuro inmediato, por el momento confirma la continuidad de Las cuarenta, sin cambios de rumbo. “Seguiremos tratando problemáticas –dice– que, a veces, en la ciudad de Buenos Aires no tienen ninguna resonancia pero que en las provincias son cruciales.”