Ludmila Pagliero no les teme a los riesgos ni a los cambios ni a los desafíos. Todo lo contrario. Al egresar del Instituto Superior de Arte del Teatro Colón y con sólo dieciséis años, aceptó una invitación para integrar el Ballet de Santiago de Chile, donde devino bailarina solista. Luego, tras recibir la medalla de plata en el Concurso Internacional de Ballet de Nueva York, le ofrecieron un contrato de un año en el American Ballet Theatre, la prestigiosa compañía que dirigió Baryshnikov e integró Julio Bocca. Pero rechazó la oferta, más atraída por ir a Europa, donde otro contrato de sólo tres meses le permitía ser bailarina de refuerzo en el Ballet de la Opéra Nationale de Paris. Y en esa mítica compañía está desde entonces, donde acaba de ser nombrada étoile. Sobre la actuación del 22 de marzo pasado, cuando encarnó el personaje principal en el ballet clásico La bayadera, ambientado en la India y con coreografía de Rudolf Nureyev, Ludmila cuenta: “Fue inesperado. Las circunstancias hicieron que no tenga ni tiempo para pensar en que me podrían nombrar étoile. Desde la mañana en la que me propusieron hacer el rol, a la noche siguiente, del 22 de marzo, cuando bailé, todo sucedió muy rápido. Lo más importante para mí era poder asegurar un rol que había hecho por última vez dos años antes. Y cuando terminó la función y salió a escena la directora de la compañía y me nombró étoile, me dije a mí misma: ‘¡Escuchá bien porque esto sucede una sola vez en tu vida!’”.