Lunes, 21 de septiembre de 2015 | Hoy
DANZA › PRIMER ENCUENTRO DE DANZA E INTEGRACIóN LATINOAMERICANA
Desde hoy hasta el próximo sábado, compañías de Venezuela, Colombia, Uruguay y Estados Unidos, además de varios ballets nacionales, participarán de este encuentro con entrada gratuita que propone integrar a artistas con discapacidades.
Por Andrés Valenzuela
“Anoche llegaron los venezolanos y me muero de ganas de ir a saludarlos”, cuenta Mariana Chillutti. Los venezolanos de quienes habla son los del grupo AM - Habilidades Mixtas, una compañía de danza que integra bailarines con y sin discapacidades, que llegaron al país para participar del Primer Encuentro de Danza e Integración Latinoamericana, que dirige la propia Chillutti. El Encuentro se realizará en el Centro Cultural Néstor Kirchner (Sarmiento 151), en el Espacio de la Memoria y los Derechos Humanos (Av. del Libertadora 8151, ex ESMA) y en la Casa de la Cultura Popular de Barracas (Av. Iriarte 3500). El CCNK y el Espacio de la Memoria concentrarán la mayoría de los talleres y mesas redondas, mientras que la Casa de la Cultura Popular de Barracas albergará casi todas las funciones. Además de la compañía venezolana participarán grupos de Colombia, Uruguay y Estados Unidos, además de varios ballets nacionales. Durante las seis jornadas que comprenden al evento habrá talleres, encuentros de reflexión, exposiciones, performances, proyecciones y, claro, funciones.
“Hace dos años hicimos un encuentro rioplatense de danza y vino una compañía de Uruguay”, recuerda Chillutti. “Fue una experiencia hermosa, convocamos un montón de gente y dijimos: ¿por qué no ir agrandándolo?”. La directora del Encuentro recuerda que se dieron cuenta de que en eventos de este tipo, presentarse ampliaba la llegada y permitía “ocupar otro lugar de concientización, mucho más comprometido con lo social”. “Nos dieron un apoyo enorme el Conadis, el Ministerio de Desarrollo Social y otros organismos”, destaca. En el proceso, además, se amplió el panorama de los grupos que se dedicaban a unir danza e integración. “Dedicarte a esto cuesta tanto que a veces uno piensa que es el único en esto, no levantás la mirada y no ves qué más hay”, reflexiona Chillutti. “Pero uno tiene una concepción de la vida distinta a la del ombligo y así empezamos a ver que hay un montón de cosas que sí existen, no somos los únicos y quisimos convocarlos”.
–¿Cuál es el estado de situación de la danza que busca la integración en Argentina?
–En danza que contempla las personas con discapacidad por suerte hay varios proyectos. En la Universidad Nacional de las Artes, por ejemplo, hay un proyecto de danza integradora que tiene una antigüedad de más de 12 años, muy interesante. Hay en Neuquén. Está viniendo gente de San Juan, de Bariloche. Hay como cuatro o cinco compañías que vienen al Encuentro. Creo que estamos en una situación en que se está empezando a construir y plantar bandera. Todos tienen raíces como para brotar y florecer.
–¿Tienen conflictos y obstáculos comunes?
–Los obstáculos aparecen más cuando uno empieza a articular hacia el afuera, porque el que se acerca ya tiene parte del camino recorrido. Ya el solo hecho de acercarte, te da la posibilidad de haber dicho “esto existe, esto sucede”. Los obstáculos son a trabajar: inaccesibilidad de todos los espacios culturales. Pensar un espacio para personas con discapacidad casi no existe. Los hay, pero no son la mayoría. Los traslados, los tiempos, los costos que manejamos. Es mucho.
–¿Cómo trabajan las compañías la puesta de estas obras?
–Supongo que igual que cualquier otra experiencia artística. En la compañía Danza sin Fronteras, trabajamos desde lo sensorial, desde la necesidad de cada persona y el encuentro con el otro. Con técnicas de autoconocimiento, con improvisación. Me parece que el hecho artístico surge desde lo humano. Está muy naturalizado en nosotros este hacer.
–Antes hablaba de obstáculos de infraestructura, ¿los hay también desde lo artístico?
–Para los bailarines que no tienen ninguna discapacidad, el primer obstáculo es el ¿qué hago? Al comienzo se plantean que van a ayudar a otro con una discapacidad, pero todos devuelven que fueron más contenidos, más ayudados por las personas con discapacidad que ellos hacia los otros.
–¿Por qué pasa eso?
–Porque uno se cree que es un ser completo. Por toda una concepción de la modernidad, que si tenés brazos, piernas, respondés a la norma perfectamente, sos un ser completo. Y no te das cuenta de la gran o pequeña discapacidad que quizás tenés en otras áreas, que tenemos todos como desafíos. Hay discapacidades emocionales, sociales. Entonces vos, que te ves como un ser completo, te encontrás con una persona en silla de ruedas y pensás “¿cómo lo ayudo?”. ¿Pero por qué no es que podemos ayudarnos mutuamente?
–El programa del Encuentro está recorrido por la idea de sanación, no física sino emocional.
–Sí, claro. Es una sanación que tiene que ver con reconocernos humanos y acercarnos a cada acción desde la amorosidad. Por ahí pasa. Un abrazo o una mirada a los ojos de otra persona te ayudan tanto, dan tanta fortaleza. Y uno no se detiene en la mirada del otro.
–¿Qué aspiran a generar en el público?
–Queremos transmitir la naturalización con que vivimos cada situación. Sabemos que la gente cuando ve un espectáculo pasa por una situación humana, pero no natural. Es mucha emoción, se desborda. No todos, pero la gran mayoría sale totalmente conmovido. Te sorprende cuando es algo sumamente natural. Entonces poder naturalizar estas prácticas en lo cotidiano sería maravilloso.
–El Encuentro es latinoamericano, ¿cómo está el sector en el resto del continente?
–Por lo que pude ver, hay muchos países con mucha ayuda a nivel gubernamental. De hecho creo que todos consiguieron los pasajes por esa vía. No sé si se pueden solventar con funciones, me parece que no. Pero forma parte de la complejidad latinoamericana, de las dificultades, pero también del resurgimiento, del decir “sí, puedo”. Uno repasa y vienen venezolanos, colombianos, uruguayos, norteamericanos. Mirá todo lo que hay. En el arte se mira mucho el Viejo Continente, ¿no? Pero nosotros somos, estamos siendo, hemos sido mutilados, pero no dejamos nunca de ser quienes somos, con nuestras raíces. Poder reflotar eso, ver el potencial que hay en Latinoamérica, es buenísimo. Igual creo que es algo que te voy a poder responder mejor el 27 de septiembre, después de que termine el Encuentro.
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