Cruzar la raya tiene costos enormes; se lo podría llamar el síndrome Abel Posse, un hombre que cuenta probablemente con un inquietante record de la democracia a esta parte. Reúne en su estantería personal, como pocas veces se ha visto, los adjetivos más nauseabundos: racista, misógino, autoritario, cavernícola, por enumerar apenas algunos. Esa raya delimita una endeble base de maquillaje que separa a la derecha cool, moderna, Pro (que con Mauricio Macri a la cabeza acuñó hasta el hartazgo el “va a estar bueno” mientras desmantelaba y cerraba varios centros culturales de la ciudad), de la derecha arcaica y salvaje que se presenta como defensora a ultranza de la dictadura militar y sus represores. El malestar crece entre los escritores que hace unos meses, cuando la incontinencia verbal del nuevo ministro de Educación no estaba en el horizonte inmediato, fueron convocados a participar de la tercera edición de la Noche de las Librerías, que comienza hoy a las 19 en el bar La Paz (Corrientes y Montevideo). Hernán Lombardi, ministro de Cultura, es probable que tenga que enfrentar el repudio, las críticas, los abucheos y silbatinas. A la provocación de nombrarlo a Posse se sumó, el miércoles pasado, el nombramiento como embajadora cultural de la ciudad a Nelly Arrieta de Blaquier, presidenta de la Asociación del Museo de Bellas Artes, hija y ex esposa de los responsables del Ingenio Ledesma, donde desaparecieron más de treinta trabajadores.

En voz baja, algunos se lamentan por el hecho de no haberse organizado para boicotear la Noche de las Librerías, destinada a fomentar la industria del libro, organizada por los Ministerios de Cultura y Desarrollo Económico del gobierno porteño. Que el boicot no se haya podido implementar a esta altura de diciembre quizá responda a múltiples factores: cierta falta de compromiso crítico, el cansancio acumulado y las fiestas conspiran contra una medida que hubiera sido ejemplar. Probablemente del puñado de invitados originales, de haber prosperado la iniciativa de no participar, sólo quedaría un núcleo duro macrista encabezado por Santiago Kovadloff y Graciela Aráoz, sorpresiva y flamante conversa desde la aprobación de la Pensión del Escritor y recientemente reelecta como presidenta de la SEA (Sociedad de Escritoras y Escritores de la Argentina). Lo cierto es que desde las 19 hasta la 1 de la madrugada, la avenida Corrientes, entre Callao y Talcahuano, permanecerá cortada al tránsito de vehículos; quince librerías extenderán su horario de atención al público con promociones especiales, habrá debates y charlas con Liniers, Carolina Aguirre, Miguel Rep, Noé Jitrik, Guillermo Martínez, Federico Jeanmaire y Kovadloff, un puñado de actividades destinadas a los más chicos, un segmento dedicado a la historieta, espectáculos, performances y lecturas en la calle.

Jitrik y Rep le confirman a Página/12 que piensan usar la tribuna para separar las aguas y que la participación no sea interpretada como consentimiento al gobierno de Macri y sus políticas culturales y educativas; aguas que por cierto se mezclan, que van juntas. “Posse es Macri”, dice Jitrik, que estuvo exiliado en México durante la dictadura militar. “Los espacios son nuestros, no de ellos, por eso voy a hablar, como está previsto, del panorama de la narrativa actual junto con mis colegas (Martínez y Jeanmaire)”. Claro que antes habrá que escuchar los cuestionamientos del escritor, poeta y crítico. Otros, en cambio, se bajaron de la programación porque afirman que hubo un antes y un después de las declaraciones de Posse en la ciudad. El escritor Eduardo Sacheri, guionista de El secreto de sus ojos, explica por qué no quiere asistir a la mesa sobre fútbol y literatura pautada. “Cuando me invitaron a participar de la Noche de las Librerías, acepté porque la considero una movida cultural digna de apoyo y participación. Y eso es así más allá de las diferencias que uno pueda tener con la administración de Macri. Pero los acontecimientos de los últimos días –me refiero a la designación de Posse, a las declaraciones que hizo a partir de su designación, y a la decisión de Macri de mantenerlo en su cargo–, me obligan a tomar distancia, para evitar que mi presencia en un evento cultural organizado por el gobierno de Macri pueda confundirse con aquiescencia hacia el personaje de Posse, su designación o sus dichos. En eso estuvimos de acuerdo con Ariel Scher y con Marcos González Cezer, con quienes íbamos a compartir la mesa y consensuamos desistir de nuestra presencia.”

Buenos Aires tiene más de 350 librerías; es la ciudad con mayor concentración de librerías de la región: una cada 6000 habitantes. Excelente performance para celebrar, vaya paradoja, en una ciudad que también tiene, desgraciadamente, al peor ministro de Educación de Latinoamérica.