Lunes, 21 de diciembre de 2009 | Hoy
CULTURA › LA NOCHE DE LAS LIBRERíAS, EN LA AVENIDA CORRIENTES
La actividad organizada por Cultura de la ciudad sufrió el contratiempo de la tormenta, que obligó a suspender actividades. Y padeció las críticas de los propios invitados –entre ellos Noé Jitrik, Guillermo Martínez, Rep y Saborido– a la designación de Abel Posse.
Por Silvina Friera
La lluvia ahuyenta a la especie humana de las calles. Pocos quieren mojarse, aunque el plan más o menos tentador consista en rumbear para Corrientes, lugar de citas por excelencia; una callecita que no es una más del montón. Al observar ese residuo de pereza que deja la tormenta justo a las siete de la tarde, daría la impresión de que es una avenida resignada a perder el protagonismo que supo capitalizar en manos de otras calles de San Telmo o Palermo. Sin embargo, aún resiste con una batería de bares –en La Giralda, para más datos, hay un reservorio de “bolches” de los años ’70 y ’80–, con un menú de teatro de revistas de primera y segunda división y con un mar de libros que invita a zarpar en un barco con destino incierto.
En la esquina de Montevideo, el emblemático y reciclado bar La Paz revela cómo ha cambiado el ecosistema de esta parte de la ciudad. Como si hubiera pasado el tsunami Abel Posse con tijeras, para encabezar su virulenta cruzada contra melenudos, rockeros, “zurditos”, “bolches” y “troskoleninistas”, ya no hay pelos largos ni barbas ni bigotes ni morrales. La apagadísima y prolija primera plana de la cultura macrista –con cara de velorio porque tuvieron que suspender actividades por la lluvia– inaugura la tercera edición de La Noche de las Librerías. Un profeta de esa acongojada delegación augura que “nos vamos a acordar todos de este sábado en el futuro”. Es cierto: no se equivocó, aunque el augurio se cumpla por otras razones. Posse lo hizo. Apura el trámite rápido e incómodo; su par en Educación le arruinó la esperada fiesta. La lluvia, en parte, se encargó del resto. El ministro de Cultura, Hernán Lombardi, dice que La Noche de las Librerías permite celebrar el libro “como icono de la búsqueda apasionada del saber y el conocimiento, como hecho constitutivo de la democracia de los argentinos”.
“Esta actividad vuelve a recuperar lo que fue Corrientes en los años ’60”, señala Horacio García, presidente de la Fundación El Libro. “Corrientes era una fiesta, parafraseando a Hemingway, porque podíamos encontrar todos los libros del mundo –recuerda–. Tenemos que mantener viva la tradición de los libreros, que son los promotores de la lectura, del libro.” Sin mucho fuego de artificio, en menos de veinte minutos se cumple con el formalismo de la apertura y algunos empiezan a patear las librerías y a husmear en las mesas y estanterías, como hace un señor cultor del look zaparrastroso, que en el Centro Cultural de la Cooperación está tan encorvado y concentrado sobre las páginas de un libro que no se entera de que el fotógrafo de Página/12 acaba de capturarlo con su cámara.
Muchos deciden subir los tres pisos del CCC hasta llegar a la sala donde hablarán Noé Jitrik, Guillermo Martínez y Federico Jeanmaire sobre el panorama de la literatura contemporánea argentina. La moderadora Cristina Mucci, conductora de Los siete locos aclara que el hecho de que estemos aquí no significa que apoyemos la política cultural y educativa del gobierno”. A continuación, Jitrik, como anticipó a Página/12, planta sus banderas. “Macri lo elige a Posse porque es el ideal de intelectual que tiene.” Jeanmaire sugiere que no es bueno renunciar a los pocos lugares en donde se puede hablar del trabajo de los artistas. “Lo que importa es que vuelva a la Argentina un discurso tan complicado y difícil de escuchar. Hay que despertar y decir basta. Como me invitaron a hablar de literatura, hablemos de literatura, si no gana él”, plantea el autor de Más liviano que el aire. “Yo fui docente durante muchos años –informa Martínez– y lamento que las primeras declaraciones de la persona a cargo del Ministerio de Educación sean en contra de los gremios docentes. Si algo bueno se puede rescatar de esto, es que muestra que la derecha existe. Durante mucho tiempo nos quisieron hacer creer que era una categoría que estaba en el olvido, que se podía reemplazar por algo más cool, pero cuando llega el momento de nombrar a los asesores, a los funcionarios, a los jefes de policía, al ministro de Educación, vemos que la derecha existe”.
“El humor de la calle Corrientes me hace acordar a ¡Más pinas que las gallutas! o a Vedettísima”, dispara la periodista Ingrid Beck de la revista Barcelona, moderadora de la charla sobre el humor en la calle Corrientes con Miguel Rep y Pedro Saborido. “Cuando pienso en el humor de la calle Corrientes se me aparece un Nito Artaza gigante”, admite el productor y guionista de Peter Capusotto y sus videos. La primera versión de esa calle que tiene Rep es de Buenos Aires en camiseta, de Calé, “una Corrientes que no era solamente el teatro de revistas, que no siempre fue Tristán”, aclara. “El teatro de revistas era Tato Bores haciendo humor político, cómicos que decían ciertas cosas que en otros medios no podían decir. La avenida Corrientes tiene muchos transeúntes distintos. En los ’70, si vos ibas al café La Paz, al Ramos o a Pernambuco, te encontrabas con situaciones humorísticas involuntarias. Se cagaban a trompadas, se peleaban, se tiraban con el café. He visto cosas muy graciosas que pasaban en una avenida muy freak”, bosqueja Rep.
Saborido revela que meditó sobre un asunto trascendental. “Por qué había ‘bolches’ en Corrientes, por qué no se juntaban en otros lados. Nuestras expediciones eran a la calle Corrientes; no era para ver bolcheviques, aunque los veíamos, porque también nosotros éramos medio ‘bolches’. Uno se sentía distinto tomando un café en La Paz. Me queda pendiente pensar por qué si uno va a La Giralda ve bolcheviques de los años ’70 y ’80, como si hubieran hecho un casting para conservarlos en un bar –ironiza–. Cuál habrá sido el primer bolchevique que vino y que hizo que se fueran sumando los otros.” A esta altura del partido algunos tienen acalambrado el estómago de tanto reírse. Rep insiste en que había mucho humor cínico, inteligente, casi de avanzada en los bares. “¿El humor de la calle Corrientes ahora está en Palermo?”, quiere saber Beck. “Me pregunto por qué Calma Chicha la pusieron en Palermo, por qué los negocios medio fashion están en Palermo. No he palpado un humor de Palermo, pero sí podemos hacer humor con Palermo Soho, Queens y los distintos Palermos que se irán sumando hasta llegar a Mataderos, que se llamará Palermo Killer”, responde Saborido.
“Había mucho humor en la calle Corrientes porque la gente se sentaba a hablar y a perder el tiempo”, plantea el guionista y productor. “Corrientes era una avenida marginal, el poder estaba afuera y la podías ver críticamente –opina Rep–. Hoy ya no es lo mismo: La Noche de las Librerías la organiza Macri.”
Saborido: –Porque no le queda otra...
Beck: –Los porteños lo votaron a Macri. No nos reímos ahora, ¿no?
Facundo, de Carta Abierta, pide la palabra. “Desde que llegaron están contra Macri; no sé si sienten culpa de tener al gobierno de la ciudad detrás –sugiere el joven–. ¿No creen que ahora pueden decir ‘este zurdito de Macri’ porque pone a Saborido y a Rep en el local del Partido Comunista?; ¿no creen que Macri usa esta cosa del antiestigma, antiestigmatizar?”, trata de avanzar mientras la lengua se le traba y Rep aprovecha. “Así se hablaba en La Paz en los años ’70 –afirma, dirigiéndose al muchacho de Carta Abierta–. Me aguantaba de reírme de ese discurso, complicado, politicón, como el tuyo.” El muchacho trata de explicarse, aunque la cohesión oral, evidentemente, no sea su fuerte. “Es bueno que el Estado esté por sobre mucha coyuntura e intereses, que se pueda construir: yo trabajo en Desarrollo Social de la ciudad y no soy un fascista.”
Rep: –¿Sabés lo que pasa? Que esa gente no tiene con qué llenar mesas –le dice a Facundo de Carta Abierta.
Saborido: –Llamaron a Posse y mirá el quilombo que armó.
Rep: –¿A quién van a poner, a Aguinis? El material de la avenida Corrientes son los que están en estas mesas; por eso no estaba muy de acuerdo con levantar la charla por Posse. Mejor hablemos, si esto es nuestro. Lombardi no es Po-sse, no sé si están de acuerdo...
Silencio, nadie responde. “Volvamos a Posse”, bromea Saborido.
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