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Miércoles, 21 de abril de 2010

CULTURA › LEOPOLDO KULESZ, FRENTE A LOS PRIMEROS DIEZ AñOS DE LIBROS DEL ZORZAL

“Nuestro trabajo es olisquear libros”

El editor cuenta que su trabajo comenzó de manera casual, por el enamoramiento con un libro de Beppo Levi. Así comenzó un camino de pura satisfacción, que el año pasado recibió el inesperado espaldarazo de una recomendación pública de Hugo Chávez.

 Por Silvina Friera

En 1999 Manuel Sadosky le recomendó al matemático Leopoldo Kulesz la lectura de Leyendo a Euclides, de Beppo Levi. El libro lo cautivó instantáneamente. Fue un amor a primera vista. Se había publicado por primera vez en 1947 y hacía décadas que estaba agotado. “En pocos meses, mis alumnos de la Universidad de General Sarmiento heredaron mi pasión por la obra de Levi, y con absoluta ingenuidad pensé que reeditarlo sería una buena idea”, recuerda. “Al comentar esto en la mesa familiar, mi padre preguntó: ‘¿Cuánto puede costar hacer un libro?’. Y así empezó todo.” Lo que comenzó, junto a su hermano Octavio, fue una aventura editorial llamada Libros del Zorzal, que celebra sus diez años de vida con un suculento catálogo de 250 títulos. En septiembre de 2000, los hermanos Kulesz iniciaron un largo camino con el lanzamiento del libro de Levi, una tirada de mil ejemplares que se agotó en dos semanas.

Uno de los matemáticos que más lo marcó a Kulesz fue el noruego Niels Henrik Abel (1802-1829), que no se cansaba de predicar “¡Lean a los maestros!”. “Recién después de doctorarme pude saborear las enseñanzas de los mayores maestros de la matemática, que son Euclides y Arquímedes”, cuenta el editor. “En el oficio de la edición, recurro desde hace años a mi gran maestro y amigo Daniel Divinsky. Y en el tango, uno empieza por Julio Sosa y Roberto Goyeneche, de a poco se va preguntando si Francisco Fiorentino y Floreal Ruiz no tienen mayor densidad, y termina por Gardel, que es un viaje de ida. Sin pretender compararme con N. H. Abel, me paso la vida predicando ‘¡escuchen al Troesma!’. De ahí el nombre de la editorial. Y nunca me cansaré de expresar mi gratitud al ilustrador Alfredo Sábat, que sacó de la galera un logo que me sigue fascinando.”

En diciembre de 2001, Kulesz viajó a la Feria del Libro de Guadalajara con un catálogo de no más de cinco títulos. Desde entonces exportan sus libros con el logo de un pequeño pájaro con sombrero gardeliano a América latina y a España. “Tengo que confesar que antes de que Sadosky me prestara su ejemplar de Leyendo a Euclides para mí existían simplemente los libros y jamás se me había ocurrido pensar que los libros que encontraba en las librerías los había elegido alguien. Con Octavio fuimos rescatando nuestra experiencia de lectores y rápidamente nos dimos cuenta de que si bien no reparábamos especialmente en los sellos, sí éramos seguidores de colecciones de Seix Barral, Fondo de Cultura, Siglo XXI, De la Flor, entre tantas otras editoriales. Buscamos entonces provocar el mismo efecto desde el cuidado del contenido, el diseño y la distribución. Y así, creo, Libros del Zorzal fue consolidando cierta imagen y prestigio, que es el capital más importante de una editorial, si no el único.”

Si se pensara en términos de “ruido” o de repercusión que tiene un emprendimiento editorial cuando se lanza, ¿qué tipo de ruidos hizo Del Zorzal? ¿Al principio hay que salir a pescar libros y después llegan solos?, pregunta Página/12. “Es difícil contestar para un editor, ya que no siempre tiene la perspectiva necesaria para escuchar el ‘ruido’ desde afuera”, admite Kulesz. “Es posible que desconcertemos bastante con el lanzamiento de autores que a priori no dan la imagen de ser muy populares y que se van transformando de a poco en necesarios para muchos lectores.” Un claro ejemplo es Ivonne Bordelois, con La palabra amenazada, que arrancó con una tirada de mil ejemplares y lleva vendidos decenas de miles. “Por otro lado es posible que tengamos bastante descaro, porque primero pensamos en un catálogo ideal y luego buscamos concretarlo cueste lo que cueste”, agrega Kulesz. Gracias a esta consigna, “revolucionaria” para los bolsillos de una editorial con un catálogo en formación, Del Zorzal fue publicando a Noam Chomsky, Pierre Bourdieu, Jacques Rancière, Silvia Bleichmar, Luis Chiozza, Alain Badiou, René Goscinny, entre tantos otros autores. Este año festejarán a lo grande y publicarán Del silencio como porvenir, de Bordelois, y Cáncer. ¿Por qué a mí, por qué ahora?, de Chiozza, que se presentarán en la inminente Feria del Libro. Más entrado el año prometen una biografía de Carlos Gardel, resultado de un trabajo monumental de Julián y Osvaldo Barsky, y unas lindas sorpresas de Georges Perec, Jacques Rancière y Eduardo Alvarez Tuñón.

“En francés existe el verbo chiner, del que no conozco traducción en castellano; quizá la que más se aproxima es ‘olisquear’. Nuestro trabajo, más que pescar, consiste en ‘olisquear’ libros. Fue así que, olisqueando en la Feria del Libro de París hace un par de años, encontré Del panteón a Buenos Aires, de Goscinny, guionista de Asterix. Una joya. Habría pagado cualquier anticipo para tener los derechos en castellano y por suerte fueron accesibles”, reconoce el editor. “Olisquear libros es la pasión de Octavio y mía; pasión que nos llevó varias veces a las ferias del libro de México, Cuba, España, Francia, Corea, Uruguay, India, Emiratos Arabes, Venezuela, Alemania, China, Colombia, Santiago”, enumera las escalas de un itinerario que continúa. “Una editorial es una empresa que hace libros. Parece una obviedad, pero tanto se discute acerca de lo que es una editorial y una editorial independiente que nunca está de más aclararlo”, subraya Kulesz. “Como cualquier empresa, tiene que ser absolutamente profesional en lo comercial pero, en mi opinión, no debe exagerar la profesionalización cuando se trata de hacer libros. Cada libro es un mundo y si se intenta sistematizar las acciones en el proceso que va desde la idea inicial hasta que el libro sale de la imprenta, se corre el riesgo de perder la riqueza del libro, que es esencialmente única”, advierte. “Una editorial que no se profesionaliza comercialmente es poco sustentable, y aquella que pretende profesionalizar el proceso de gestación de todos los libros, difícilmente construya un perfil interesante para los lectores. La sustentabilidad de una editorial depende de su firmeza comercial y su flexibilidad en la generación de contenidos.”

Kulesz afirma que cuando olisquear libros se vuelve una pasión, “lo difícil no es encontrar buenas ideas de libros, sino reprimirse, no asumirlas todas”. “En el mundo de la edición en castellano la cantidad de libros buenos que no se hacen es sólo comparable a la de libros malos que sí se hacen”, sugiere. “Como la edición en mi opinión es un oficio y no una profesión, existen sólo dos formas de aprender: de los grandes maestros y equivocándose.” Para el ciudadano de a pie, un tanto ajeno al ambiente de la edición, Libros del Zorzal es la editorial argentina que Hugo Chávez hizo famosa. Como un regalo de Navidad, en diciembre del año pasado el presidente venezolano exhibió en Copenhague, ante las cámaras del mundo, en la Conferencia sobre el Cambio Climático, un ejemplar de Cómo los ricos destruyen el planeta, de Hervé Kempf, publicado en 2008. “Subieron las ventas, pero sólo se dispararon en Venezuela”, aclara Kulesz. “Chávez recibió el ejemplar del libro de manos de Ignacio Ramonet, amigo del autor, y se entusiasmó en seguida. No puedo negar que fue una promoción espectacular.” Aunque Del Zorzal es una editorial de libros físicos que considera la librería como canal exclusivo de comercialización, las nuevas tecnologías obligan a competir con los formatos que van surgiendo. “El libro electrónico no es ni bueno ni malo, simplemente es”, afirma el editor. “Sin duda que cierto perfil de libros sólo existirá en formato digital y eso es bueno. ¿Qué sentido tiene imprimir y distribuir dos mil ejemplares de una tesis de doctorado que tiene a lo sumo trescientos lectores? Las editoriales de libros físicos que subsistan serán aquellas que logren identificar un nicho preciso y cuiden al máximo el objeto libro.”

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“Es posible que desconcertemos con el lanzamiento de autores que a priori no dan la imagen de ser muy populares.”
Imagen: Rafael Yohai
 
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