CULTURA › CIEN CASCOS DEL VILLANO DE LA GUERRA DE LAS GALAXIAS INTERVENIDOS EN THE VADER PROJECT
Una muestra itinerante, que acaba de terminar su exhibición en Los Angeles, reúne los trabajos de artistas y diseñadores con el famoso armazón negro como base. “Hay obras a las que la gente ni se acerca”, dicen los curadores.
› Por Facundo García
Cien cabezas enclavadas. Así se ve desde la distancia la muestra The Vader Project, que recrea a través de cien cascos intervenidos por artistas under la figura de Darth Vader, el villano de La Guerra de las Galaxias. Y hay que aceptar que un par de kilos de fruta sobre el viejo armazón negro borronean bastante la estampa terrorífica, pero también es verdad que algunas piezas proyectan una potencia inquietante. “Hay obras a las que la gente ni se acerca, como si dieran más miedo que el personaje original”, ha dicho a la prensa Sarah Jo Mark, que es socia de Dov Kelmers en la empresa de juguetes para fans DKE y compartió con él la curaduría de la colección. La propuesta inicial era interpretar de modo múltiple a un ser que encarna lo negativo en estado puro. La respuesta fue contundente: el mal, se sabe, siempre tiene más de un rostro.
¿Qué misterio encierra ese contorno que aterroriza a los niños? A poco de echar a rodar la idea –allá por 2005–, Kelmers entendió que trabajar alrededor del líder del Imperio no iba a ser una cuestión neutra. “Nos dimos cuenta de que no les estábamos entregando un lienzo en blanco a los participantes”, le gusta repetir. En efecto, casi todos los convocados ironizaron o propusieron reflexiones sobre la violencia, recuperando el arte como arma para luchar contra “el Lado Oscuro de la Fuerza”. El pintor Alex Pardee, por citar un caso, combinó las curvas del soporte con el estereotipo de los soldados norteamericanos en la guerra de Vietnam. Y Jim Koch se animó a tunear al enemigo de la Alianza Rebelde con la onda de un payaso asesino. “Siempre se piensa en Darth Vader como alguien sumamente serio, por lo que da gusto comprobar que es posible una transformación”, sostuvieron los curadores en una entrevista con la radio californiana KPCC.
Ni la Estatua de la Libertad ni la bandera de Estados Unidos se salvaron de la volteada, y las asociaciones entre lo ficticio y lo real fueron un denominador común. Otras características cimentaron todavía más la unidad de criterio. Sin ir más lejos, la mayoría de los creadores nacieron entre 1960 y 1970. Es decir, Generación X de pura cepa. Más desesperanzados que cínicos, son hombres y mujeres que fueron al cine a ver la primera trilogía de George Lucas y que hoy se preocupan por asuntos más pedestres, como las consecuencias que puede tener en sus bolsillos la crisis económica. “Fue una decisión consciente –y nos trajo muchos enojos– no apelar a los que siempre abordan el tema Star Wars. El objetivo era mostrar artistas nuevos a un nuevo público, saliéndonos de la cosa medio nerd en la que estaba cayendo La Guerra de las Galaxias ¡No queremos terminar siendo como los de Star Trek!”, explicó Kelmers a la revista Format. The Vader Project ya estuvo de gira por Europa y Japón, y recién termina su estadía en Los Angeles. A partir del 5 de julio, inaugurará una serie de remates en Filadelfia. El precio base para cada unidad es de 1500 dólares.
Podría haberse elegido cualquier otro personaje, pero el influjo del enmascarado fue más fuerte. Kelmers: “Es un clásico, hayas visto o no los films. Todos comprenden lo que simboliza, y da la oportunidad de jugarle en contra, desafiar su sentido o seguirle la corriente”. Por más que Ralph McQuarrie –el dibujante que se encargó de darle forma al traje original– sostenga que se inspiró en las armaduras de los samurais, la versión popular dice que el casco característico que lleva el dictador del espacio es un calco de los que usaron los nazis en la Segunda Guerra Mundial. No es una hipótesis descabellada. Los Stahlhelme (“cascos de acero”) empezaron a utilizarse en Alemania a partir de 1916, en un intento por impedir que la metralla y las esquirlas siguieran machacando soldados en las trincheras. Con el tiempo, la protección se convirtió en icono de los ejércitos de Hitler. El Führer, por otra parte, era muy consciente de la relación entre la indumentaria y las emociones que ésta genera. A tal punto que le encargó a la futura estrella fashion Hugo Boss que le fabricara los uniformes para las SS (que no por casualidad se parecen a la ropa que usa Vader).
En cuanto al nombre “Darth Vader”, hay muchas teorías. Hay quien dice que es de origen danés. Sin embargo la página de fans de Wikia afirma que George Lucas ideó palabras que fueran meramente sugerentes en lugar de buscar significados puntuales. Por eso es que Darth suena tan parecido a Dark (Oscuro) y Vader se parece a Father (Padre) y a invader (invasor). Como sea, el siniestro encanto del ex Jedi no se agota en los factores externos. Al final de cuentas no hay quien –en el afán por refugiarse detrás de las máscaras– no esconda dentro de sí un retazo de su sombra.
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