CULTURA › UNA RECORRIDA POR LA NUTRIDA OFERTA CULTURAL Y DE ESPECTáCULOS EN TECNóPOLIS
Más allá de la esencia tecnológica, científica y de investigación que alienta a la exposición de Villa Martelli, hay un pulso relacionado con las artes y la performance que atrae miradas, abre debates y complementa el inquieto espíritu que anima a la muestra.
› Por Facundo García
La división entre la ciencia y el arte es un prurito que muchas mentes brillantes se atrevieron a desafiar sin culpas. Tecnópolis, la muestra organizada por la Presidencia de la Nación en Villa Martelli (General Paz entre Zufriategui y Constituyentes) tampoco le teme a esa mezcla. Por eso, además de repasar los logros del país y las opciones para el futuro, la exhibición propone una serie de espectáculos que juntan multitudes y que representan para miles de personas una primera aproximación al teatro, la música, la danza, la plástica y las aventuras del método científico.
A las doce se abren las puertas del predio y se activan los cinco “continentes” que contienen desarrollos alcanzados por los argentinos en el Aire, el Agua, la Tierra, el Fuego y el reino de la Imaginación. Desde lejos, las estructuras del lugar se asemejan a un parque de diversiones, y el público en cierta medida lo vive así. A cada hora un set murguero a cargo de Fuerza Bruta enciende los ánimos desde una grúa que recorre la entrada por General Paz. Más adelante, en el stand Orgullo Argentino, otro equipo hace girar un auto Siam Di Tella y varias heladeras: metáfora de un proyecto nacional que de a ratos recupera signos vitales.
Hasta ahí el arranque. De más está decir que cualquier enumeración o síntesis de Tecnópolis sería parcial. Lo fascinante, en todo caso, son las historias de vida y las vocaciones que tal vez se estén despertando en esas cincuenta hectáreas que durante la última dictadura pertenecieron al Batallón 601. El pasado fin de semana, sin ir más lejos, pasaba por ahí Micaela Fernández, que vive en Ciudad Oculta y está cursando el secundario. Llevaba su ropa más linda, una vincha y la PC del Plan Conectar Igualdad que le dieron en el colegio hace cosa de un mes. La computadora iba bien resguardada entre sus manos, encendida. “Estoy grabando todo con la camarita que está acá arriba, ¿ves?”, explicó la chica, y hacía que sus interlocutores se vieran a sí mismos en el monitor. La guardia pretoriana de su primo Papu y su hermano Leo –ambos veinteañeros– la acompañaba en el paseo. Alrededor, las familias se turnaban para fotografiarse a la vera de un cartel con una frase de Florentino Ameghino: “Cambiaré de opinión tantas veces y tan a menudo como adquiera conocimientos nuevos. El día en que perciba que mi cerebro ha dejado de ser apto para esos cambios, dejaré de trabajar. Compadezco de todo corazón a los que después de haber expresado una opinión no pueden abandonarla”.
Postales. Se repiten en cada rincón y se multiplican por cientos de miles. En el Sector Imaginación, el espacio El rock de tu vida atrae a chicos y chicas que esperan probar de manera gratuita el primer videojuego musical argentino, inspirado en las series Guitar Hero y Rock Band. Se trata de un “simulador” en el que los participantes tienen que “tocar” la guitarra, la batería o cantar. En un escenario, con público real que en ocasiones hasta se anima al pogo, los nenes demuestran sus habilidades sobre canciones de Kapanga, Los Pericos, Turf y Guasones, entre otros.
Los días de sol el área joven es un hervidero. Ya ofrecieron conciertos La Bersuit y Los Tipitos, y diariamente se presentan Urraka –que hace música con objetos cotidianos– y Avalancha, un espectáculo de Gerardo Hochman y el Circo La Arena. Glamorosos y glamorosas pueden optar, en cambio, por propuestas de moda como el desfile Pasarela Nacional, que en el atardecer del sábado difundió creaciones de más de cuatrocientos diseñadores nacionales.
La pista de skate redondea un circuito ideal para las vacaciones. Hay dj invitados y hasta funciona –entre el mediodía y las ocho de la noche– una escuelita conducida por Pablo “Jirafa” Sánchez, que promete prestar tablas, casco y todas las protecciones que hagan falta. A tiro de piedra, la superficie destinada a la práctica de parkour –disciplina que consiste en desplazarse acrobáticamente en entornos urbanos– es otra sede de ondas modernosas, al igual que los encuentros de hip hop y danza que se hacen diariamente. Pablito Lescano, de hecho, reclamó desde su twitter más espacio para sus cumbias: “¡Toco música popular, no toco tecno! Pero Tecnópolis está hecho para el pueblo”, comentó.
Acaso sin querer, el líder de Damas Gratis estaba dando en el blanco. Porque más allá de gustos y contragustos, la impronta popular le marca el ritmo a la ciudad científica. Es más: la melange de docentes, obreros, científicos y niños discutiendo en torno de asuntos como el calentamiento global, la industria y los recursos naturales puede interpretarse como una respuesta a los globos amarillos que inundan por estos días la Capital y alrededores; y como una superación ideológica, política, estética y tecnológica de lo que vienen proponiendo las vacunas galerías de la Rural desde hace décadas.
Por lo tanto es comprensible que la historia y las actividades afines hayan reclamado lo suyo. Hay homenajes a la memoria colectiva y una muestra de la Administración de Infraestructura Ferroviaria (ADIF), que contiene reliquias como el vagón presidencial donde viajaron Hipólito Yrigoyen, Marcelo T. de Alvear y Juan Domingo Perón. Hay dinosaurios que se mueven, robots con forma humana, decenas de juegos electrónicos y excursiones virtuales a los glaciares y la Antártida. Cada anochecer se ven por los pasillos saltimbanquis tech y magos, revestidos de luces y con apariencia futurista.
Por último, en el continente Fuego se cocina otro de los platos fuertes de Fuerza Bruta. A intervalos de una hora, una pared se “incendia” gracias a líquidos iridiscentes que arrancan chispas y expresiones de sorpresa. Y en las inmediaciones de la entrada que da a Avenida Constituyentes está el remate: La Globa. Es una burbuja-fiesta que los que hayan visto el último espectáculo que el grupo teatral estrenó en el Luna Park seguro recordarán. Esta vez, la bola de aire y los acróbatas voladores –cuadro central del Wayra Tour que arrancó el mes pasado– se pueden disfrutar de modo gratuito, hasta que ya no queden energías para seguir saltando.
* Tecnópolis está hasta el 22 de agosto. La entrada es libre y gratuita. En tecnopolis.ar pueden consultarse mapas e instrucciones para llegar en auto, colectivo o transportes sin cargo. El horario es de 12 a 21. Los lunes y días de lluvia la muestra permanece cerrada. Más información en tecnopolisjoven.org.
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