Domingo, 4 de marzo de 2012 | Hoy
CULTURA › LA DOCUMENTALISTA MONTSE ARMENGOU PRESENTO EN BUENOS AIRES ¡DEVOLVEDME A MI HIJO!
El documental se estrenó en un ciclo dedicado a “la memoria compartida” entre Argentina y España. El robo de niños, durante y aun después del franquismo, tuvo distintas etapas.
Por Angel Berlanga
Los latidos acelerados de un bebé en gestación y una pregunta: “¿Podría ser usted un niño robado del franquismo?”. Así comienza ¡Devolvedme a mi hijo!, el documental de Montse Armengou que se estrenó el miércoles en Buenos Aires, en el marco de España en el Corazón en Argentina, un ciclo dedicado a “la memoria compartida” entre ambos países, que incluyó entre otros sucesos una conferencia del juez Baltasar Garzón, recién represaliado allá por los capos de la Justicia. Ocurre que cientos de personas denunciaron, allá, también, la de- saparición de sus hijos en los años ’60 y ’70 (e incluso algo más adelante), y otros cuantos se encontraron con elementos y confesiones de que sus padres no eran, en realidad, sus padres, sino que habían sido “donados”, “sustraídos”, “reencauzados”, vendidos y/o comprados. Esta documentalista catalana muestra, en su trabajo, una serie de testimonios que dan cuenta de cómo funcionaba una red del señor, de misión santa: enclaustrar a madres solteras embarazadas, vergüenzas de familias chupacirios, y acomodar al recién nacido en un hogar bien constituido. Había un dinero de por medio, eso sí.
“Estos robos ocurren desde la Guerra Civil y años ’40, los primeros de la dictadura”, dice Armengou, que vino a Buenos Aires para presentar el documental y a participar de estas jornadas, en las que compartió panel con Elsa Pavón, abuela de la primera nieta recuperada en Argentina, y con Mar Soriano, coordinadora de la Plataforma de niños robados en clínicas españolas. “Estos, los del principio, son robos de represión política –explica–. Era la manera de hacer daño al enemigo: a las madres republicanas que estaban en las cárceles les van a dar donde más les duele, es decir, quitándoles los hijos. Es una maniobra muy estudiada, porque además al niño lo sometes a un lavado de cerebro que lo volverá una persona apta para la nueva España. Esos robos continuaron en el tiempo, incluso después de la muerte de Franco: era un instrumento de represión moral contra mujeres solteras que quedaban embarazadas, años ’60 y ’70, en un país donde la moral católica y la fuerza de la Iglesia eran enormes. En ese tiempo, una madre soltera era inviable en España. Finalmente, ya cerca de los años ’90, se termina convirtiendo en un puro negocio, en tráfico de bebés, con lo que unos cuantos se benefician. El eje que atraviesa todas estas décadas es que los autores de estos robos siempre tienen un perfil muy parecido: gente cómplice con el poder, muy protegida por el establishment franquista y posfranquista. Militares, monjas, curas, doctores, gente de la Adjudicatura. Lo curioso es que cuando hablamos de niños robados siempre se nos viene la imagen de Argentina, o Chile en menor medida, sin tener casi conciencia de que esto ha sido una práctica sistemática en España desde hace muchos años.”
–Es muy notable el papel de las monjas: una en cada caso.
–Sí, incluso en las cárceles, en los primeros años, siempre está el rol de esa monja. Como dice el historiador Julián Casanova, el papel de la Iglesia en la represión sangrienta del franquismo ha estado desde el principio al final. Y me refiero a algunos de los testimonios del documental, aquellos en los que las madres decían “por favor, no me quiten a mi hijo” –de ahí el título– y la monja hacía caso omiso: las trataba de locas, o decía “bueno, todas llorais un poquito, pero luego se les pasa”.
El documental de Armengou fue exhibido en la televisión catalana –que lo produjo– y luego en la vasca, la suiza, la sueca y la francesa; también inspiró a los hechos por la NBC y la BBC. Se estrenó en España el año pasado, cuando todavía gobernaba Zapatero, y derivó en la orden para que las fiscalías investigaran. “E incluso se nombró un fiscal coordinador –dice Armengou–, pero en vez de aceptar el tema de los niños robados como una causa general única, se repartió en fiscalías provinciales. Con lo que le quitas peso a la causa y la posibilidad de establecer conexiones entre casos, lo que habilitaría el encuadre de lesa humanidad y que no prescriban. Esa es la típica tibieza que tuvo el socialismo con temas como éste o el de la memoria histórica. Del Partido Popular, hoy en el gobierno, está claro que no podemos esperar nada.”
A lo largo de una década, Armengou viene engarzando una serie de documentales en torno de la memoria histórica: Los niños perdidos del franquismo (la desaparición de pibes en las cárceles), Las fosas del silencio (miles de masacrados y enterrados como NN), El convoy de los 927 (un tren que llevó disidentes españoles al campo de Mauthausen), Monarquía o República, estrenado hace unos días. Pregunta obligada: repercusiones por la condena a Garzón. “Lo que ha pasado es devastador –sostiene Armengou–. Es un mazazo tremendo, que va más allá de él. Se nos han cerrado absolutamente todas las puertas. Ha sido un aviso para navegantes: ¿qué juez se va a atrever, ya, a juzgar más nada?”
* Puede verse en http://www.tv3.cat/vide os/3474650/Devolvedme-a-mi-hijo.
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