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Lunes, 26 de marzo de 2012

CULTURA › A LOS 68 AñOS, MURIó AYER EL ESCRITOR ITALIANO ANTONIO TABUCCHI

Pasión,fantasía y compromiso cívico

Conocido mundialmente por sus novelas Sostiene Pereira, Réquiem y Notturno indiano, el autor siempre consideró necesario que los intelectuales se manifestaran sobre los conflictos históricos. Varios de sus libros fueron llevados con éxito al cine.

El escritor italiano Antonio Tabucchi, uno de los autores más traducidos y reconocidos de su país y uno de los grandes intelectuales europeos, falleció ayer, a los 68 años, como consecuencia de un cáncer, en una clínica de Lisboa, Portugal. Conocido mundialmente por sus novelas Sostiene Pereira, Réquiem y Notturno indiano, Tabucchi murió en el hospital Cruz Vermelha de la capital portuguesa, anunció su esposa, María José Lancastre, quien también afirmó que sus restos serán enterrados el jueves para permitir que sus amigos franceses, italianos y españoles puedan despedirlo.

Nacido en Pisa el 23 de septiembre de 1943, en plena Guerra Mundial, Tabucchi comenzó su actividad literaria en 1975, con la publicación de la novela Plaza de Italia. Luego publicó varias colecciones de cuentos, pero alcanzó el éxito con Réquiem: una alucinación (1992), una novela que redactó en portugués, el idioma con el que “solía soñar”, como afirmó alguna vez. “Escribir en portugués fue una especie de purificación. Como si uno fuera sumergido en un río y fuera rebautizado en la creencia de una religión totalmente desconocida”, dijo Tabucchi en relación con el volumen.

Sostiene Pereira, publicada en 1994, es una novela ambientada en pleno régimen salazarista, que cuenta la historia de un periodista que edita las páginas culturales de un pequeño periódico en la Lisboa de 1938. Ese título consolidó su fama mundial. Traducido a más de cuarenta idiomas, otro de los títulos más conocidos de Tabucchi es La cabeza perdida de Damasceno Monteiro, de 1997, en el que retoma el género policial. “Me interesa el género. Se hace preguntas sobre los acontecimientos, se reconstruye lo sucedido y se intenta darle un contexto lógico a lo ilógico”, relató Tabucchi.

Para los críticos literarios, la gran virtud de Tabucchi era su capacidad para mostrar el misterio y lo fantástico en sus cuentos y novelas, que transcurren casi siempre entre el sueño, la fantasía y la realidad. En sus columnas para el diario La Repubblica, sentenciaba en contra del ex primer ministro italiano Silvio Berlusconi, al que acusaba de utilizar el poder político para sus intereses particulares. En su último artículo publicado en el diario español El País, escrito en el contexto de la caída del ministro, Tabucchi escribió: “los mercados europeos han ‘despedido’ a Silvio Berlusconi. Es un alivio saber a un monstruo semejante apartado de la vida pública. Pero no será tan fácil ‘desberlusconizar’ Italia ni erradicar el microbio que ha difundido”.

Fue profesor de literatura portuguesa en la Universidad de Siena y catedrático en la Bard College de Nueva York y el College de France en París, entre otras instituciones. Tabucchi consideraba necesario que los intelectuales se manifestaran sobre los conflictos históricos, “sobre todo cuando parece que no pueden hacer nada”, porque “quedarse en silencio sería darles la palabra a los cañones”. Fue un amante de la literatura del portugués Fernando Pessoa y su traductor más brillante. Esta característica hizo que se lo considere un “puente entre la cultura italiana y lusitana”. “A Pessoa le debo en primer lugar, y principalmente, la fe en lo novelesco, porque a través de su poesía ha construido en realidad un universo novelesco”, dijo el propio Tabucchi.

La primera relación del escritor con la pantalla grande fue en 1988, con el telefilme Cinema, de Luigi Magni, protagonizado por Virna Lisi y Lando Buzzanca, basado en uno de sus cuentos igual que Rebus, de 1989, que dirigió para el cine Massimo Guglielmi, con Charlo-tte Rampling. Su primera novela llevada al cine fue La línea del horizonte, en 1993, de Fernando Lopes, con Claude Brasseur. Sin embargo, la más reconocida resultó Sostiene Pereira, en 1995, de Roberto Faenza, con Marcello Mastroianni, premiado con el David de Donatello por esta labor. También a partir de un cuento fue La traduzione (1997) que dirigió Guido Giansoldati, con Felice Andreasi y, finalmente, en 1998, Réquiem, del cineasta suizo Alain Tanner, con Francis Frappat y André Marcon, una historia de fantasmal poesía con escenografía lisboeta.

El escritor italiano, que en 1996 fue jurado del Festival Internacional de Cine de Cannes, decía acerca de las adaptaciones que “cuando un libro se transforma en una película es otra cosa, es otro lenguaje, es una obra absolutamente independiente”. En esa entrevista, publicada en la revista Campus, Tabucchi afirmó que “sería poco inteligente por parte de un escritor ir al cine a ver una película basada en una obra suya y que al ver que no es lo que él ha escrito se sintiera traicionado”.

Ayer la prensa mundial se hizo eco de su muerte y su nombre apareció en los tweets de cientos de escritores e intelectuales. Incluso el presidente italiano, Giorgio Napolitano, expresó su “conmovido pesar” y calificó a Tabucchi como un intelectual “comprometido civilmente” y que supo “interpretar el espíritu europeo”.

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Tabucchi falleció como consecuencia de un cáncer.
Imagen: EFE
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