Lo pasado, pesado

Por Rudy

¿Cómo le va, lector? Acá estamos, con el suplemento nuestro de cada semana. Ya van más de 24 años, a decir verdad, casi 25. Y llegados a esta altura del año, suele pasar que nuestro suplemento sea “uno de esos que hubiéramos preferido no tener que hacer”.

Quiero decir, hubiéramos preferido que este suplemento tratara sobre los últimos estrenos del cine, alguna nueva costumbre social o sexual, un cuadro que nos conmovió, la despenalización del aborto, la de la marihuana, el fin del celibato sacerdotal, la paz definitiva en Medio Oriente con felicidad para todos, y todas, usen kipá, chador o lo que cada uno quiera. O que salió un nuevo modelo de computadora pero los chicos prefieren jugar al fútbol en los potreros. O que tenemos una sociedad “all inclusive” (o sea, todos incluidos, sin marginar a nadie). Qué sé yo, hay tantos muchos temas, reales o no, que nos hubiera gustado trabajar esta semana.

Esto ya lo dijimos, y probablemente lo volvamos a decir.

Pero ¿sabe qué? Cuando se acerca el 24 de marzo, los que hacemos SátiraI12 nos miramos y ponemos cara de “Y, sí, tenemos que hablar de esto, es inevitable, es insoslayable, es imposible dejarlo de lado, el humor tiene que ver con la memoria, no podemos hablar de otra cosa esta semana”. Quizás usted se pregunte cómo es la cara de “Y, sí, tenemos que hablar de esto, es inevitable, es insoslayable, etc...”, si existe una expresión facial que de verdad represente semejante párrafo. Quizá sí, quizá no, pero nosotros nos miramos, y sin hablar (bueno, casi sin hablar, somos muy charlatanes) sabemos que esta semana el tema es “el golpe, el aniversario del golpe, el recuerdo del golpe, cómo se conmemora, los actos, la memoria, el nunca más, lo que fue la dictadura, etcétera”.

¿Difícil hacer chistes sobre este tema, verdad lector? Sí, porque fueron tiempos nefastos, quizá los peores (habrá alguien que diga “no, peor fue cuando...”, bueno, respetamos su opinión y su percepción, y sostenemos la nuestra) de la historia argentina, de nuestra historia social, comunitaria, familiar, personal. Pero quizá por eso mismo, porque muchas veces el humor trata de aquello que nos conmueve, que nos importa, que nos angustia, es que se nos hace necesario compartir con usted este tema.

Y también, para poder sentir que ahora no estamos más en esos tiempos, que aunque haya quienes los añoren, extrañen, la sociedad recuerda, y cada uno dice, a su manera, con actos, manifestaciones, textos, poemas, discursos, o chistes, las mismas palabras... Nunca más.

Hasta el sábado que viene, lector.