Siete de la tarde, casi en crepúsculo otoñal, Liliana Herrero. Canto campero con murmullo de ciudad. Una hora después, Orquesta Típica Fernández Fierro. Entre medio, una pisada colectiva de uva en pleno barrio de Boedo y una performance por tres (danza, teatro y música) coordinada por Inés Armas, Daniela Fiorentino y Germinal Marín. A priori, menú tentador, gratis y al aire libre. Cruce entre campo y urbe en pleno barrio sur (Boedo al 800) y comienzo de la tercera edición del festival Vendimia en Boedo que, bajo el rótulo Territorios, mantendrá en vilo (con el vino como fondo, claro) a un barrio en dinámica permanente. “Cultura, arte, gastronomía y gente en la calle”, traducen sus organizadores. “La idea de Vendimia en Boedo tiene que ver con un viejo sueño de mi madre, Liliana Moreno, que imaginó una fiesta en el barrio recreando parte de aquel espíritu del campo”, extiende Lucas Marín, director general de la muestra y curador de arte visual que, exposición de pinturas y fotografía mediante, le pondrá marco a la primera noche de una de las atracciones culturales principales del finde que entra.

Territorios, muestra multidisciplinaria apoyada por Cultura Nación y la Casa de Mendoza, se extenderá hasta el próximo domingo 29 con actividades cada tarde-noche. Habrá películas (Mondovino, mañana a las 20 en La Casa, Tarija al 3900), obras de teatro (El vino secreto, de Moreno; Trinchera de palabras, de Germinal Marín; Siesta, de Nerio Tello; Al ritmo de la tina, de la Compañía Internacional Faro Errante y Mar de fondo, de Laura Valencia), entre el viernes y sábado próximos, degustaciones varias, poesía, milonga, y más música en vivo: el lunes próximo a las 22 se presentará Mónica Abraham con su revisión del canto popular cuyano (“De Cuyo al país”), el martes a las 22 tocará el Grupo Tinaja; el jueves, será hora de latin jazz a cargo de Efraín Azcárate, Carlos Lissabet y Wilber García Díaz, y el viernes a las 23, vinito de por medio, subirá a escena el Quinteto La Siniestra. “Lo notable fue el poder de convocatoria de esta idea, que resultó ser un catalizador de diferentes iniciativas –extiende Marín–. Los sueños y las ideas se fueron complementando y abriendo. La fiesta en la calle se dio también en un momento en que el barrio de Boedo está tomando un lindo vuelo cultural y participativo. Liliana Herrero es una de las voces que trae algo del campo y la Fernández Fierro, el sonido de Buenos Aires. Y en el medio de estos artistas, la propuesta de Pan y Arte: una suerte de ritual que incluye la pisada de la uva, que tiene ese sabor del rito ancestral con una mirada contemporánea.”

El festival tendrá también su pata reflexiva. Habrá conferencias a cargo de Gustavo Choren (“Terruños en Argentina”, lunes a las 19), Fabiana Barreda (“El cuerpo como territorio”, lunes a las 20.30), Joaquín Hidalgo (“Mentiras y verdades de los terruños mendocinos”, martes a las 19), Rafael Cippolini (“Territorios paralelos”, miércoles a las 20.30) y Horacio González (“El barrio como primer territorio”, viernes 27 a las 19), todas bajo el techo de Pan y Arte (Boedo 880). Y el día-epílogo (domingo 29) estará signado por zapadas a bandoneón y guitarra, la muestra de pintura en vivo Territorio en construcción, convocada por la agrupación Mapa Líquido y una performance de clowns, motorizada por el grupo Payasas del Mundo, dirigido por Daniela Fiorentino.