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Lunes, 28 de enero de 2013

CULTURA › PRESENTACIóN DE LOS GANADORES DEL PREMIO LITERARIO CASA DE LAS AMéRICAS

Rituales en la Perla del Sur

Se trata de los títulos distinguidos el año pasado por la prestigiosa institución cubana. Pero también se presentaron otros textos, como Bajo la plumilla de la lengua, primera antología de Arturo Carrera publicada en la isla, y el número 269 de la revista Casa.

 Por Silvina Friera

Desde Cienfuegos

Amanece en la Perla del Sur, la ciudad de Cienfuegos. La línea del horizonte se pone roja. El cielo sangra. Las nubes ensayan la promesa de un tiempo que parece infinito. Hace más de diez años que este ritual se cumple en los pagos natales de Benny Moré: presentar los libros ganadores del Premio Literario Casa de las Américas del año anterior. La mesa está servida con otros libros más: Bajo la plumilla de la lengua, primera antología publicada en la isla de Arturo Carrera, integrante del jurado en el rubro poesía; y La felicidad de los otros de Ticio Escobar, quien inauguró esta edición del Premio. “Los poetas no sabemos hablar –lee Carrera unas palabras que escribió para esta ocasión en su cuaderno amarillo–. Pero sabemos agradecer el haber sido invitados a participar en estas ciudades bienhechoras de Cuba, de este premio de poesía de la Casa de las Américas que cumple más de cincuenta años. Esa duración es feliz, porque si bien la poesía, como la definió Leopardi, es un ímpetu que no puede durar mucho, la efeméride de su repetición cada año es el fasto, el día memorable y los días felices que nos precedieron.” En la librería Dionisio San Román lo acompañan el poeta y ensayista Roberto Fernández Retamar, presidente de Casa de las Américas; Roberto Zurbano, director del fondo editorial de esta institución; y la argentina Liza Josefina Porcelli Piussi, autora de Mi hermano llegó de otro planeta un día de mucho viento, que obtuvo el premio 2012 en literatura para niños y jóvenes, y esta vez, jurado de novela.

“Dije que no sabía hablar porque en verdad, a nosotros, los poetas, la lengua no nos pertenece, y nos pertenece en cambio la delicadeza eterna de una lejanía: nuestro idioma, nuestro uso dialectal del mismo, pues ¿acaso idioma no quiere decir ‘lo propio’?”, agrega Carrera. Luego de ese bello prólogo escrito bajo un remolino de sensaciones, en días en que los jurados acopian lecturas y ensanchan ojeras que no pueden ni quieren disimular, el poeta argentino deja una huella imborrable en quienes escuchan el poema “Carpe diem de la pesca”, incluido en la bellísima antología preparada por el autor junto con la poeta cubana Reina María Rodríguez, autora del prólogo. “La forma de un día de pescar con mi hijo,/ allí en el agua donde se unen el ojo/y el pez soluble de una mirada donde/no somos nada: solo la gran erudición/de lo inmóvil”, lee Carrera. Aplaudir no alcanza, pero todos lo hacen. Algunos, como el poeta ecuatoriano Fernando Balseca –jurado en poesía–, se ponen de pie.

Antes de que el poeta argentino dejara a unos cuantos con la boca abierta y el corazón agitado, Retamar repartió las barajas del juego con la presentación de la niña mimada de la institución creada por Haydée Santamaría: el número 269 de la revista Casa, que incluye un homenaje al pintor cubano Mariano Rodríguez, con artículos y entrevistas de Adelaida San Juan, Mario Benedetti, Fernando Rodríguez Sosa y Raquel Tibol, entre otros. Además hay textos del historiador cubano Jorge Ibarra –donde sostiene la hipótesis de que en los siglos anteriores al independentismo ya se cuajaban movimientos legítimos en la región que apuntaban con fuerza hacia la independencia–, del crítico peruano Julio Ortega –en torno de la literatura atlántica y la interactividad transatlántica de la literatura de España, América y Portugal–; una crónica del boliviano Claudio Ferrufino-Coqueugniot; varios poemas del argentino Jorge Boccanera y dos entrevistas recomendadas por Retamar: a Ticio Escobar y el diálogo de Néstor Kohan con Carlos Nelson Coutinho, introductor de Gramsci en Brasil que mantuvo una comunicación con Lukács. La palabra continúa circulando. Ahora es el turno de Roberto Zurbano, director del fondo editorial de la Casa de las Américas. No bien arranca se percibe que es un lector voraz, de esos que ponen la lupa hasta en una nota al pie que otros consideran minúscula. Habla de los libros ganadores del Premio Literario 2012 como si los supiera de memoria. El año pasado se convocó dos premios con carácter extraordinario: de estudios sobre latinos en los Estados Unidos y el de la presencia negra en la América y el Caribe contemporáneos.

El problema de la unidad: política latina y la creación de la identidad, de Cristina Beltrán, es “un título tremendamente polémico sobre la identidad latina”, anticipa. “No pasa por alto el chicanismo, el movimiento puertorriqueño como uno de los primeros en alcanzar identidad política en los Estados Unidos, la vuelta al concepto de hispanismo que, de alguna manera, desmoviliza lo que se había conquistado en términos políticos. No circunscribe su análisis solo a los Estados Unidos, sino también a Canadá y a los países de origen de esa comunidad”, explica Zurbano y advierte que la autora también reflexiona en torno de la comunidad hispana y la ascendencia de los políticos latinos en el Parlamento. Elogio de la altea o las paradojas de la racialidad, de Zuleica Romay, es un repaso historiográfico sobre el racismo en el siglo XX en Cuba y también en el espacio de la Revolución. “Un tema apasionante, divergente en sus puntos de vista, tratado sin resentimiento de ningún tipo, que va colocándose dentro del discurso ensayístico –plantea Zurbano–. La escritora deja el testimonio de su profesión, de la investigación sobre su familia y sobre el tema, actualizando la bibliografía ya existente.” El director del fondo editorial, también ensayista y crítico cultural, sugiere que será un libro “muy polémico”.

La seguidilla de títulos presentados se completa con El alufá Rufino: tráfico, esclavitud y libertad en el Atlántico negro (1822-1853), de Joao José Reis, Flávio dos Santos Gomes y Marcos de Carvalhoy; la novela La sangre y el mar, de Gary Víctor, ganadora en Literatura Caribeña en francés; la pieza teatral El Tao del sexo, de los argentinos Ignacio Apolo y Laura Gutman; y los premios de carácter honorífico que entrega la Casa de las Américas desde el 2000, que el año pasado fueron otorgados a Blanco nocturno, del “clásico vivo” Ricardo Piglia (Premio de Narrativa José María Arguedas); a Obra cierta, del ecuatoriano Humberto Vinueza (Premio de Poesía José Lezama Lima); y al peruano Raúl Bueno por el ensayo Promesa y descontento de la modernidad. Estudios literarios y culturales en América Latina.

“A diferencia de lo moderno que es lineal, que denigra lo otro, que es una ruta de sentido único, un solo camino hacia el despliegue, lo contemporáneo admite perforaciones de ese tiempo, búsquedas paralelas –afirma Ticio Escobar al referirse a su libro La belleza de los otros–. Hoy al estudiar el arte indígena no hacemos una graciosa concesión a los pueblos, ni los reivindicamos, ni únicamente los vemos como los marginales, los olvidados que también son; los vemos como grandes creadores y nos hacemos un favor a nosotros mismos como cultura.” El intelectual paraguayo destaca que la Casa de las Américas “siempre fue una visionaria” al apostar por lo cultural indígena desde el comienzo. “Cuba es un país que amo especialmente –dice–. Esta ciudad no es Cienfuegos, es mil fuegos.”

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Arturo Carrera, Roberto Fernández Retamar, Liza Josefina Porcelli Piussi y Roberto Zurbano.
 
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