CULTURA › EL FILOSOFO ITALIANO GIANNI VATTIMO, EN EL DEPARTAMENTO DE ARTES AUDIOVISUALES DEL IUNA
El eje de la charla fue la muerte del arte de las obras de arte. En su exposición, atravesada por ideas de Nietzsche, Heidegger, Hegel, Adorno y Benjamin, Vattimo señaló que “los artistas producen más instalaciones y acontecimientos que objetos para coleccionar”.
Gianni Vattimo está en Buenos Aires, participando de actividades académicas. Icono del pensamiento posmoderno junto a Jean-François Lyotard, el filósofo italiano disertó el jueves en el Departamento de Artes Audiovisuales del IUNA, en una sala repleta. La conferencia se denominó “El fin del arte de las obras de arte”. A partir de ideas de Nietzsche, Hegel, Heidegger y otros autores sobre este tema, el pensador analizó la situación contemporánea. “Se diluyó la idea de producción de objetos que se puedan comprar, coleccionar y guardar. Hoy el artista es un operador social. Y el arte, una actitud profética y política”, teorizó.
Fue una conferencia accidentada. En principio, por la importante cantidad de gente que no cabía en una sala para poco más de cien personas. Las puertas del salón parecían las del subte en hora pico. También había problemas con el sonido: los de atrás escuchaban muy poco y se quejaban, con razón, a cada rato. Y cada tanto había un acople que ensordecía. Alguien bromeó con que eso no podía ocurrir justamente en un departamento de artes audiovisuales. “El es un superstar de la filosofía”, lo definió Marcelo Magnasco, decano de la institución universitaria, al ver cómo la gente seguía llegando. Se percibía en los asistentes admiración por este hombre que, cuando publicó El fin de la modernidad (1985), se volvió un adalid de la condición posmoderna.
Cualquiera podría pensar que un europeo no está acostumbrado a desprolijidades de ese tipo, pero Vattimo se adaptó a las circunstancias. En un español muy claro, hizo chistes constantemente acerca del sonido, del calor, de la cantidad de gente. “Estoy contento de estar en esta multitud. Voy a estar sentado porque soy menos joven que ustedes. Y si no escuchan, no importa, porque mucho está en la comunidad”, dijo al comienzo, tras quitarse el saco azul que completaba su traje. “Cometí un error”, le confesaría luego a Página/12 (ver recuadro). “¡Me vestí de traje para venir a una universidad!”
Vattimo visita seguido la Argentina. Suele manifestar públicamente sus opiniones favorables en torno de los gobiernos de América latina. También se explaya en temas religiosos (es cristiano) y, como buen posmoderno, en las luchas de las minorías. El es parte de una, porque es homosexual. Pero esta conferencia no pasó por ninguno de estos temas. Ante todo, Vattimo puso sobre la mesa su faceta de profesor de estética (lo fue en Turín). Su exposición estuvo atravesada por el pensamiento de Nietzsche, Heidegger, Hegel, Adorno y Benjamin. El eje de la charla fue la muerte del arte de las obras de arte. El intelectual y militante político analizó la actualidad a partir de viejos pensamientos. “Los artistas producen más instalaciones y acontecimientos que objetos para coleccionar”, subrayó. “La idea de una obra perfecta que se hace admirar está en los antiguos. Esta noción de obra de arte vale todavía para el arte abstracto, porque es algo que a uno le gusta contemplar. Pero la idea de la belleza tal como la hemos heredado está en crisis”, sentenció.
“¡No!”, gritó alguien desde atrás. “¿No está en crisis?”, preguntó Vattimo. “No. No se escucha nada”, respondió el joven. Así, con interrupciones permanentes, aconteció la conferencia. El filósofo prosiguió, entre las risas del público: “Hegel también habló de la muerte del arte. Para él estaba dejando de ser la forma más expresiva de una época, como pasaba en Grecia. El arte griego es una belleza que perdimos: somos demasiado sentimentales y románticos. Los griegos eran perfectos, bellos, deportistas, jóvenes. Nosotros somos más inteligentes, pero gordos y flojos”.
“Cuando la sociedad moderna empezaba a ser industrializada, ¿para qué iban a idealizar el mundo griego? Somos de otra manera. No queremos la perfección absoluta. Eso está en la publicidad. Para Hegel, la autoconciencia del espíritu humano ya no se imprimía en el arte ni en la religión, sino en el saber, en la ciencia”, explicó. La charla pasó, también, por su preocupación como profesor por intentar definir la experiencia estética.
También habló de los cambios que introdujo la tecnología. Para el final se reservó los párrafos de más opinión. “Los artistas hoy polemizan sobre la idea de obra de arte. Me gusta, pero no como producto a contemplar, sino como acontecimiento mental. Los artistas producen conceptos, como Woodstock. Bueno, yo no fui... pero eso significa que el arte puede devenir en forma de creación social. Para Heidegger, la obra de arte es la abertura del mundo, la exhibición de la tierra”, concluyó. “Hoy el artista es un operador social. El arte deviene más como intervención en el mundo, como actitud profética y política. La responsabilidad del artista es enorme. Es fundamental un contacto más profundo del artista con las bases, con el espíritu de su tiempo”, sugirió.
A lo largo de la semana próxima, invitado por la Federación de Docentes de Universidades y el Centro Laguzzi de Aduba, Vattimo seguirá dando charlas. También recibirá el Honoris Causa de la UBA. El martes participará de un diálogo con Raúl Zaffaroni en la Facultad de Farmacia y Bioquímica de la UBA (Junín 950, a las 18). El jueves dará una conferencia titulada “Ser y lenguaje”, en la Universidad de Avellaneda, a las 11 (España 350). A las 18 del mismo día estará en la Casa del Bicentenario (Riobamba 985). Todas las actividades son con entrada libre y gratuita. Para más información, visitar www.vattimoenargentina.com
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