CULTURA › EMPIEZA HOY EL IV FESTIVAL DE POESíA EN LA ESCUELA
Durante una semana, aproximadamente tres mil niños, jóvenes y docentes, pertenecientes a doce establecimientos educativos, escucharán las voces de los poetas invitados, quienes además de leer poemas propios sumarán lecturas de las obras de sus maestros.
› Por Silvina Friera
Un escándalo de voces viene conjurando la imposibilidad de hacerse oír. Los ojos contemplan el paisaje como si formularan preguntas o mordisquearan detalles. Es la revelación de la vida a través del lenguaje. La potencia de la lectura, de la escucha, de la escritura, gotea lentamente, reaviva el asombro con una intensidad extraordinaria y sostenida por un trabajo de largo aliento. “Duerme la ciudad/ polvo gris/ imaginario/ lastimaduras/ y cicatrices/ Falta algo en mi vida/ está arruinada/ en partes muy pequeñas”. Este poema lo escribió Gabriel Mansilla, alumno de la Escuela de Educación Técnica Nº1 de San Fernando, tercera sección de las Islas. Miles de chicos andan ensamblando sus pedacitos. El despunte de la emoción irrumpe con la certeza de un encuentro bisagra. Hay un antes y un después del Festival de Poesía en la escuela, organizado a pulmón por Alejandra Correa y Marisa Negri, poetas, docentes y gestoras culturales infatigables a la hora de articular, extender y ensanchar, verso a verso, la necesidad de la poesía. En esta cuarta edición, cuya apertura se realizará en la Casa Nacional del Bicentenario, participarán 43 poetas en doce mesas de lecturas: Irene Gruss, María del Carmen Colombo, Leonardo Martínez, Susana Cella, Laura Yasán, Alberto Muñoz, Eduardo Mileo, Gabriel Reches, Romina Freschi y Laura Wittner, entre otros.
Las palabras se mueven de boca en boca, de aula en aula. Durante una semana, aproximadamente 3000 niños, jóvenes y docentes, pertenecientes a doce establecimientos educativos –niveles inicial, primario, secundario, educación especial y artística del Liceo 1, Colegio Nicolás Avellaneda, Instituto Vocacional de Arte, Escuela 22 DE 2, Escuela 3 DE 11, Escuela de Educación Estética (Morón), Escuela Portal del Sol (Tapiales), EP Nº84 y 3 (Laferrère) y Escuela Técnica 1, EP 20 (Delta de San Fernando)–, escucharán las voces de los poetas invitados, quienes además de leer poemas propios sumarán lecturas de las obras de sus maestros. La novedad en esta ocasión es la participación de cinco poetas de Abbapalabra/Transpoesía –red poética que reúne diversos festivales con jóvenes y comunidades, en México, Guatemala, Costa Rica y Argentina–: Fabiola Amaro, Mario López Alonso, Julio Ceballos y Juan Carlos Quiroz (México) y Alvaro Mata Guillé (Costa Rica). No sólo de lecturas se nutre esta movida. De marzo a junio los alumnos asistieron a talleres de escritura y de traducción imaginaria de poesía. La semana del festival, que termina el martes 11 de junio, les permitirá mostrar el trabajo realizado. Además, se publicarán las poesías de los chicos del delta de San Fernando en una edición artesanal y se concretará una campaña de donación para dotar a la biblioteca de la Escuela Técnica Nº1 de libros de poesía y literatura infantil y juvenil. Otra columna vertebral son los talleres que se dictan en esta edición: Nina Franco (poesía y títeres), Inés Abeledo (poesía y arte visual sobre la obra de Marosa Di Giorgio), Ana Adjiman y Gabriel Martino (poemas en cajitas), Diego Lorente y Clara Gabor (poesía, música y video), Pablo Ramírez y Gisella Amarillo (Van Gogh a través de Luis Alberto Spinetta) y la artista visual Ana Pradal creará con los chicos libros de artistas, a partir de los poemas que ellos escriban, entre otros talleres.
“Vamos dejando una pequeña semilla –dice Marisa Negri a Página/12–. Es un proceso muy lento que comienza con juegos del lenguaje, sumamente accesibles y sencillos; acrósticos, limericks, poemas collage, abonados con mucha lectura de poesía de todos los tiempos. Cuando ese juego se convierte en un espacio sostenido, cuando la escuela se anima a dejar que la poesía ocupe un lugar, los chicos se adueñan de su propia palabra.” La poeta y docente revela que los alumnos del Delta, en apenas cuatro meses de trabajo, empezaron a contar dónde y cómo viven, qué sueñan, por qué se sienten solos o aburridos. “Es un gran comienzo –pondera–. Hay que tener en cuenta la realidad de estos chicos. La tercera sección del delta de San Fernando es un lugar bellísimo y salvaje, que nada tiene que ver con las postales de los elegantes recreos de Tigre. Los chicos que concurren a la Escuela de Educación Técnica Nº1 recorren entre una y tres horas de navegación para llegar a la escuela, en la que están de 10 a 15.30. Es decir, la vida transcurre entre la escuela y las lanchas. Hay doce recorridos diferentes que llegan al Paraná Miní cada día, muelle a muelle. En los muelles hay perros y gente que saluda con la cabeza o levantando apenas el brazo. Cuando hay niebla se cierra el puerto y se suspenden las clases. Los que vivimos sobre el Estudiante o sobre el Paycarabí viajamos en la Delta F. En el trayecto que compartimos a bordo de las lanchas, los chicos juegan a las cartas, pero también y muy de a poco les voy dejando libros para que lean. Para los chicos muchas veces la isla no es un paraíso y sus poemas reflejan la soledad, el aburrimiento, la falta de ‘cybers en las esquinas’, y ahí es donde cualquier lazo que uno pueda tender hacia otros mundos ficcionales es una tarea fundamental.”
Ya hay lazos que están floreciendo. Los chicos del Delta ahora se escriben con los chicos de Rosario. “Queremos hacer una revista para que pueda acompañarlos en las lanchas; ideas para que el aislamiento y la soledad tengan contención –explica Negri–. Lo más interesante que nos pasó con Poesía en la Escuela es que dejó de ser un festival para convertirse en un modo de enseñar y de aprender. Cuando llega al aula la caja que les armé, los chicos ya saben de qué se trata; hay algo para decir y ése es el lugar indicado.”
Alejandra Correa cuenta que el festival es la punta de un iceberg. “Estamos buscando la forma de llegar a los docentes con estas propuestas de taller, simples pero comprometidas, que puedan implementar con sus alumnos para revitalizar ese espacio creativo de la palabra. Incluso para que ellos mismos puedan expresarse a través de la poesía. Recibimos innumerables mails de educadores de todo el país que nos preguntan ¿cómo hacen?, ¿cómo puedo hacerlo yo? Es un desafío poder socializar esta experiencia. Estamos buscando esas fórmulas que nos permitan hacerlo. Lo que sucede es que, hasta aquí, el festival y el programa han sido autofinanciados y los desafíos que se nos imponen necesitan recursos que deberemos gestionar.” Esta trama de expectativas se expande impulsada por la necesidad de multiplicar el efecto de la palabra poética en las aulas. El 18 y 19 de abril se realizaron las I Jornadas Nacionales de la Red Poesía en la Escuela, auspiciadas por el Ministerio de Educación de la Nación, con docentes, directivos, bibliotecarios, poetas que trabajan con jóvenes y gestores culturales de diversas localidades del país. Durante la inauguración, el ministro Alberto Sileoni valorizó el rol de la poesía en la educación. “Algunos de los participantes incluyeron las propuestas en la Formación Docente de su localidad; en La Rioja se hicieron talleres para maestras jardineras; otros directamente en el aula con los chicos, en escuelas de Laferrère, Córdoba y San Clemente del Tuyú, o incorporaron actividades en las ferias locales, como el caso del Mayito de las Letras en Tucumán, por citar sólo algunas”, enumera Correa.
Varias iniciativas de la Red serán programadas en un futuro cercano. Correa comenta que las poetas y educadoras de la provincia de Buenos Aires Laura Forchetti, Erika Vollers, Carolina Rack y Natalia Molina estuvieron deliberando sobre ese lugar de reunión habitual que es la plaza del pueblo los fines de semana. “A ellas se les ocurrió trabajar con propuestas para el Twitter o sms en una jornada donde los chicos puedan enviarse poesías de amor. Luego la gente de Salta, Tucumán, Catamarca y La Rioja, trabajaron con el artista plástico Pablo Ramírez Arnol –colaborador permanente de Poesía en la Escuela– la idea de rescatar el valor oral de la poesía; pensaron en grabar los sonidos de los patios durante el recreo. Y que las coplas que los chicos conocen por tradición queden registradas a la par de los juegos, los sonidos del patio, las canciones infantiles... Es algo que estamos empezando a realizar –agrega Correa–. También poesía a través de postales o de arte correo, para conectar a chicos de diferentes comunidades, mediados por las escuelas. Vemos que la propuesta es tomada por otros que valoran este trabajo con los chicos, jóvenes, docentes y bibliotecarios, gestores y poetas que saben de la importancia que reviste no perder la comunicación con los jóvenes y propiciar instancias de encuentro real, donde ellos puedan expresarse, poner su palabra en el mundo y hacerse oír. En la gestión cultural sabemos que éste es un paso fundamental para la construcción de ciudadanía”.
El festival, plantean las organizadoras, “también les pone voz a poetas de todos los tiempos, buscando tender un puente entre generaciones, rescatando una línea histórica en la voz poética comúnmente rezagada en los programas de estudio”. ¿Por qué se rompió ese puente generacional? “Los puentes se rompen cuando el ego le gana al arte; ‘donde hay dos poetas hay tres corrientes estéticas’, se dice a veces maliciosamente, y nosotros venimos trabajando en sentido inverso”, subraya Negri. “Reunimos poetas con distintas estéticas que generosamente vienen a leerles a los chicos y que eligen qué poetas homenajear en absoluta libertad, y a eso le sumamos artistas visuales, músicos, titiriteros. Y a la vez, trabajamos muchísimo con los maestros y profes, intentando contagiar esta pasión, esta mirada en donde las prácticas del lenguaje son mucho más que una materia. Hay un principio de solidaridad enorme en todo esto; supone que todos tenemos algo para brindar y nada se guarda.” Correa advierte que los puentes también se rompen “cuando la educación es ciega a los procesos artísticos y no incorpora a la poesía o la narrativa, o el cine o la plástica o la música que se produce en esa contemporaneidad de los chicos, porque el arte pierde para esos chicos el sentido de expresar su época para poder pensarla.”
“Está muy bien que enseñemos el Martín Fierro, pero cómo no vamos a leerles a Arnaldo Calveyra o a Diana Bellessi –ejemplifica Correa–. Lo realmente preocupante es que los propios docentes no conocen a los poetas o a los artistas que actualmente producen en su país. Y no es responsabilidad solamente de ellos, claro. Hay un abismo entre el arte y la gente, cuando debería estar a mano para todos, tanto para experimentar en su producción como para enriquecerse con sus posibilidades estéticas. Y luego hay también una tarea del artista que no siempre se toma el trabajo de meter los pies en el barro de su tiempo. Pero sabemos que vivimos épocas muy complejas donde el mercado gobierna nuestras vidas, nuestra idea del arte, nuestras prácticas. En cierto sentido, estamos humildemente buscando la grieta para hacer llegar una propuesta que va en otro sentido, porque creemos realmente que este colectivo que se empieza a visualizar –los poetas que esperan el festival con alegría, los artistas que se suman a los talleres de arte visual, música y poesía y los chicos que también nos aguardan cada año con anhelo– puede, modestamente y a pequeña escala, ayudar a que algunas cosas sean diferentes.”
Ella sonríe. Nunca dejará de hacerlo. El pasado se vuelve presente cada vez que se repone una escena. Cómo olvidar la mirada sonriente de Ramona, una de las auxiliares del Liceo 1, cuando los integrantes de Me Darás Mil Hijos, los hermanos Santiago y Mariano Fernández, regresaron a su escuela secundaria, en la edición pasada del festival, para homenajear a Alfredo Zitarrosa. Ramona, en estas líneas, nuevamente sonríe. Termina el recital y se acerca a felicitar a “sus chicos” por el camino elegido. Las palabras se atropellan y salen de su boca. Como en éxtasis, los ojos de Ramona abrazan a esos hermanos que crecieron tan rapidito. Por la puerta entornada de los sueños, las cuerdas del tiempo vibran.
La apertura del IV Festival de Poesía en la Escuela se realizará hoy a las 19 en la Casa Nacional del Bicentenario, Riobamba 985. La programación completa está en http://poesiaenlaescuela.blogspot.com.ar/
Nunca
Intenté
Comer
Ostras
Leyendo
A
Superman
La isla es muy aburrida
porque no hay un cyber
en la esquina
los perros ladran todo el día
personas desconocidas
pasean por el río
porque no me fui
en lugar de los otros
El misterio
cada vez
más grande
hace bien estar
ver bien
es estar
distraído
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