Domingo, 8 de septiembre de 2013 | Hoy
CULTURA › EL ENCUENTRO GENERACION XXI, MUSICA Y PALABRAS PARA ANALIZAR LA REGION CUYANA
Durante dos días, el hermoso Centro Cultural Julio Le Parc fue epicentro de un desfile de artistas, músicos e impulsores de la cultura. Además de los conciertos y charlas hubo muestras fotográficas, talleres, exposiciones y homenajes.
Por Cristian Vitale
Desde Mendoza
“Para el Cuyo vivo, acá estamos. Están ustedes, estamos nosotros.” Pareciera un típico slogan de campaña si no hubiese sido dicho donde se dijo: en el escenario mayor del Centro Cultural Julio Le Parc, una joya arquitectónica para el arte que impera ahí nomás del Aconcagua, donde jueves y viernes ocurrió el tercer capítulo del Encuentro Generación XXI. Martín Castro, entusiasta guitarrista de la región, captó la impronta, ligó cien aplausos y fue por más junto a uno de los números artísticos que tocaba en suerte: el trío Corazón Guitarrero. Había pasado Sandra Amaya. Esperaban Polo Martí y su círculo mágico y el Dúo Orozco-Barrientos; mientras el trío se despachaba con un vaivén propio de la región: de una mansa tonada llamada “La enredadera y el ceibo”, a una lucida “Cueca del tonelero”. Folklore cuyano aquí y ahora, tal como lo demandaba el encuentro. Lo grita Castro y lo desarrollan artistas, productores y actores de medios de comunicación durante las disertaciones que, junto a los conciertos, muestras fotográficas, talleres, exposiciones y homenajes, conformaron la totalidad del encuentro.
Disertaciones que, entre los protagonistas, contaron con otro conocedor del pago (Jorge Marziali), la cantante Marita Londra, el director de Artes de la Secretaría de Cultura de la Nación (José Luis Castiñeira de Dios), el frontal, talentoso y también local Raúl “Tilín” Orozco, Marcelo Simón (director artístico de La Folklórica) y Fabián Matus, entre otros. Y que tuvieron como eje la intención de frenar la vorágine, mirarse a los ojos y pensar la música popular, desde el hoy, en un espacioso ámbito de reflexión. “La nueva canción se hace, con dificultades pero se hace. Y se comparte”, arrancó Orozco, ante una audiencia poblada por alumnos de la carrera de Música Popular de la Universidad de Cuyo. “Eso por un lado. Y por otro es cierto que hay que reconocer la importancia de los grandes creadores del nuevo cancionero cuyano, por ejemplo, pero sugiero que se escuche a quienes están componiendo hoy y trabajar sobre esto, porque pareciera que en este país para ser joven y componer tenés que obedecer a un parámetro ‘tal’. ¿Y qué pasa?, el que obedece a un parámetro ‘tal’ nunca va a cambiar nada. El mismo Palorma me dijo antes de morir: ‘Amiguito, usted haga lo que tenga que hacer, no le dé pelota a nadie’. Y yo le hice caso”, desarrolló Orozco, en sintonía con el contexto, apelando a una de las máximas figuras de la música popular de la región: Félix Dardo Palorma.
A casi 50 años del origen del Nuevo Cancionero Cuyano y con oradores que no omitieron evocar históricos de la región (Armando Tejada Gómez, Hilario Cuadros, Buenaventura Luna, Antonio Tormo, o Tito Francia, a quien se homenajeó especialmente) las charlas ubicaron su centro en el siglo XXI. No faltó la crítica de Marziali: “Creo que hoy el estudio de la estética de la palabra o de las formas poéticas no va en paralelo con el desarrollo musical. Se hacen bellas melodías pero hay poco para decir”. Tampoco el realismo de Marcelo Simón, cuya exposición tuvo como eje la necesidad de divisar las fronteras de “lo que llamamos” folklore; o el optimismo de Matus al ponderar el gesto estatal de “comprender la inquietud de los creadores cuyanos” para buscar nuevas formas de difusión de sus obras en el resto del país. Los lineamientos analíticos con perspectiva histórica planteados por Castiñeira de Dios, en tanto, enmarcaron el encuentro: “Esta es una generación que, es cierto, no ocupa espacios relevantes desde la masividad, pero que está trabajando horizontalmente, con una enorme creatividad y no va detrás del gran botín. Muchos de estos artistas, a diferencia de lo que pasaba décadas pasadas, en vez de competir buscan colaborar y parten de algo superior al deseo de desarrollarse personalmente”.
Tras las diversas actividades que tuvieron, por caso, a Diego Zapico, director del sello Acqua y Pablo Montiel, del MICA, tirando data clave para la autogestión; a Juan Lucangioli, moderando y activando; al fotógrafo Eduardo Fisicaro exponiendo la muestra Cuyanos; o al todoterreno José Ceña –coordinador del Encuentro– moviéndose como pez en el agua en todos los detalles, ocurrió la música. Pasaron Sandra Amaya, una mendocina que abrazó la causa andina y así lo expone, sola con su caja y su canto; Marziali, sosteniendo con sus cuerdas nativas los bellos fraseos de Londra; Orozco-Barrientos, mostrando temas-gemas del flamante Tinto; otro dúo, Romero-Budini; Los Guzmán, con sus aires mercedinos; Juan Carlos Liendro, por San Juan, y el talentoso guitarrista Salvador Gómez. Pasajes y paisajes musicales, al cabo que, hacia fin de año, mutarán de colores para pintar un nuevo capítulo del Generación XXI en otra región intensa: el noroeste.
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