Arranca hoy el corredor escénico más extenso del mundo. Es el que organiza el Instituto Nacional del Teatro (INT) junto con otras instituciones estatales. “Imagino una línea llena de infinidad de puntos. Lo que hacemos es conectarlos. Vamos conectando ciudades, municipios, teatros y personas. Se intercambia un flujo cultural. Lo pienso como un cable coaxial o de fibra óptica. La luz va y viene transformada. El acto teatral tiene capacidad transformadora también. Es indiscutible eso. Es una verdad, es así”, explica a Página/12 Guillermo Parodi, director del INT, además de actor, director y dramaturgo. Entre este mes y el próximo, el octavo Circuito Nacional del Teatro recorrerá 145 localidades argentinas de todas las provincias del mapa, con espectáculos nacionales e internacionales.

A horas de viajar a Paraná, donde comienza la fiesta teatral “nacional y popular” titulada “Hacia el Bicentenario de la Independencia”, Parodi cuenta que el Circuito ha crecido radicalmente desde 2006. En efecto, esta es la primera edición en la que el teatro llegará a las 23 provincias del país. “Es un hecho inédito”, subraya el funcionario. “Por primera vez tocamos todas las provincias. No hay una que se quede esta vez sin teatro. Es un trabajo inmenso”, añade. Mientras que en otros años había que aceitar mucho los vínculos con los municipios y las entidades no gubernamentales de cada zona, esta vez cocinaron la movida en conjunto varios organismos públicos nacionales. Además del INT, trabajaron la Secretaría de Cultura de la Nación; el Ministerio de Educación; el Programa Nacional de Educación, Arte y Cultura; Pakapaka; el Ministerio de Planificación Federal; el Plan Nacional Igualdad Cultural; y Aerolíneas Argentinas, entre otros.

Así, la iniciativa pudo crecer mucho. Desde hoy hasta el 14 de octubre habrá teatro a lo largo y a lo ancho del territorio nacional, de Ushuaia a La Quiaca. Es un recorrido de más de 20 mil kilómetros. Capitales, pueblos y ciudades verán alterada su cotidianidad por un rato. Se prevén 400 funciones de espectáculos nacionales e internacionales, a partir de la concatenación de veinticuatro festivales internacionales de teatro. La grilla incluirá 90 espectáculos en gira por el país. Las entradas se venderán a precios populares: entre 10 y 30 pesos. Hay un plus para los más chicos: habrá funciones gratuitas para escuelas en distintas sedes, acompañadas de actividades coordinadas por Pakapaka. Esta edición del Circuito presta una especial atención a la niñez.

“Con el Ministerio de Educación tenemos la intención de acercarnos más al público infantil”, destaca Parodi. “Vamos a llevar aulas rodantes, con escenarios móviles que se instalarán para los festivales o en las plazas de los pueblos. Resulta muy interesante que el teatro llegue a lugares donde no ha habido actividades de estas características. Buscamos un impacto social: llegar adonde no se llega y que los ciudadanos que no tienen la posibilidad de consumir teatro, la tengan. Les llevamos el teatro a su casa”, cuenta el funcionario. Es importante el carácter “federal” de esta iniciativa, porque se intenta llegar a “la Argentina profunda”. “Este año agrandamos el Circuito, irradiamos desde los festivales principales a todas las localidades cercanas con funciones gratuitas”, agrega Parodi. “Parafraseando lo expresado por nuestra Presidenta, la ‘Patria Teatral’ es y pasa por el otro”, desliza.

La semana pasada, Parodi presentó oficialmente esta propuesta, en compañía de Fabián Blanco, de la Secretaría de Cultura de la Nación; Daniel Pico, del Ministerio de Educación; Verónica Fiorito, de Pakapaka; Francisca D’Agostino, del INT; y Miguel Angel Palma, de la Comisión Organizadora del Circuito Nacional del Teatro.

Hoy se sube el telón en Paraná, donde el Circuito se colará en los festejos por el bicentenario de la ciudad entrerriana. En la primera semana, la movida pasará por Corrientes, Chaco y Formosa, y luego por el resto de las provincias (ver recuadro). En muchos casos habrá funciones de extensión, que son las que se dan por fuera de la localidad donde tienen lugar los festivales organizados por el INT. En cuanto a los espectáculos que se verán, Parodi adelanta que el Circuito propone “un conglomerado con distintos lenguajes y contenidos”. “No hay un eje temático ni estético. Es bastante amplio el abanico. Se intenta dialogar con todos los públicos”, explica. Entre las obras internacionales que forman parte de la gira están: Karamazov (Emilia Romagna Teatro, Italia), Exitus (Titzina Teatro, España), Romeo y Julieta (de Rubén Pagura, Costa Rica), Indolore (Campo Teatrale, Italia), Penélope (Cía. Pepa Plana, España), El cielo de los tristes (Grupo Los Corderos, España), El ruido de los huesos que crujen (Le Carrousel, Canadá), Kimba Fa (Grupo Milenio, Canadá), Arbol sin sombra (de César Brie, Bolivia), Women’s (Compañía Experiencia Subterránea, Brasil), Inua (Baba Yaga Theatre, Sudáfrica) y otros, de países como Nicaragua, Uruguay, Perú y Ecuador.

Los espectáculos nacionales pertenecen al catálogo del INT. Habrá teatro de títeres y objetos, circo contemporáneo y danza teatro. En representación de la Ciudad de Buenos Aires viajarán, entre otras, Qué me has hecho vida mía, con María Merlino; El centésimo mono, de Osqui Guzmán; Piernas entrelazadas, de Omar Aíta; y Amor a tiros, de Bernardo Cappa. Participan del Circuito compañías teatrales de diferentes provincias, como Ser (Santiago del Estero), Galatea (Chaco), Compañía Teatral de la Patagonia (Santa Cruz), Cite Arte (La Rioja), La Faranda (Salta), entre otras. “En la Argentina, el teatro es un fenómeno muy particular. Aquí está muy presente el hecho teatral, muy desarrollado. Buenos Aires es la ciudad que más salas tiene en el mundo y en todo el país proliferan grupos todo el tiempo”, dice Parodi.

“Todo esto converge en la idea de la identidad nacional”, subraya Parodi. “El teatro tiene un lenguaje y una poética que dialogan con un espectador. La identidad nacional es casi un acto preconsciente. Antes de la conciencia del ser están las cuestiones vinculadas a lo cotidiano, al paisaje, a la manera de caminar. Eso constituye un capital simbólico, la esencia misma de lo que después se constituye como discurso cultural. El teatro no es ni más ni menos que un reflejo de eso. Pero no es un espejo sino un prisma. La luz se descompone en muchos colores cuando llega al prisma. Un poco eso es el teatro.”

Es muy clara Francisca D’Agostino, secretaria del INT, en un texto que escribió para el catálogo del ciclo, en el que puntualiza lo que se busca. “El teatro, como bien cultural, debe llegar a la mayor cantidad de lugares posibles”, escribió D’Agostino. “No hay teatro sin público, y para que haya más y nuevos públicos debemos extendernos. Lo hacemos porque sabemos que la verdadera batalla es cultural (...). Estamos empecinados en unir ciudades con aplausos.” Por su parte, Miguel Angel Palma, de la comisión organizadora del Circuito, escribió para el mismo catálogo: “Nuestra apuesta tiene algo de templarnos en la insistencia sobre algunos mecanismos y porfías que han dejado su marca en la arena de los picaderos, en la madera de los tablados, en los caminos trashumados: queremos recorrer los circuitos de encuentro entre el público y los artistas que han logrado la comunicación efectiva y plena, reavivar el ritual de ensamble entre creadores y comunidad, ya sea por la risa, la emoción, la frescura y la ocurrencia (...). Llega el teatro a cada rincón, a cada confín de la República, a cada argentino que vive más allá de las avenidas donde el teatro es espectáculo, donde la creación es negocio”.