CULTURA › MUSEO DE ARTE CONTEMPORáNEO
Construido en tres años, el MAR se inaugurará hoy y será un nuevo polo de atracción de la ciudad balnearia. El museo abrirá sus puertas con la muestra Ola pop en el mar.
› Por María Daniela Yaccar
A partir de esta tarde, Mar del Plata sumará un atractivo más a sus playas: quedará inaugurado uno de los museos más importantes del país y el más imponente de la provincia. Se dedicarán siete mil metros cuadrados –más del doble que el Malba–, en dos hectáreas, al arte contemporáneo. El Museo de Arte Contemporáneo (MAR) demandó una inversión de 60 millones de pesos del gobierno provincial, a través del Instituto Cultural bonaerense. El presidente de este organismo, Jorge Telerman, sostuvo: “Queremos que esta obra se convierta en un faro de actividad cultural de excelencia, que forme nuevos públicos y garantice el acceso del pueblo a los bienes culturales”.
El MAR abrirá sus puertas con una exposición que rendirá tributo a los mágicos años sesenta y al movimiento artístico que emergió alrededor del Instituto Di Tella y otros ámbitos. La muestra titulada Ola pop en el mar incluye obras de Marta Minujin, Delia Cancela, Pablo Mesejean, Nicolás García Uriburu, Edgardo Giménez, Jorge de la Vega, Rómulo Macció y Elsa Soibelman, entre otros. La inauguración tanto del museo como de la muestra será hoy a las 19, sobre Avenida Camet y López de Gomara, a metros de la avenida Constitución. Estarán Telerman y el gobernador Daniel Scioli. El espacio se podrá visitar de jueves a martes de 17 a 23, con entrada gratuita. Para la temporada, ya están confirmados recitales de Kevin Johansen, Peteco Carabajal, Nacha Guevara, Palito Ortega, Elena Roger y Escalandrum. Y habrá exposiciones en homenaje a Sandro y a Olmedo.
“Este museo es majestuoso por varias razones”, sostuvo Telerman en diálogo con Página/12. “El edificio tiene un volumen inédito en la Argentina. Será el más grande dedicado al arte contemporáneo. Tiene alturas formidables, lo cual permite grandes volúmenes. Su diseño es hipermoderno. Y está frente a la majestuosidad del mar.” Uno de los objetivos del gobierno provincial en relación con este gigante para el arte contemporáneo es descentralizar la cultura, al instalar un nuevo polo de atracción en Mar del Plata, ciudad que anualmente es visitada por 8 millones de turistas.
El MAR se construyó en tiempo record: tres años. De entre doscientos proyectos que llegaron al Concurso Nacional de Anteproyectos, resultó ganador el que presentó Estudio Monoblock. El edificio se divide en cuatro volúmenes de concreto, incluye una plaza de acceso, espacios de exposición al aire libre, patio de esculturas y tres salas de exposición cubiertas en una planta elevada. Cuenta, asimismo, con auditorio, talleres de restauración, un área de preservación y una de servicios que incluye biblioteca, cafetería y tienda.
El arte contemporáneo será eje del museo, pero excluyente. “Está pensado para albergar totalidad. No nos ceñiremos a lo estrictamente contemporáneo”, aclaró Telerman. “El concepto es más de centro cultural. Hoy es la tendencia de estos dispositivos. El arte visual será el nervio, pero estarán las otras expresiones de la vida cultural de un pueblo”, concluyó. El espacio, que aún no tiene designado un director ni colección permanente, tendrá una doble función: albergar muestras de distintos puntos del país y hacer de vidriera para el arte marplatense, porque allí, en palabras de Telerman, “hay artistas talentosísimos y con una fuerza formidable”. Un último aspecto es el social: se ofrecerán visitas guiadas para jóvenes en situación de riesgo y para escuelas. “El MAR no será un dispositivo para conocedores, sino uno abierto, poroso, que despierte curiosidad en todo el mundo”, definió. Minujin ya estaba en la ciudad elaborando una obra especialmente para el museo: un lobo marino de diez metros de altura, de hierro, cubierto de alfajores.
En relación con la muestra, el funcionario sostuvo que eligieron reivindicar los años sesenta porque “borró las falsas fronteras entre el arte para conocedores y el popular”. El curador, Alonso, analizó: “Mar del Plata lo tiene todo para ser un centro del pop-art. Bautizada la Ciudad Feliz a finales de los cincuenta, fue una caja de resonancia para el teatro, el cine y la música popular que se proyectó de inmediato hacia todo el país. En los sesenta contaba con una intensa actividad cultural. Su vitalidad veraniega era el marco ideal para la explosión pública de bikinis y minifaldas, para la alegría y el color, para el hedonismo y el consumo, valores que impulsaron a este arte singular. Muchos años después, el espíritu pop vuelve a desembarcar en Mar del Plata”.
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