Miércoles, 21 de mayo de 2014 | Hoy
CULTURA › EL CONSEJO DE ADMINISTRACIóN DE LA FUNDACIóN EL LIBRO ANALIZA RENUNCIAS
A la renuncia de la directora de la Feria, Gabriela Adamo, se sumó la del presidente de la Fundación, Gustavo Canevaro. El Consejo de Administración se reunió ayer durante horas, con el objetivo de conciliar posiciones. En principio, no aceptó ni rechazó las dimisiones.
Por Silvina Friera
Los finales suelen ser esquivos o imprevistos. Vista a la estrecha distancia, apenas poco de más de una semana del cierre de una de las ediciones más exitosas de los últimos tiempos en asistencia de público –1.200.000 personas–, en ventas y en una programación diversa, la 40ª Feria del Libro está escribiendo las páginas de una crisis que no estaba en el horizonte inmediato de sus protagonistas: los lectores, escritores, editores y organizadores. A veces las fiestas dejan un saldo amargo y terminan mal. El martes pasado renunció Gabriela Adamo, hasta entonces directora de la Feria, cansada de “la escalada bastante furibunda” en el tono de las discusiones y por “tener que ser árbitro de peleas que me trascienden”, explicó a Página/12. Gustavo Canevaro, presidente de la Fundación El Libro, la entidad que organiza la Feria, también renunció y fundamentó esta decisión al “reconocer mi responsabilidad en no poder liderar al actual consejo para que pueda conducir de manera armoniosa dicha institución”. Los miembros del Consejo de Administración se reunieron ayer durante varias horas. Fue una jornada agitada en donde se buscó conciliar posiciones, reflexionar y no tomar medidas apresuradas. ¿Qué decidieron? Ni aceptaron ni rechazaron las dos renuncias. Una fuente de la Fundación le dijo a este diario que pasaron a un “cuarto intermedio”.
La intención es “hacer gestiones” para “revertir la situación” y tratar de que tanto Adamo como Canevaro continúen en sus cargos. Lo más urgente, dónde se hará la próxima Feria del Libro Infantil y Juvenil, que comenzará el 14 de julio, también está por definirse. Como El Centro de Exposiciones –donde habitualmente se realiza– está en obra, los consejeros de la Fundación están estudiando tres opciones: El Dorrego, espacio que pertenece al Gobierno de la Ciudad; Tecnópolis y “otra alternativa”, que surgió en la reunión del Consejo y de la que todavía no están al tanto ni los expositores. La “tercera vía” es un espacio en la ciudad, pero la fuente no aclara si es un ámbito público o privado. “Los expositores no se pueden enterar por el diario”, se excusa. “Lo de Adamo está difícil”, confiesa la misma fuente, porque el carácter de su renuncia es indeclinable. En el caso de Canevaro, cuyo mandato concluiría en agosto, no está dicha la última palabra. Al menos por ahora, aunque algunos puedan afirmar que hay determinaciones difíciles de desandar. “Estamos en un momento complicado”, reconoce un miembro de la Fundación El Libro que sabe que no es fácil gestionar una institución tan compleja, integrada por la Sociedad Argentina de Escritores (SADE), la Cámara Argentina del Libro (CAL), la Cámara Argentina de Publicaciones (CAP), el Sector de Libros y Revistas de la Cámara Española de Comercio, la Federación de la Industria Gráfica y Afines (Faiga) y la Federación Argentina de Librerías, Papelerías y Actividades Afines (Falpa). Martín Gremmelspacher, vicepresidente de la Fundación El Libro, tendrá a su cargo la tarea de convocar a una próxima reunión del Consejo. Los finales suelen ser esquivos, pero también abiertos.
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