Domingo, 10 de agosto de 2014 | Hoy
CULTURA › RAUL PORCHETTO Y LA INICIATIVA QUE LO UNE A ABUELAS DE PLAZA DE MAYO
El músico encabeza una iniciativa que unirá esfuerzos de artistas de múltiples disciplinas. Por eso estaba reunido con Estela de Carlotto justo antes de la noticia de la reaparición de Guido: aquí cuenta por qué la Abuela terminó mencionando a su madre.
Por Cristian Vitale
El relato conmueve. Raúl Porchetto, cantautor de largo aliento en el rock argentino, estaba reunido con Estela de Carlotto, con el fin de ultimar detalles de cara a la concreción de Arte por la Paz, una movida que hará honor a su nombre en breve (16 de septiembre es la fecha tentativa) en un espacio propicio: el Centro Cultural Haroldo Conti de la ex ESMA. Estaban Porchetto y Carlotto reunidos, entonces, cuando de repente sonó el teléfono de la abuela-madre. Era la jueza Servini de Cubría, para convocarla a darle la noticia del siglo. “Antes de ese llamado, en medio de la charla, que abarcó una gran cantidad de temas, porque Estela es una persona amorosa, literalmente, ella me preguntó por mi mamá, y yo le dije que el 23 de mayo había partido, y me contestó con una frase que me pegó muchísimo... estábamos sentados los dos en el mismo sillón, inclinó la cabecita y me dijo: ‘Raúl, tengo tantas lágrimas contenidas’, y ahí, bueno, yo no pensaba decirlo, pero mi madre me había pedido algo. Sentí la necesidad, por las circunstancias, de decírselo”, enmarca Porchetto. Prepara el clima para revelar el pasaje clave de la situación.
Justo antes de ese llamado que marcaría un hito en la lucha de Abuelas, Porchetto le reveló a Estela el mensaje de su madre. Dijo que ella (Mercedes Angela, de 93 años) le había pedido, minutos antes de morir, que le transmitiera a Estela que iba a tener un ángel que la iba a cuidar, que la iba a ayudar en su búsqueda. “Se lo comenté, y Estela quedó muy impactada. Después seguimos charlando sobre Arte por la Paz y cuando me estaba yendo fue que sonó el teléfono, y era la jueza. Increíble. Cuando dejé la reunión, aún sin saber de qué se trataba, me fui a tomar un cortado a un bar y me enteré de la noticia. No podía creer lo que estaba pasando. Me senté a ver la conferencia y, cuando Estela contó lo que pasaba, no podía caer”, evoca Porchetto, sobre el momento en que se enteró de la aparición de Guido. “Fue algo increíble. Mi mamá era una muy linda persona, y para mí es muy movilizante esto. Yo no soy chupacirios, pero soy muy de los místicos, muy de admirar, y todo esto fue muy fuerte.”
–Creer o reventar.
–Tal cual, creer o reventar. Diría que es algo pintoresco, porque no tengo ninguna explicación... es una anécdota muy emotiva, bella. Y hay una fuerza, porque mi madre se fue con mucha lucidez, sabía que se iba. Ella admiraba mucho a Estela, se sentía identificada con ella, porque ambas habían sido maestras, y admiraba cómo había encarado su lucha. Me remarcaba siempre ese dolor que solo Dios y ella pueden entender, y poco antes de irse me dijo dos cosas: una, que llamara a León Gieco como a las dos de la mañana para decirle algo anecdótico (risas), y otra, lo de Estela.
La revelación, además de su peso específico, le pone un marco ideal al motivo que había llevado a Porchetto y Carlotto a juntarse: la organización de Arte por la Paz, una movida artística que hará confluir artistas plásticos, fotógrafos, bailarines, actores, poetas y músicos. “Habrá exposición de cuadros de Alberto Bruzzone y de Laura Kornblihtt, estarán también la agrupación Danza Contemporánea, la gente de Acción Poética, Susú Pecoraro, León Gieco y una exposición fotográfica inédita del rock argentino durante la dictadura, que incluye fotos de la única gira que hicimos con PorSuiGieco, y por supuesto que en una de las primeras personas en quien pensé fue en Estela, porque dentro de su lucha con las Abuelas, de la forma en que la conformó, logró la construcción desde un lugar de paz. Ella no habló ni habla desde el miedo, sino que busca desde la verdad, la justicia y la memoria con el equilibrio que da una persona que tiene claro que ésos son los instrumentos más poderosos”, dice el autor de “Reina madre” y, claro, “Algo de paz”.
–El concepto que precede a Arte por la Paz puede rastrearse en su devenir desde aquel Cristo Rock, que lo ubicó en un lugar prominente en los primeros años del rock argentino, hasta Dragones y planetas, su último trabajo. Hay una impronta que los unifica, más allá de variables estéticas.
–Es un sueño que tengo de hace mucho tiempo y tiene que ver con la idea que tengo de la paz, que siempre estuvo presente en mí. Yo creo que es una de las acciones más revolucionarias de la humanidad y, mientras los tiempos modernos van transcurriendo, esto va siendo más evidente. Está instalada la cultura de que la construcción tiene que ser a través de la violencia, porque se cree que es la única forma en que te van a entender desde lo micro, o nos van a entender desde lo macro. Me parece que hay una obligación de la generación a la que pertenezco de instalar esa contracultura, porque para mí la paz es una contracultura.
–Está pero no está.
–(Risas.) Cierto. Está en la dialéctica, en la retórica y en la cosa discursiva de todo el mundo, pero es virtual, intangible. En el fondo pareciera un ideal que a todo el mundo le parece inalcanzable, y a mí me parece que es, puntualmente, una concentración de poder. Por eso es algo nada fácil, porque el alma de la violencia siempre está en el miedo. Detrás de una acción violenta siempre hay un miedo. Tiene que haber mucho equilibrio, mucha convicción y mucha fortaleza para la paz, y ésta es una obligación para contagiar como individuo y como artista popular. Acá es donde nace el arte, la más sublime de las expresiones humanas. Yo pienso que la cultura no siempre es arte, pero el arte siempre es cultura. Es una expresión de búsqueda de belleza, de lo trascendente, de lo mejor de cada uno desde sus dramas más grandes. Y así lo entendí siempre: el arte como instrumento grande para tratar de instalar esta contracultura. A partir de esta matriz, la idea de Arte por la Paz fue convocar artistas y generar una acción de paz, no un discurso. No se trata de salir a poner carteles de la paz, sino de trascender a través de la acción misma.
Arte por la Paz implica también el regreso de Porchetto a la actividad artística después de un año complicado para su salud, que le impidió entrar a grabar el sucesor de Dragones y planetas (publicado en 2010) y encarar shows con su banda viajera. “Espero que las fuerzas me den bien para retomar”, desea el mercedino, con 64 años de vida. “Y quisiera recordar que Estela me alentó desde el primer momento en esto. Imaginamos juntos un montón de escenarios, de posibilidades, y así comenzó. Después lo compartí con ese amigo de toda la vida que es León, y él obviamente se prendió. Ahora, la idea va por más porque, después de la presentación en el Conti, pensamos llevar esto por todo el país e incluso contactarnos con grupos que luchan por la paz en todas partes del mundo, con la idea, como dije, de provocar una acción bien concreta”, epiloga Porchetto, con una emoción que dura lo que el relato. Y mucho más, claro.
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