Martes, 20 de enero de 2015 | Hoy
CULTURA › LA TELEVISIóN DESDE ABAJO, INVESTIGACIóN DE NATALIA VINELLI
La periodista recorre en su libro las distintas experiencias de televisión alternativa que tuvieron lugar en Buenos Aires desde los ’80. “El objetivo es servir como una caja de herramientas” para los medios populares que se están desarrollando en el país.
Por Candela Gomes Diez
Desde su aparición en el mapa mediático, la televisión fue objeto de debates, odios y amores. En 1964, el filósofo y semiólogo italiano Umberto Eco desarrolló en su libro Apocalípticos e integrados las dos corrientes teóricas en las que se dividió el estudio de la cultura de masas. En sus páginas, el autor observa que mientras los apocalípticos adoptaban una postura crítica hacia los medios masivos, los integrados asumían frente a ellos una posición de defensa. Y es justamente este modelo binario el que posiblemente permite introducir a la comunicación alternativa como un tercer eje analítico de los medios.
En La televisión desde abajo. Historia, alternatividad y periodismo de contrainformación (Coedición de la Cooperativa Gráfica El Río Suena y el Colectivo El Topo Blindado), la periodista, docente e investigadora Natalia Vinelli hace un aporte necesario para entender la dimensión y trayectoria de la comunicación alternativa, comunitaria y popular. Una de las creadoras de Barricada TV, la televisora que transmite desde IMPA, la primera fábrica recuperada por sus trabajadores del país (ver recuadro), Vinelli recorre en su libro las distintas experiencias de televisión alternativa que se desarrollaron en el Area Metropolitana de Buenos Aires desde los años ’80, donde ubica la instalación del primer canal comunitario en Alejandro Korn, en el Gran Buenos Aires. En una síntesis de diez años de reflexión y práctica, la autora pone sobre la mesa un debate que se viene planteando con fuerza desde la sanción de la Ley 26.522 de Servicios de Comunicación Audiovisual en 2009, y que insiste en la necesidad de reconocer la existencia de los medios alternativos más allá del plano normativo.
“Nosotros pensamos la idea de alternatividad como alternatividad política, en términos de construcción de contrahegemonía y poder popular. Entonces el objetivo es crecer, porque pretendemos hablarle a la mayor cantidad de gente posible, construir otra subjetividad, dar discusiones, intervenir desde el punto de vista de la crítica ideológica, deconstruir el mensaje de los medios de comunicación tradicionales, comerciales y hegemónicos, y sobre todo hacer que estos medios puedan ser el vehículo de los sectores movilizados de la sociedad que no tienen representación en los medios hegemónicos”, sostiene Vinelli, quien agrega: “El objetivo del libro es poder servir como una caja de herramientas para quienes estamos en esta odisea de construir una televisión desde abajo”.
–Inicialmente, luego de 2001, empezamos a hacer, con un grupo de compañeros y compañeras, emisiones de televisión en algunos barrios en el Gran Buenos Aires, junto con el movimiento piquetero, y en ese marco de trabajo territorial de montar un canal de televisión, junto con los vecinos me hice la pregunta por la historia de quiénes habían hecho televisión alternativa, popular y comunitaria antes. Yo venía trabajando el campo de la alternatividad desde el punto de vista de la investigación, pero a la televisión llegué desde la militancia política. Aquella pregunta comenzó a convertirse en un tema de investigación, en el que fui avanzando con el tiempo y se transformó en mi tesis de Maestría en Periodismo en la UBA. Fue un proceso largo de diez años, pero lo que pasó en el medio es que todo lo que venía pensando cotidianamente alrededor de la televisión alternativa se objetivó en Barricada TV. Por eso en este libro aparecen las reflexiones concretas de la práctica militante en la comunicación popular y una búsqueda teórica de encontrar caminos, vías de análisis y perspectivas desde las cuales podamos explicar estos fenómenos y que puedan servir como herramienta y como insumo no sólo para Barricada TV sino también para los demás medios populares que se están desarrollando en el país y en la Patria Grande.
–Hay muchos elementos para tener en cuenta, pero hay uno que es central, que tiene que ver con la propiedad. Si la propiedad es de todos, social, comunitaria y colaborativa, no hay un patrón ni un empleado. Y esto es distinto de lo que ocurre en un pequeño medio comercial. Estas diferencias se expresan en la relación con el Estado, y con los problemas que surgen a la hora de concursar. Las dificultades que han habido hasta ahora, respecto de los concursos, tienen que ver con que no hay en la ley de medios un tratamiento diferenciado, dentro de los medios sin fines de lucro, para los medios alternativos, populares y comunitarios. Otros elementos que definen a estos medios tienen que ver con su discurso, con sus objetivos contrainformacionales, con su pertenencia e inserción a movimientos populares más amplios, transformadores, contestatarios, disruptivos, y con la construcción que hacen éstos de una pantalla que rompa con el paradigma comercial de la comunicación y no persiga la ganancia.
–Indudablemente, la ley de medios está muy por delante de la ley anterior, la 22.285. Los medios alternativos pasamos de ser radios y canales perseguidos a tener una ley que, por lo menos en la letra, nos destina el 33 por ciento del espectro, bajo la denominación de medios sin fines de lucro. Este es un escenario, sin ninguna duda, mucho más amigable para este tipo de experiencias. El debate, la sanción y la aprobación de la ley significaron una gran movilización alrededor de temas de comunicación que antes no eran habituales en la discusión popular. Dicho esto, también debo decir que hay una implementación tardía de la ley y que, aunque hay algunas autorizaciones, no se legalizaron los medios alternativos como prometía su texto. Por otro lado, lo positivo ha sido la aplicación del artículo 97, inciso f, a través del cual se abrieron concursos que significaron una posibilidad de financiamiento para muchos medios que se presentaron a concursar. Pero todavía faltan concursos ajustados a la realidad de los medios alternativos, populares y comunitarios, falta un reconocimiento más amplio a los medios populares que venimos operando y falta un plan técnico que ordene las frecuencias y que permita efectivizar la reserva del 33 por ciento.
–Venimos de muchos años de hegemonía de la imagen, entonces la apuesta fue poder plantear otra mirada, otra pantalla, otra imagen que pudiera construir un espacio para otras formas de ver las cosas que en los medios tradicionales no aparecen nunca. En el marco de la construcción de poder popular, contar con medios propios de la clase trabajadora es estratégico, entonces no es lo mismo no tenerlos.
–Es muy divertido, muy grato y muy difícil, pero nos anima todos los días a seguir construyendo. Todas las experiencias que fui analizando tienen las mismas discusiones y transitan los mismos núcleos problemáticos. En las conclusiones del libro digo que hace 25 años que hay intentos por construir este tipo de medios. Hacer televisión desde abajo es un trabajo de ensayo y error, donde se cruzan la práctica y la reflexión de manera cotidiana, y en el que se necesita mucha militancia.
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