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Miércoles, 1 de julio de 2015

CULTURA › JEANINE MEERAPFEL FUE ELEGIDA COMO PRESIDENTA DE LA ACADEMIA DE LAS ARTES DE BERLíN

Cultura alemana con acento argentino

La cineasta, guionista y productora nació en la Argentina y filmó varias películas en coproducción entre sus dos países. La institución que presidirá, de más de trescientos años de vida, fomenta las artes y asesora al mundo de la política en materia cultural.

 Por Oscar Ranzani

La directora de cine, guionista y productora argentina Jeanine Meerapfel fue elegida hace unas semanas como presidenta de la Akademie der Künste (Academia de las Artes) de Berlín, una institución que tiene más de tres siglos de vida. Creada en 1696, la Academia de las Artes de Berlín está dividida en seis secciones: Bellas Artes, Arquitectura, Música, Literatura, Artes Visuales y Cine. Esta institución fomenta las artes, entre otras funciones, y también asesora al mundo de la política en materia cultural. El presupuesto lo brinda el Estado alemán, pero la academia es un ente autárquico. Y en 319 años de vida, es la primera vez que eligen a una mujer como presidenta. Nacida en 1943, Meerapfel estudió periodismo hasta que, en 1964, se trasladó a Alemania, donde comenzó a estudiar cine en la Escuela de Diseño de Ulm. Muchas de sus películas han sido coproducciones con Alemania. Y entre sus films más importantes, se destacan La amiga, protagonizada por Liv Ullmann –ganadora del premio a la Mejor Actriz en el Festival de San Sebastián en 1988–, y su ópera prima, Malou, que obtuvo el premio Fipresci en el Festival de Cannes de 1988. En diálogo telefónico con Página/12, la cineasta resumió sus sensaciones al enterarse de que es la flamante presidenta de la Academia de las Artes de Berlín: “Fue un momento muy fuerte y emotivo. No sólo es un reconocimiento a mi persona sino también a mi trabajo”.

–¿Qué significa este nuevo cargo en su vida profesional?

–Es algo que tengo que ir descubriendo, pero, en principio, significa que no voy a poder tener mucha vida profesional al lado de esto. Voy a tener que concebir que esta tarea también es una forma de hacer arte, de hacer cine. Es como hacer una larga película, porque todo empieza a las seis de la mañana y termina a las ocho de la noche. Vamos a ver, todavía no lo sé. Espero que me deje tiempo para escribir y planificar otras cosas.

–Si bien usted tiene fuertes vínculos con Alemania, nació en la Argentina. ¿Por qué cree que designaron a una persona no nativa?

–Hubo otros no nativos como presidentes, como el escritor húngaro György Konrad, y muchos otros. Es una asociación de artistas internacional, no solamente nacional. Pero sí es la representación nacional más fuerte de las artes. Una cosa totalmente nueva es que hayan elegido a una mujer después de tantos siglos.

–¿A qué lo atribuye?

–A que en esta asociación hay muchos más hombres. Hay un 20 por ciento de mujeres. Y tradicionalmente siempre fue un hombre el elegido para la presidencia. Por lo general, se elegía un hombre que venía de las letras. No sólo es la primera vez que eligen a una mujer sino que también es la primera vez que eligen a una cineasta.

–¿Cómo es la historia de la Academia de las Artes de Berlín?

–Empezó hace casi 320 años como la Academia de Arte Prusiana, como una “copia” de la Academia de Arte Francesa. Un conde que quería ser rey quiso demostrar que en Alemania también había cultura y se fundó la Academia. Al principio, era totalmente dependiente de la realeza y de los deseos de la realeza. Lentamente, se convirtió en una Academia de Arte, en la que recién hace tal vez cien años –o ni siquiera– empezaron a haber mujeres socias. Los miembros de la Academia votan a los nuevos socios. Uno no puede entrar sino que tiene que ser elegido por la gente de su sección. Hay seis secciones: Literatura, Artes Plásticas, Cine, entre ellas. Y, además, esta academia tiene un enorme archivo interdisciplinario de todas las secciones que la componen. También busca llevar el arte a los niños y a los lugares donde hay poco arte y poca cultura. Tiene muchos aspectos, no es una sola cosa. Pero digamos que el centro o el corazón que late de esta academia son estos 400 socios y socias, artistas, que son los que llevan el espíritu de la institución.

–¿Cuáles son los principales objetivos de la academia?

–Llevar el arte hacia el público y representar el arte. Además, también en nuestra constitución se señala que tenemos que darles consejo a los gobiernos acerca de cómo comportarse con los artistas y también alzar nuestra voz política.

–¿Qué metas se propuso?

–Encuentro una academia bastante establecida, porque mi predecesor, Klaus Staeck, dejó una institución que funciona muy bien. Es una academia de trabajo y no un lugar donde estén sentados los señores fumando habanos: trabajan y hacen proyectos interdisciplinarios. Y es una academia que alza su voz en todos los temas políticos y culturales. Entonces, pienso seguir eso, pero tal vez hay una pequeña corrección que realizar: ser un poco más internacional y ocuparnos de países y culturas que no han tenido tanta presencia en estas casas (porque tenemos dos). Me refiero concretamente a Latinoamérica, Africa, Asia y a países con artistas que no tienen el lujo de nosotros que podemos hacer nuestro arte sin que se nos amenace, por ejemplo.

–En ese sentido, ¿qué lazos encuentra entre la cultura germana y la argentina particularmente?

–Personalmente, muchísimos. Hice bastantes películas en coproducción entre los dos países; siempre me importó que una cultura le hablase a la otra y que se escucharan las historias de los distintos lados. Los lazos tienen que ver, en principio, con nuestros grandes escritores: tanto Borges como Cortázar se conocen muy bien en Alemania. Y los intelectuales argentinos conocen muy bien al arte alemán.

–¿Cómo va a influir su profesión de cineasta en una academia que abarca diversas ramas de la cultura?

–Represento a toda la academia y no sólo a la sección de cine, pero por supuesto que tengo un enorme interés en hablar del cine, porque se está muriendo el cine europeo de autor. Los problemas que tenemos acá los cineastas, como en otros lados del mundo, son temas que me interesan mucho. Y van a estar presentes. Pero también estaban presentes a través de la sección de cine.

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Meerapfel dirigió Malou, que obtuvo el Premio Fipresci en el Festival de Cannes de 1988.
Imagen: Marcus Lieberenz
 
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