El teatro es un ritual que, a grandes rasgos, no se ha visto afectado por los avances tecnológicos: depende sobre todo de cuerpos y presencias, exige al espectador el trasladarse a tal lugar, es imposible registrarlo con eficacia. Por eso llama la atención el surgimiento del ciclo Interfaces, que se propone difundir trabajos escénicos y performances en los que la tecnología ocupa un lugar central. “En la actualidad son escasas las oportunidades para desarrollar este tipo de trabajos, lo que impide desmontar algunos preconceptos. Por ejemplo, existe cierta tendencia a suponer que el uso escénico de dispositivos tecnológicos requiere de una gran experticia y de una inversión económica colosal, y no es así”, explica a Página/12 Martín Seijo, coordinador de la propuesta junto a Luz Lassizuk y Sebastián Pascual. Seijo plantea un objetivo que va más allá del ciclo en sí: aspira a la construcción de una “comunidad permanente e itinerante de productores de artes escénicas tecnológicas”.

“Tanto el teatro como la danza trabajan con tecnología: están la tramoya, el telón, las fuentes lumínicas... Sucede que lo virtual vino aparentemente a cuestionar lo analógico. Esto tampoco es cierto. La etapa del pánico a lo tecnológico ya fue superada. Hoy la virtualidad redefine el alcance de nuestro cuerpo. Pero no lo niega, lo amplía”, dice Seijo. Y entonces deja entrever cuál es la mirada sobre la tecnología que recorre el ciclo: “No asegura la concreción de ninguna utopía, pero tampoco es la autopista hacia la concreción de la peor de las distopías. Ni apocalípticos ni integrados, no al menos de manera acrítica. Identifico en las ‘nuevas tecnologías’ un atisbo de inspiración libertaria. Luego viene el uso que se les da, los intereses en pugna y los controles que recaen sobre esta pulsión de libertad”.

Cada uno de los trabajos que se podrá ver en esta primera edición de Interfaces conecta con la tecnología a su modo. Las propuestas son Zoom, con dramaturgia y dirección de Luz Lassizuk; Desapariciones, de Fiorella Cominetti y Seijo; y El lugar de Kantor, una videoinstalación interactiva de Silvia Maldini, Alejandra D’Agostino, Sebastián Pascual y Elías Vicente. La cita para ver los tres espectáculos es hoy, a las 23, en el Centro de Producción Artística La Postura (Hipólito Yrigoyen 1173). “Zoom utiliza una cámara de video como interfaz para producir imágenes en tiempo real. Desapariciones y El lugar de Kantor abren el juego a la interacción con el público, pero cada obra aplica sus propias herramientas. Los tres trabajos apelan a una gramática generativa contemporánea. Se delimita un territorio para que el público ejerza su libertad partiendo de saberes que porta. No son trabajos herméticos. Por el contrario, se enriquecen con la emergencia del accidente. A la tecnología no se le da un rol meramente ilustrativo o subsidiario, como es usual en la mayoría de las obras que incorporan lo tecnológico. Son trabajos que construyen su poética aprovechando las especificidades y recursos de la técnica”, define Seijo.