Jueves, 19 de noviembre de 2015 | Hoy
CULTURA › HOY SE INAUGURA LA MUESTRA VOCES Y MIRADAS. ARTE Y RESISTENCIA EN EL GUETO
El encuentro ideado por Luciana Zylberberg parte de la exposición La historia de los chicos. Dibujos en el gueto de Terezín 1943-1945, que reúne trabajos del taller para niños creado por Friedl Dicker Brandeis antes de ser llevada a Auschwitz.
Por Carolina Prieto
Cuando Friedl Dicker Brandeis fue obligada a ingresar en 1942 a Terezín, el gueto de la ex Checoslovaquia, llevó dos valijas con materiales de pintura y libros de arte. Formada en la Bauhaus junto a Kandinsky y Paul Klee, la artista y pedagoga austríaca no se resignó a las condiciones impuestas por los nazis y dio clases clandestinas a los niños en cautiverio durante dos años. Terezín fue un lugar de encierro para la población, en la que confluyeron muchos intelectuales y artistas; y fue abierto a los inspectores de la Cruz Roja, para lo cual los nazis maquillaron el horror. Pero las cifras son implacables: basta con mencionar que de los quince mil niños que vivieron allí del ‘41 al ‘45, sobrevivieron sólo cien. Poco antes de ser llevada a Auschwitz, Brandeis reunió la producción de sus alumnos y la escondió en esas mismas maletas que trajo consigo. Más de cuatro mil dibujos fueron entregados años más tarde al Museo Judío de Praga, la institución que actualmente los exhibe y custodia. Por primera vez, parte de este valiosísimo material, que ya recorrió Europa, Asia y Estados Unidos, llega a Buenos Aires en el marco de la muestra La historia de los chicos. Dibujos en el gueto de Terezín 1943-1945. La misma se podrá conocer desde hoy a las 19, en la Usina del Arte del barrio de La Boca. Esta exhibición es el resultado del esfuerzo de Luciana Zylberberg, licenciada en Artes de la UBA, productora cultural y agenta de prensa. En un viaje a Europa, la argentina se conmovió con los dibujos que vio en ese museo y desde entonces no dejó de soñar con traerlos a su ciudad. Zylberberg no se conformó con exponer cuarenta dibujos que integran la colección permanente del museo, sino que además ideó un ciclo de talleres de arte para chicos y adolescentes coordinado por Milo Lockett, Rep, Marcos López y Pedro Roth; una serie de charlas con sobrevivientes del Holocausto y un ciclo de películas sobre la infancia en situaciones extremas. Cuatro tipo de actividades que confluyen en el evento multidisciplinario Voces y miradas. Arte y resistencia en el gueto, que desde hoy y hasta el 20 de diciembre se desarrollará con entrada gratuita en la Usina del Arte y en el Museo del Cine contiguo.
“Fue en 1998, yo tenía 22 años y estaba de viaje con amigas. Cuando visité el Museo Judío de Praga me quedé horas, muy conmovida por todo. Las sinagogas que lo integran, el cementerio, el memorial con los nombres de los muertos, los dibujos de los chicos que estaban dentro de unas vitrinas muy antiguas. Un impacto muy fuerte que al día de hoy me cuesta poner en palabras. Creo que tiene que ver con la mirada de los niños que aparece en esos dibujos. Una mirada sin filtro, sin estilización. El niño es niño y mezcla todo: el horror pero también sus deseos, su vitalidad, sus anhelos. Es un punto de vista diferente, un testimonio virgen sobre lo ocurrido”, comenta Zylberberg a Página/12. En este sentido, la productora rescata un dibujo en particular: el que muestra a una familia siendo deportada y apuntada y, a un costado, un arco iris lleno de vida y de color. Al volver a Buenos Aires se dio cuenta de que aquí poco se sabía sobre Terezín. Entró en contacto con la curadora de la muestra y en forma intermitente mantuvo la comunicación hasta que hace algunos años, al enterarse de que el museo había editado facsímiles para estimular la difusión de los dibujos en otros países, retomó la idea de montar la muestra. Presentó el proyecto a Mecenazgo Cultural, fue aprobado y con la ayuda otorgada (a través de Itaú Cultural) pudo financiar la exhibición curada por el Museo de Praga y formada por cuarenta reproducciones divididas en ocho capítulos: La vida antes y después del 15 de marzo de 1939, Lo que sucedió después, Transportes, El gueto de Terezín, Propaganda y realidad, La vida en los dormitorios de los niños, El arte como estrategia de supervivencia y Transporte hacia la oscuridad. Imposible no estremecerse frente a esos dibujos hechos con carbonillas, lápices, acuarelas o collages, donde la inocencia y la belleza se codean con el horror.
“Inmediatamente sentí que había que hacer más cosas alrededor de la muestra de dibujos, quizás en parte para contrarrestar la pérdida aurática de la copia en relación al original, más allá de que la calidad es excelente y de que permite que muchas más personas puedan acceder a ese tesoro. La idea era potenciar, multiplicar y recargar el sentido de la exhibición”, comenta Zylberberg, responsable de toda la movida junto a los productores Verónica Sabán y Gonzalo Guevara. El abanico de propuestas comenzó entonces a crecer. Sumaron un audio-guía que cada persona podrá escuchar mientras recorre los dibujos (también disponible en formato papel) y material pedagógico para que los adultos puedan usar con los chicos más pequeños que se acerquen a la Usina. “Lamentablemente los chicos ligan el mundo violento de los adultos. Sucedió antes y sigue pasando ahora. Las masacres y la deshumanización siguen existiendo, tal vez con nuevas formas. Nos interesa llegar a las generaciones más jóvenes y por eso se nos ocurrió hacer talleres para chicos”, agrega. Milo Lockett (el 21 de noviembre), Pedro Roth (el 29), Marcos López (el 6 de diciembre) y Rep (el 13) son los artistas que guiarán a los chicos de 8 a 17 años que deseen participar de los talleres. Una vez recorrida la muestra, los niños y adolescentes trabajarán durante dos horas en un espacio de la Usina especialmente acondicionado y equipado para ellos, bajo la guía de estos prestigiosos creadores. Además habrá un ciclo de conversaciones con sobrevivientes, organizado junto a la Asociación Generaciones de la Shoá. “La idea de las charlas es el encuentro con personas que fueron niños en esos años para que puedan transmitirnos cómo era ser chico en esa época. Vamos a servir un rico té con leikaj, la tradicional torta de miel judía, para compartir las vivencias de esas personas”, anticipa. Y en el Museo del Cine pegado a la Usina se proyectarán cuatro films: La infancia de Iván, de Andrei Tarkovski; El puente, de Bernhard Wicki; Ladrona de libros, de Brian Percival; y El niño con el pijama a rayas, de Mark Herman.
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