El único problema de atender (necesariamente) a lo verdaderamente urgente en el área de cultura (despidos masivos, declaraciones repudiables de ministros, cierres de programas y proyectos) es que lo que espera detrás de eso pierde el foco de atención. Ya van casi dos meses del gobierno de Cambiemos y, pese a que ya pasó de todo, también es larga la lista de asuntos pendientes, sobre todo en materia teatral. Si bien se anunció un a priori interesante acuerdo de cooperación cultural entre la Ciudad y la Provincia de Buenos Aires, con intercambios, por ejemplo, entre los teatros Colón y Argentino de La Plata, todavía no están definidas las autoridades del Teatro Nacional Cervantes –el único teatro nacional de la Argentina– ni el destino de algunas de las salas del Complejo Teatral de Buenos Aires (CTBA), del que forma parte el Teatro San Martín, el mayor emblema de la actividad y paradójicamente uno de los que actualmente goza de peor salud. Con la temporada de verano ya empezada, las definiciones y certezas con respecto a estos espacios se tornan urgentes, sobre todo en un contexto en el que el debate se centra en la necesidad de resguardar lo público frente a lo netamente empresarial.

Lo que falta

Por su importancia o popularidad, la pregunta que más suena entre teatristas y públicos es aquella sobre el futuro del San Martín (de hecho, sobre eso reflexionan, en los recuadros aparte de esta nota, dos de los grandes teatristas del país, Mauricio Kartun y Ricardo Bartís). De sobra se ha hablado –en este diario, insistentemente– sobre el deterioro del teatro ubicado en la Avenida Corrientes que, pese a estar en obra desde hace dos años, en el último tiempo fue bajando la calidad tanto artística como edilicia. Cierto es que a la gestión de Alberto Ligaluppi, reciente ex director del teatro y del CTBA, le tocó la difícil tarea de programar espectáculos en un espacio en el que había andamios, material de construcción y polvo por doquier. La decisión de llevar a cabo la obra “a corazón abierto”, que enorgullecía al ex ministro de Cultura porteño Hernán Lombardi (ahora en Medios Públicos), evidentemente fue errada, porque los sucesores a cargo (Darío Lopérfido en reemplazo de este último y Jorge Telerman en el cargo que ocupaba Ligaluppi) decidieron cerrar el teatro hasta diciembre.

Consultado por este diario, Lopérfido aseguró que se mantendrán los puestos de trabajo de los empleados del gran teatro público. Señaló que serán reubicados en otros teatros y centros culturales pertenecientes a su órbita de gestión, sobre todo en el Centro Cultural San Martín, donde también irán a parar algunas de las obras que se veían en el ahora cerrado teatro, y que este año tendrán una nueva tanda de funciones. Como fecha tentativa de reapertura, el ministro de Cultura había señalado el 9 de julio, coincidiendo con el Bicentenario de la Declaración de la Independencia. Pero en los últimos días se supo que la reapertura será recién a fin de año. También anunció un cambio muy pedido por la comunidad artística independiente: el fin de ciclo de Mauricio Wainrot al frente del Ballet Contemporáneo del San Martín, cargo que ocupa desde 1999 (ya había tenido esa misma responsabilidad entre 1982 y 1985). El histórico coreógrafo reemplazará a Magdalena Faillace en la Dirección General de Asuntos Culturales del ministerio que preside ahora Susana Malcorra. La noticia que seguramente no pondrá muy contentos a quienes pedían su renuncia del San Martín es que, posiblemente, quien quede a cargo del área en cuestión será su segunda en el área, aunque todavía no ha habido anuncio oficial al respecto.

Con respecto a los otros teatros que integran el Complejo Teatral, Lopérfido confirmó que el Teatro Presidente Alvear (ahora con Pablo Torrado como director ejecutivo) y el De la Ribera (a cargo de Angélica Berdini) estarán cerrados también todo este año. El primero lleva casi 600 días sin actividad, mientras que el segundo algo más de 400. También allí, como en el San Martín, se están llevando a cabo obras de refacción, aunque el año pasado un grupo de artistas independiente denunció, investigación mediante, que los trabajos iban allí muy lentos debido a falta de personal.

Las únicas dos salas que estarán abiertas todo el año, por tanto, son el Teatro Sarmiento y el Regio, aunque se espera que con un muchísimo mejor rendimiento que el año pasado, en el que en el primero hubo sólo dos obras de teatro, mientras que en el segundo, una. Por lo pronto, el viernes 12 de este mes se estrena en este último la obra Gigoló, mientras que el Sarmiento presentará, el 20, el espectáculo Tv 60. También reestrenará en el Regio Un marciano en la boca, el infantil del Grupo de Titiriteros del San Martín (sobre el cual tampoco hubo anuncios aún).

Dentro de este panorama, la buena noticia es que Lopérfido y Telerman oyeron una de las demandas de los grupos que vienen militando por la salud del Complejo y confirmaron que cada sala tendrá su propio curador artístico, además de su director ejecutivo. Las primeras confirmadas son Eva Halac y Vivi Tellas, para el Regio y el Sarmiento, respectivamente. Una señal de que las salas intentarán tener un sello propio y distintivo, como se pensó alguna vez.

Más allá del CTBA, la otra gran duda gira en torno del Teatro Nacional Cervantes. Rubens Correa, quien hiciera una gestión impecable al frente de la institución hasta diciembre, no aceptó el ofrecimiento de seguir a cargo del espacio. Su vice, Claudio Gallardou, también habría sido tentado, pero todavía no hubo comunicación oficial al respecto (en la página del teatro, de hecho, todavía figura que la presidenta de la Nación es Cristina Kirchner). Lo cierto es que la temporada ya empezó para este teatro, que se encuentra presentando cinco espectáculos en gira en la ciudad de Mar del Plata, y ya tiene estrenos confirmados para el resto del año (pues se respetará la programación heredada de la gestión saliente). Pero, sin autoridades, realmente se hará difícil dilucidar el destino que tomarán el TNC y todos los programas federales que anualmente impulsa la institución. En este caso, sin embargo, no es Lopérfido quien deberá dar respuesta sino el ministro de Cultura de la Nación, Pablo Avelluto, ya que este teatro forma parte de su órbita de administración.

Los que ya se sabe

Por lo demás, Marcelo Allasino, referente teatral de Rafaela, ya se encuentra trabajando intensamente al frente del Instituto Nacional del Teatro, mientras que Javier Margulis hace lo propio al frente del área de Música y Teatro del Centro Cultural de la Memoria Haroldo Conti, cargo que tenía antes de la asunción del macrismo y en el que continuará pese al cambio de autoridades en ese espacio. Por otro lado, se sabe que Diego Pimentel está ahora al frente del Centro Cultural San Martín, aunque aún no se conoce mucho de la programación y del nuevo equipo que lo acompañará (Gabriela Ricardes, quien dirigiera el lugar hasta diciembre, fue designada como la segunda del Sistema Federal de Medios y Contenidos Públicos que maneja Lombardi, del que ahora depende también el CCK). El Teatro Colón, como se supo, tendrá dirección compartida entre Lopérfido y María Victoria Alcaraz (también ex Cultural San Martín), y de hecho la programación en ese espacio ya empezó. Por último, para el Teatro Argentino de La Plata, que depende del número uno de Cultura de la provincia, Alejandro Gómez, fue designado Martín Bauer, quien anunciará la programación el próximo mes y que además está a cargo de la curaduría del Teatro Caminito, que está haciendo actualmente funciones en el barrio de La Boca.