Viernes, 11 de marzo de 2016 | Hoy
CULTURA › LA ASAMBLEA DE TRABAJADORES RESPONDIó A AMéRICO CASTILLA
Las declaraciones realizadas por el secretario de Patrimonio Nacional con respecto a los trabajadores de museos provocó una enérgica respuesta que se entregó el miércoles en el Ministerio de Cultura y en la que buscan echar luz sobre frases “difamatorias”.
Por María Daniela Yaccar
“La ‘incomodidad’ de Américo Castilla” se titula una nota que la Asamblea de Trabajadores de Cultura entregó el miércoles en la mesa de entradas del ministerio. Está dirigida a Castilla, secretario de Patrimonio Nacional, y al titular de la cartera, Pablo Avelluto, y es una respuesta a declaraciones que el secretario brindó en una entrevista con La Nación. Este reportaje fue publicado el 21 de febrero. La asamblea compuesta por trabajadores de museos nacionales y universitarios, de institutos de investigación, programas, áreas y organismos dependientes del ministerio buscó sin éxito publicar la nota completa en el mismo diario. Para los trabajadores, los dichos del funcionario operan “en perjuicio” de su “labor y desempeño” y proponen una “falsa justificación” de los despidos; es por ello que solicitaron el derecho a réplica.
La “gravedad” de algunas declaraciones de Castilla suscitó la respuesta de los trabajadores, que en su nota contrastan su visión con la del funcionario, en la mayoría de los casos apoyándose en datos. El diario ofreció publicarles una versión resumida en la sección Cartas de lectores, aunque les exigió que tuviera la firma de una sola persona y un DNI. “Así se desdibujaría el carácter colectivo de la carta”, explicó a Página/12 una integrante de la Asamblea.
“Se ha designado gente con irresponsabilidad”, sentenciaba el secretario en la entrevista titulada con una frase textual: “Los museos tienen poco en cuenta a los visitantes”. Según explica la asamblea en su nota, en los noventa se produjo, “en correspondencia con la implementación de políticas neoliberales”, un “desmantelamiento” de las plantas permanentes en muchas instituciones, “combinada con la tercerización o privatización de servicios”. “Las designaciones de los últimos años obedecen a un crecimiento de los equipos técnicos de los museos y a la creación de nuevos programas y proyectos que garantizan el derecho a la cultura de amplios sectores de la población, así como también a la apertura de nuevos espacios culturales”, explican. Y dan ejemplos de programas y proyectos (Ronda Cultural, el taller de arte en el Museo Nacional de Bellas Artes) y espacios (Casa Nacional del Bicentenario, Centro Cultural Kirchner, Museo Malvinas e Islas del Atlántico Sur).
“Si bien ese crecimiento se dio por medio de plantas transitorias y contratos de locación de servicios, lo cual generó inestabilidad en los puestos de trabajo, la nueva gestión, en lugar de resolver la precarización laboral de los trabajadores reconociendo formalmente su formación, experiencia y labor, demuestra a cada paso que busca desmantelar lo que se ha construido”, sostiene la asamblea, y critica la “metodología de despidos” del nuevo gobierno, que en el área de Cultura hizo estragos. Castilla dijo también que el público que va al museo “se encuentra desprotegido” porque “el paradigma de los museos es muy anticuado”, y sugirió incorporar a “nuevas generaciones”. Para los trabajadores, el funcionario desconoce “las acciones” que se vienen realizando con el fin de “mejorar la calidad de los servicios ofrecidos a los visitantes y de ampliar y diversificar los públicos”. La frase de Castilla –quien ya ocupó el cargo entre 2003 y 2007– los hizo sentir “difamados”. Además, retrucan que muchos despedidos son jóvenes profesionales. Las “nuevas generaciones” que él dijo que habría que incorporar.
También, en relación con este eje (la supuesta actual distancia entre museo y público), los trabajadores reprochan el “desmantelamiento” de programas como Ronda Cultural, que desde 2014 “tiene como principal objetivo facilitar la logística para que miles y miles de argentinos se acerquen y participen de los museos acompañados por profesionales idóneos”. Por ende, “la clausura de este tipo de programas favorece la continuidad del ‘público’ clásico habitué en los museos, pero va en contra de la inclusión de nuevos sectores”.
Los trabajadores hacen foco también en otra declaración muy desafortunada, que tilda de “guerra” a la última dictadura militar: “En el tiempo que los europeos llaman ‘las tres décadas de oro’ de los museos (los años 70, 80 y 90) acá estuvimos en una guerra o en el menemismo”, comparó Castilla. “Más allá de que hablar de aquellos años como ‘guerra’ constituye un error grave en términos históricos”, destaca la asamblea, “quizá sea necesario recordar que durante la década de 1960 y principios de la de 1970 se dieron expresiones artísticas en nuestro país –y en otros lugares del mundo– que revolucionaron el antiguo paradigma tradicional de los museos.” Sobre esto dan algunos ejemplos, como la Mesa Redonda de Santiago (Chile 1972), “cuyas premisas dieron origen al paradigma de la Nueva Museología” que se extendió por Latinoamérica y otras geografías “del entonces llamado ‘Tercer Mundo’”. Asimismo, los trabajadores entienden que en la década del 80, con la recuperación de la democracia, los museos nacionales en este país “fueron protagonistas de un gran crecimiento”, con la creación de la Dirección Nacional de Museos (1984) y de nuevas estructuras para los espacios dependientes del organismo.
Además, la carta de los trabajadores llama la atención sobre la definición de “cultura” que desliza Castilla: “La mayoría de la gente no va a los museos ni ve que ahí haya una fuente que habilite un diálogo de otra naturaleza con la cultura”, sostuvo el secretario. Y también: “Hemos tenido una clase dirigente ‘culta’ a fines del siglo XIX, muy ligada a la Ilustración”. “Esa afirmación separa a la ‘cultura’ de ‘la gente’, que sería portadora de una ‘baja cultura’ o, directamente, carente de ésta”, responden los trabajadores. Según ellos la mirada de Castilla es “eurocentrista”: proclama el “supuesto atraso” de los museos nacionales en comparación con los “europeos, norteamericanos y hasta algunos latinoamericanos”. “Bajo esta mirada subyace la idea de que todos los museos del mundo deberían seguir un mismo camino, guiados por los países del ‘Primer Mundo’”, analizan.
La nota se llama “La ‘incomodidad’ de Américo Castilla” porque, en el primer párrafo del reportaje, el periodista Fernando García escribe que el funcionario reconoce en su despacho que “ésta no ha sido la manera más cómoda de asumir”. García describe el contexto en que la nota ocurre: una manifestación de trabajadores estatales contra los despidos del área de Cultura. “Queremos decirle al Sr. Américo Castilla que sabemos que un nuevo gobierno implica la realización de nuevos proyectos. Lo que nos resulta inaceptable es que ese proyecto se realice a costa del desplazamiento arbitrario de centenares de trabajadores con sobradas capacidades, respaldadas por su formación y experiencia, para llevar adelante los objetivos que él mismo plantea en la entrevista”, subraya la Asamblea, que un día antes de la publicación del reportaje, el 20 de febrero, convocó a la jornada La cultura no se achica frente al Museo Nacional de Bellas Artes. “Si la situación lo incomoda o no está a la altura de las circunstancias puede dar un paso al costado”, concluye el documento.
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