Domingo, 8 de mayo de 2016 | Hoy
CULTURA › INCOGNITA ALREDEDOR DE LOS PROGRAMAS RELACIONADOS CON LA MUSICA
Entre los músicos de todo el país, sobre todo aquellos a quienes las leyes del mercado suelen dejar afuera, abunda la incertidumbre. Página/12 consultó al Ministerio de Cultura por la continuidad o no de varios programas: en las respuestas primó la ambigüedad.
Por Sergio Sánchez
La velocidad y la urgencia con que el macrismo implementa una batería de políticas económicas (eliminación de retenciones al campo y la minería, fin del “cepo” cambiario, tarifazos, préstamos internacionales) no se condice con el interés en activar otras áreas del Estado, como el sector cultural. Al congelamiento del CCK (dependiente del Sistema Federal de Medios y Contenidos Públicos) –en el que recién esta semana se realizó un concierto de la Sinfónica Nacional–, la incertidumbre por la continuidad del Programa Nacional de Orquestas y Coros para el Bicentenario (de la cartera de Educación), se suma la poca actividad propuesta por el Ministerio de Cultura y la desactivación de programas y encuentros desarrollados por la gestión anterior. El campo de la música, por ejemplo, es uno de los más afectados. Con el correr de los días de gestión, crece la preocupación e incertidumbre de parte de los actores de la música (productores, gestores culturales y músicos) y el público ávido de propuestas culturales gratuitas, diversas y de calidad.
Según cuentan varias fuentes cercanas a la dinámica interna del ministerio, muchos gestores culturales que conservan sus puestos desde la gestión anterior hoy no tienen funciones concretas para cumplir. “Lo que hay adentro es mucha incertidumbre. Porque, por un lado, se plantea un esquema de trabajo que en la teoría está bueno, pero, por el otro, estos planteos se realizaron hace un mes o mes y medio, pero hasta ahora se hizo poco y nada. No sé por qué no mantuvieron, por lo menos este año, algunos de los programas como para conservar algunas acciones. Lo que está sin resolver, al parecer, es la cuestión presupuestaria”.
Desde el Ministerio de Cultura de la Nación le informaron a Página/12 vía mail que “la música está presente en la mayoría de los nuevos programas multidisciplinarios (en los que están trabajando). La cultura ocupa un lugar central y la música en particular tiene un lugar igualitario en relación con otras disciplinas artísticas”. “¿Qué programas de índole federal en el campo musical pondrán en funcionamiento?”, preguntó este diario. “Siguen adelante muchos programas que tienen a la música como eje central, como Ibermúsicas, Iberorquestas, el Cimap (de capacitación para pianistas), el Area de Música Clásica, el de Música Contemporánea, el de Opera, el Plan Coral Nacional, el Programa de Orquestas Infantiles y Juveniles, el Festival Guitarras del Mundo”, detallaron desde la Secretaría de Cultura y Creatividad, a cargo de Enrique Avogadro.
“La nueva Area de Folklore y Tango conjuga actividades que ya se realizaban con nuevos proyectos, como Fueyes Orilleros y el Mapa Sonoro Raíz, de recopiladores de músicas nativas. A su vez, el sector musical profesional tendrá un lugar preponderante en el Foro de Economía Creativa organizado por la Subsecretaria de Industrias Creativas, para lo cual ya está en marcha una agenda de encuentros y reuniones con representantes de diferentes ámbitos del sector, como el discográfico, los managers, productores y las salas de conciertos, con participación de actores de todo el país, las cámaras representantes y gestores independientes. Todos los programas son abarcativos y de presencia en todo el territorio”, detallan desde Cultura de Nación. Pero lo que advierten los actores del campo de la cultura vinculados con la música es la poca celeridad con la que se aplican las políticas culturales enunciadas. “Hay muchos títulos, pero pocas acciones concretas”, coinciden.
Uno de los ejes del Ministerio de Cultura, creado por el gobierno saliente en 2014, fue brindar apoyo y acompañamiento desde el Estado a los músicos de todas las regiones del país que no estaban insertos en el circuito de festivales tradicionales ni formaban parte de la escena mainstream de la música popular, sino que proponían nuevos o diferentes modos de entender la música. En líneas generales, se trata de artistas que eligen frecuentar circuitos alternativos (peñas, encuentros, patios, espacios universitarios), crear por fuera de los cánones del mercado y desarrollar su quehacer de manera autogestionada. En esta sintonía, el ministerio acompañó y generó las condiciones para la creación de encuentros como Huella Argentina y La Música Interior, ambos ideados por músicos y surgidos desde las bases. Si bien contaban con dinámicas diferentes, la idea era poner en valor la música de raíz folklórica y fortalecer el desarrollo de sus creadores, sobre todo apuntando a las nuevas generaciones.
“Estoy seguro de que Huella Argentina no sigue”, enfatiza Juan Quintero, quien fue el coordinador de esta serie de encuentros que el año pasado se realizaron en La Rioja (febrero), Tucumán (marzo), San Juan (abril), Tilcara (junio) y Resistencia (noviembre). “Este encuentro tenía una pata independiente y un apoyo del Ministerio (de Cultura y el de Planificación). Dependía mucho de la gestión de productores de cada provincia. No estoy al tanto acerca de qué proyectos similares están generando ahora”, dice Quintero. “Fue complicado llevarlo adelante, pero fue maravilloso”. La propuesta consistía en “compartir un lugar común a lo largo de tres o cuatro días, convivir en un ambiente apartado y, en lo posible, silvestre”, propiciar intercambios pedagógicos (talleres y clases abiertas) y realizar conciertos gratuitos abiertos a la comunidad.
En tanto, La Música Interior fue un encuentro inédito que se desarrolló en septiembre del año pasado, en el que participaron más de 130 músicos de todas las provincias del país. Según sus impulsores, Juan Falú y Liliana Herrero, se trató de “la mayor iniciativa nacional y federal que se haya generado en torno a la música argentina de raíz folklórica”. El encuentro tuvo tres etapas: primero hubo talleres, charlas, intercambios y ensayos abiertos al público en 23 provincias; luego se realizaron conciertos en simultáneo en ciudades clave de todas las regiones del país y ,por último, se replicaron esos repertorios durante una semana en el CCK. “Con Liliana Herrero coincidimos en que sería muy bueno que el encuentro continúe y delegar no- sotros la dirección artística, porque tenemos diferencias políticas e ideológicas con el actual gobierno”, apunta Juan Falú, quien fue uno de los ideólogos de La Música Interior. “Queremos defender el proyecto y abrir paso a quienes deseen y puedan llevarlo adelante, porque es una iniciativa muy buena, está llena de perspectivas y tiene una gran potencialidad”, sostiene el guitarrista.
“Les hice saber todo esto a las autoridades actuales del Ministerio de Cultura; en principio parecía que había interés, pero después no tuve ninguna información. Me da la impresión de que no está en los planes continuarlo”, dice Falú, sin esconder la pena. “Fue una propuesta realmente federal, no en apariencia”, se explaya. “Fue amplio estéticamente, uniendo la idea de la tradición con las proyecciones. Un hermoso proyecto que no tendría que depender de gobiernos ni de personas, sino simplemente continuar”.
Durante abril de 2013 y septiembre de 2015, en la ex Dirección Nacional de Artes (actual Dirección Nacional de Gestión y Programación), del Ministerio de Cultura, funcionó el programa federal Generación XXI, un encuentro con los nuevos intérpretes y creadores de la música de raíz folklórica argentina. El encuentro tenía por objetivo aportar algunos elementos, recursos y posibilidades que ayudaran a distintos artistas a “mejorar el camino que han elegido transitar”. Se realizaron, en total, nueve ediciones en todas las regiones del país. Pero actualmente Generación XXI “está frizado”. Fue discontinuado y tampoco hay otro programa constituido que reemplace los objetivos y el contenido de Gen XXI. Del mismo modo, fue desactivado el programa Yo Tengo Tantos Hermanos, que tenía como fin homenajear a grandes creadores del patrimonio cultural folklórico, como Atahualpa Yupanqui, Hamlet Lima Quintana, Suma Paz, Cuchi Leguizamón y Armando Tejada Gómez, entre otros.
Otro programa nacional que no tendrá continuidad en la nueva gestión es Recalculando, una iniciativa que acompañó el desarrollo de sellos de gestión colectiva de todo el país. La intención de Recalculando era facilitar las herramientas necesarias para que los sellos independientes se tornen sustentables y logren profesionalizarse, a través de capacitaciones, debates y realización de acciones concretas (como festivales, edición de discos, proyectos musicales integrales, etcétera). Este año no se realizó la convocatoria anual a sellos y no hubo ninguna actividad al respecto. Recalculando ya no sigue porque “no encajaba” con el nuevo plan cultural. A fines del año pasado, de hecho, habían editado la Guía Rec, un libro que brinda herramientas de formación, consulta y apoyo para la gestión de proyectos musicales, que se distribuyeron por universidades y conservatorios. El libro cuenta con mil descargas por mes en la web, con demandas de toda Latinoamérica.
Página/12 consultó al Ministerio de Cultura sobre la preocupación del sector sobre el cierre de estos encuentros y programas y el compromiso que ocupará el Estado para apoyar y proporcionar herramientas a músicos autogestionados y circuitos musicales que no son tenidos en cuenta por el sector privado. Desde la cartera cultural no brindaron detalles sobre el porqué de la discontinuidad de los programas existentes, pero dieron una respuesta más general. “Las herramientas que se pondrán en práctica tienen el objetivo de dejar capacidades instaladas y de fortalecimiento de los circuitos regionales. Por ejemplo, se creó la Dirección Nacional de Formación, que nuclea capacitaciones de distintos alcances, no sólo para música. La Dirección Nacional de Emprendedorismo Cultural (sic) se focaliza en la profesionalización de los gestores independientes o agentes culturales alternativos con beneficios concretos para los diferentes sectores y disciplinas en sus distintas escalas. Sobre la circulación, se fortalecerán los circuitos regionales existentes y fomentarán nuevos, sin que haya que pasar por Buenos Aires para que los artistas puedan mostrarse o tener más posibilidades. Para eso se reactivaron las casi 70 Casas de Bicentenario. El programa de Ciudades Creativas potenciará la actividad cultural general de ciudades en distintas provincias. En paralelo se está trabajando en una agenda común con el Inamu”. En cuanto a subsidios para el sector, “seguirán existiendo los del Fondo Argentino de Desarrollo Cultural, también las posibilidades que dan las convocatoria de los Iber para cada una de las artes, además de los Premios Nacionales y los fondos concursables del Programa Puntos de Cultura. Y habrá una ampliación de los subsidios y becas del Fondo Nacional de las Artes”. Otra vez: muchos títulos.
La vuelta del Fifba (o Festival del Bosque) es uno de los tantos interrogantes de la gestión cultural macrista de Provincia. La preocupación sobre su continuidad surge, sobre todo, desde los músicos emergentes, los gestores culturales y el público. Desde el área de prensa de la Secretaría de Cultura (ex Instituto de Cultura) de la provincia de Buenos Aires le informaron a Página/12 que están “analizando si se hace o no”, pero no pueden asegurar si habrá una nueva edición este año. “Nos gustaría continuarlo y que sea itinerante, que se haga por toda la provincia, para que sea más inclusivo aún”, dicen desde la nueva gestión, pero aún no están trabajando concretamente en el tema. No hay confirmación, entonces, de que haya Fifba este año. Las posibilidades son escasas. De todos modos, el festival se discontinuó el año pasado, con los vaivenes de la campaña presidencial. En ese momento, desde la página oficial de Facebook habían anunciado que volvería en abril, pero el cambio de gestión empantanó el panorama.
Sin embargo, fuentes externas a la Secretaría le revelan a este diario que no hay nadie manteniendo las redes ni contestando mails a las casillas del festival, y el equipo de personas que lo llevaba adelante no trabaja más en la actual Secretaría de Cultura: los funcionarios terminaron sus funciones con el cambio de gestión, y los contratos que cayeron vinculados al Fifba no volvieron a renovarse. “Es decir, siendo un evento que requiere trabajo a lo largo de todo el año, lo cierto es que hoy por hoy no hay nadie en el gobierno de la provincia trabajando en su realización”. Para los desprevenidos, el Fifba era uno de los festivales más inclusivos, originales y diversos del país que se realizaba desde 2009 en los bosques de La Plata. El concepto predominaba sobre los nombres de los artistas y logró instalarse a fuerza de una programación de calidad, amplitud estética, espíritu regional y gran convocatoria.
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