“¡En la Dirección de Música queremos música, no policía!”, denuncian los trabajadores de este organismo porteño. La alarma es porque el jueves pasado, cuando se disponían a hacer una asamblea, preocupados entre otros temas por la virtual paralización de este organismo, que casi no tiene actividad desde diciembre pasado, se encontraron con la policía adentro y afuera de la sede central del organismo, donde iban a reunirse para ejercer este derecho. Los efectivos policiales les informaron que estaban allí por un pedido expreso de la nueva directora de la Dirección de Música, la abogada Gabriela Aranaz, y hasta les mostraron la orden. También intentaron relevar nombres de los participantes de la asamblea. “Es la primera vez, desde el advenimiento de la democracia, que vivimos un hecho semejante. Y nos preocupa mucho cómo puede seguir esto”, dicen los trabajadores.

Conformada por la Banda Sinfónica de la Ciudad, la Orquesta del Tango de la Ciudad, Estudio Urbano –un espacio de grabación y capacitación en música–, el Anfiteatro “Eva Perón” del Parque Centenario, más todo el sector administrativo y de producción, la Dirección de Música tiene unos 350 trabajadores, muchos de ellos músicos, otros tantos con contrato precario o integrantes de la célebre “planta transitoria”. Tradicionalmente, al revés que otros organismos públicos, el verano es un momento fuerte de trabajo para esta dirección: es entonces cuando comienzan los conciertos en las plazas, en el anfiteatro del Parque Centenario, con mucha actividad de la banda y la orquesta. Este año, no hubo nada de nada.

“Desde que asumió Aranaz se empezó a hablar de un “reordenamiento administrativo”, al mismo tiempo que nos decían que no había plata para programar nada. Les propusimos una programación de bajo costo, haciendo uso de los recursos disponibles, y no fue aceptada. Prácticamente han desarmado toda la parte artística. El reclamo básico es que queremos trabajar”, dicen desde el área de producción. Y ya se sabe cómo sigue el círculo del vaciamiento en el corto plazo, en tiempos en que se quitan funciones a los trabajadores, para luego pasar a hablar de “ñoquis” y “modernización”.

En este contexto, las asambleas en la Dirección de Música vienen siendo cada vez más populosas. “Como lo están siendo en toda la ciudad, porque arrastramos problemas graves, y Sutecba firmó con el gobierno una paritaria vergonzoza. Esto generó en la ciudad una reacción que no se veía hacía muchos años”, describe Roberto Traibel, ex delegado y coordinador de escenario del Anfiteatro del Parque Centenario. “Cuando vimos que, además, en la Dirección de Música estábamos paralizados, empezamos a barajar la hipótesis que le planteamos a la nueva directora, le dijimos que veíamos un vaciamiento. Ellos lo negaron, pero a partir de ese momento no recibieron más a los delegados.”

El jueves pasado, se encontraron con la persiana de la sede central, en Alsina 967, totalmente baja. Afuera y adentro, había policías en custodia. La orden que les mostraron decía que a pedido de la Dirección de Música había que cubrir una guardia preventiva ante posibles manifestaciones, tomas o acampes. Luego, intentaron pedir los nombres a algunos participantes de la asamblea. “Estamos azorados, no lo podemos creer”, repiten los trabajadores. “En democracia, es un hecho muy grave intimidar a los trabajadores por expresarnos y hacer valer nuestros derechos”, dicen en un comunicado. Ya han sido realizadas diferentes denuncias, una en la Defensoría del Pueblo, donde se constató que la policía tuvo una presencia intimidatoria en la asamblea, llevarán el caso a la Legislatura, y han solicitado una reunión al ministro de Cultura porteño, Darío Lopérfido, “para tener alguna respuesta en relación a la casi total falta de actividad actual de la Dirección de Música”.