“La primera Fierro en tiempo DK, es decir, después de Kirchner.” Así enmarca su director, Juan Sasturain, la nueva edición de la revista de historieta que mañana saldrá junto a este diario. Y la referencia no es meramente coyuntural, la Fierro también se encuentra en tiempos de “memoria y balance”, tratando de reacomodar sus piezas para comenzar una nueva etapa y emprender –sin perder su esencia– su quinto año de existencia.

Por eso los lectores se encontrarán mañana con una edición especial de 72 páginas, que tiene como plataforma la aparición de los capítulos finales de cuatro series: Los años de plomo, de J. C. Quattordio; Sur salvaje, una fábula negra, de Eduardo Santellán; Angela della Morte, de Salvador Sanz, y La familia Mierda, de Gustavo Sala.

A este núcleo de historias fuertes se le suman breves de Frank Arbelo, Diego Parés, Minaverry; Bobillo y Carlos Trillo; Spósito y Maicas y la imprevisible Sasha despierta, de Lucas Varela.

Con la edición 49ª, Fierro también da por terminado el II Concurso Internacional Fierroblog que, hasta el momento (la recepción de trabajos finaliza mañana a las 24 horas), tiene una participación de más de 180 dibujantes, en una convocatoria que duró sólo un mes.

Final de un ciclo

Cuatro son las series que mañana llegan a su fin. La primera de ellas es Angela della Morte (personaje que hace pie una vez más en la portada de revista), que narra la historia de una chica a la que se le intenta extirpar “la maldad” de su mente luego de ser sometida a un programa médico. Después del experimento es enviada, en compañía de un chimpancé, a una base lunar para comprobar el éxito del “saneamiento mental”. Su autor, Salvador Sanz, sostiene que con Angela “retomé la ciencia ficción, uno de mis géneros preferidos junto al terror. Y Angela tiene mucho de ambos. Si bien esta serie fue secuela de un personaje anterior a la aparición de Fierro, la redibujé entera para la revista y, en esa vuelta al trabajo, sentí que podía llegar al lector con más experiencia en el oficio y poder ofrecer una historia de fantasía oscura, con un final bastante abierto. Creo haberlo logrado”.

Bajo el título de Los años de plomo, el marplatense Juan Carlos Quattordio retomó la historia de la vida de su alter ego “YOn”, que los lectores de Fierro pudieron conocer en su anterior serie Los años metálicos, primera parte de una trilogía autobiográfica que continuará el año próximo. Mezcla rara entre diario personal y relato de ciencia ficción, la serie de Quattordio ahonda en la historia personal del melancólico YOn, que se somete a una sesión de análisis y, mientras descubre las claves de su pasado (la inmigración familiar, el peronismo y la dictadura durante su infancia), realiza un viaje espacial (pura locura mental) con el propósito de darle orden a su vida: “En la historia de YOn, al igual que en la anterior serie, las crisis personales son el puntapié para comenzar a contar una historia –dice Quattordio–. En este caso el personaje está solo y alejado del resto del mundo. Es que cada uno de nosotros tiene su propia cápsula espacial. Lo único que puede hacer el personaje es mirar para adentro, ver de dónde viene y de quiénes está hecho. De cómo las vidas de sus abuelos y de sus padres lo moldearon, cómo vivieron sus existencias y de qué madera está hecha su esencia. El lector se encontrará, al leer el capítulo final, con que todo lo dicho en estos cuatro capítulos cobra sentido. Haber sido publicado sin interrupción le dio a la historia la respiración necesaria. Esta serie me afianzó como autor y me permitió compartir con los lectores elementos autobiográficos y fantásticos pero, sobre todo, pude desarrollar mis ideas. Esa posibilidad dentro del comic es la que define a un autor y lo separa de ser un simple dibujante o guionista, es decir, se puede decir algo más y dejar de ser un simple obrero en función de una historia”.

En Los años de plomo, el marplatense Juan Carlos Quattordio retomó la historia de la vida de su alter ego “YOn”.

El dibujante Eduardo Santellán también le dio un cierre a su policial Sur salvaje, una fábula negra, historieta que combina la pulsión clásica del relato negro en clave de humor. Sus protagonistas son Coco Maluco, un gato fotógrafo que posee unas fotografías capaz de incomodar a los capos de la mafia. Junto a su ayudante Fané, una hermosa rata, logran desentrañar una historia llena de espías, mafiosos y políticos corruptos. Creada en los años ’90, esta serie fue redibujada por Santellán para esta nueva etapa de Fierro: “Volver a redibujar esta serie significó reencontrarme con la revista (la Fierro, no el Maipo)” –dice Santellán y agrega–: “Fue volver al apuro de las entregas y la conexión con los lectores de esta etapa, para la que sólo había hecho una portada. Si bien por razones de reestructuración de Fierro debí comprimirla bastante a como era originalmente, el final está intacto y los personajes centrales Coco Maluco, Fané y el conejo Mempo provocan un enfrentamiento entre dos bandas rivales mientras se quedan con un vueltito que les pertenecía a los malos. La oportunidad de publicar en revistas de publicación periódicas pone a los dibujantes en training y sirve para alentarnos en nuevos proyectos. En este sentido estoy trabajando con guión de mi hijo Matías, con otro estilo de dibujo, donde los personajes dejarán de tener ese candor de los animalitos humanizados y se meten de cabeza en la fauna humana”. La cuarta y última serie que llega a su fin en este número especial de Fierro es La familia Mierda, creación de Gustavo Sala, quien, luego de su experiencia en historias de mayor aliento (antes fue El Baño), promete volver al formato tira en el nuevo ciclo que la revista emprenderá en diciembre.