Viernes, 12 de noviembre de 2010 | Hoy
Sin él, varias películas de Federico Fellini, Bergman, Visconti, Chabrol, Lynch y Monicelli no hubieran sido posibles. Dino de Laurentiis, el renombrado productor italiano, murió ayer en Los Angeles, a sus 91 años. Fue ganador de dos Oscar junto a Federico Fellini, por La Strada y Las noches de Calabria, y su trabajo le valió también el León de Oro en Venecia en 2003 y el Irving Thalberg de la Academia de Hollywood, en 2001. Napolitano de nacimiento, en agosto de 1919 De Laurentiis quiso ser actor. Sin embargo, desde el final de la Segunda Guerra tuvo una estrechísima relación con el cine. Primero con el de su país, con el que colaboró por el resto de su vida, y luego con el hollywoodense, del que participó en sus últimas décadas. Extraña cruza de promotor, ideólogo y financista, fue fundamental para piezas diversas y no siempre de una refinada calidad narrativa, pero prácticamente siempre con gran repercusión: son cerca de 500 los títulos cinematográficos de los que fue parte. En 1945 comenzó a aprender el oficio de la producción en la Lux Film. Desde esa plataforma, entre 1947 y 1957 vivió una década dorada junto a Carlo Ponti, con quien produjo las mejores películas italianas de la década. A los 43 años fundó los estudios Dinocitta, donde produjo la adaptación de Visconti de El extranjero y la Barbarella de Roger Vadim. La crisis del cine italiano de fines de los ’60 lo obligó a vender sus estudios en 1972. De allí fue a Hollywood, para producir títulos para Milos Forman (Ragtime), Mike Hodges (Flash Gordon), David Lynch (Azul profundo) y Sidney Lumet (Sérpico), entre otras piezas que engrosaron su currículum.
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