Lunes, 21 de mayo de 2012 | Hoy
HISTORIETA › SAICHANN O EL RESCATE DE UN DIBUJANTE NOTABLE
El libro reúne tres relatos del gran Alberto Saichann: La Flor (publicado en Nippur Magnum), Bacteria (de Skorpio) y Bronx (en la primera Fierro). Lo que une a las tres historias –que salieron en revistas con estilos bien distintos– es un registro de violencia desesperada.
El saber común señala que con la caída de los principales espacios de historieta durante el menemismo muchísimos dibujantes y guionistas locales debieron “exiliarse” artísticamente en publicaciones del exterior (europeas, en su mayoría) o directamente en otras disciplinas. Lo que rara vez se puntualiza –más allá de algunos grandes nombres– es quiénes eran esos talentos perdidos para los lectores nacionales. Saichann viene a poner algo de perspectiva a esta cuestión, pues recopila tres historias o series ilustradas por el artista que da nombre al tomo. Un autor que en su momento publicó (a veces al mismo tiempo) en la primera Fierro, en Skorpio y en Nippur Magnum, tres revistas con estilos marcadamente distintos.
Es difícil montar hipótesis sobre cómo se hubiera desarrollado la historieta argentina si no hubieran caído esas publicaciones. ¿Qué impacto hubiera tenido en sus colegas una obra como la de Alberto Saichann? Pocos ilustradores pueden esgrimir su versatilidad. El libro que ocupa esta reseña muestra algo de su variedad de estilos y asombra por cómo llevaba las historias a registros poco habituales para revistas más bien circunspectas como las de Editorial Columba. Lo que reúne Saichann son tres relatos: La Flor (publicado en Nippur Magnum junto a Ricardo Ferrari), Bacteria (de Skorpio, junto a Eduardo Mazzitelli) y Bronx (en la primera Fierro, con guiones propios).
Lo que une a las tres historias es un registro de violencia desesperada, propia de tipos jugados y al límite. Sin embargo, tanto en el estilo de dibujo como en sus ideas de fondo, son relatos completamente distintos.
La Flor está ambientada durante la guerra de Vietnam. Cuenta la relación de dos soldados, uno norteamericano y otro del Vietcong, con una prostituta que los enloquece y manipula. Desde lo gráfico, trabaja con un estilo más tradicional, aunque en ocasiones apela a cierta caricatura. Abundan los contraluces marcados y en general predominan los planos cortos.
Bacteria es un buen ejemplo de las historias de ciencia ficción que gozaban de popularidad en la Skorpio. Mazzitelli y Saichann ofrecieron entonces a los lectores una distopía totalitarista, de esas que con cierta regularidad aún aparecen en la historieta argentina. Aquí el dibujante vuela. El trabajo que ofrecen las viñetas y el diseño de cada escenografía en la que transcurre la acción es sencillamente demencial. Cada cuadrito invita al lector a largas pausas para buscar cada guiño y cada detalle. Los objetos mismos son expresivos, al punto que Saichann los dota de rostros para acentuar algún aspecto de la escena.
Finalmente Bronx, acaso por ser el único trabajo en solitario, es algo menos logrado desde el guión, pero mantiene altísimo el listón del dibujo. Serie basada en historias unitarias e independientes, cada capítulo presenta a un personaje (o más) caído en desgracia: un actor demasiado engreído, un boxeador sin resto mental, dos linyeras con frío, un veterano de guerra, un músico incomprendido. Acá el autor muestra otro estilo de dibujo y esfuma fondos en tinta, al tiempo que presenta un modo de componer las zonas de peso en las páginas en las que el blanco es primordial.
Volviendo al comienzo, ¿de quiénes se habla cuando se menciona a los dibujantes perdidos con la caída de la industria editorial? De tipos así, que quedaron aislados del desarrollo del sector. Si en algo ayuda el crecimiento actual de la historieta argentina no es sólo en la exposición de nuevos talentos, sino en la restitución de figuras como Saichann, que vuelve a la mirada del lector.
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