Vie 25.10.2013
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HISTORIETA  › SE PUBLICO EL LIBRO LO MEJOR DE CARLITOS Y SNOOPY

Internacional y popular

El volumen retoma las tiras más clásicas de toda la obra de Charles Monroe Schulz al frente de Peanuts. Una publicación que, en su momento, marcó el standard a partir del cual se midieron todas las producciones humorísticas posteriores.

› Por Andrés Valenzuela

Algunos personajes se convierten en íconos y terminan adornando carpetas, cartucheras, remeras, sábanas, gorras, zoquetes y tazas, muchas veces sin que los usuarios de esos objetos sepan de dónde salió ese perrito tan simpático que duerme sobre su cucha o ese muchacho bonachón con una ondita en la frente por cabello. Carlitos o Charlie Brown y Snoopy son dos de esos personajes que de tan icónicos, tan conocidos, terminan descontextualizados y perdidos. Viéndolos en estampa es difícil recordar que ambos formaban parte de una serie –Peanuts– que llegó a publicarse al mismo tiempo en más de 2600 diarios de todo el mundo, que se tradujo a 40 idiomas y se leyó en 75 países, que vio adaptaciones televisivas (que además ganaron premios Emmy) y que, básicamente, fue un punto de inflexión en la historia del humor gráfico.

Por eso es tan importante la aparición de un libro como Lo mejor de Carlitos y Snoopy. Desde luego, sería maravilloso disponer de una edición completa en castellano de la serie (son muchos tomos, pues la serie duró cincuenta años), pero a falta de una labor integral, este tomo retoma las tiras más clásicas de toda la producción de Charles Monroe Schulz al frente de Peanuts.

Peanuts es una referencia insoslayable para cualquiera que se dedique al humor gráfico. Con su aparición, Schulz marcó el standard a partir del cual se midieron todas las tiras humorísticas posteriores. Por un lado, desde lo formal, ya que popularizó entre sus colegas el modelo de tira de cuatro viñetas, que aún hoy sigue vigente. Además, la idea de una tira protagonizada casi exclusivamente por niños que reflexionan por momentos como adultos, o que observan el mundo adulto desde la perspectiva de la infancia, también se impuso. No hay que ir muy lejos para encontrar otro ejemplo de ello: Quino reconoció en muchísimas ocasiones la deuda artística que guarda Mafalda para con la obra de Schulz.

Si Mafalda tiene su Manolito, su Felipe, a Susanita y compañía, el bueno de Charlie Brown tiene a Snoopy, Patty, Lucy, Linus, Schroeder y tantos más. Juntos juegan al béisbol, van a la escuela, remontan barriletes y, básicamente, viven. A eso hay que sumar una cuota mágica en la vida de Snoopy, el perro, en cuya cucha aguardan sorpresas increíbles. Aunque el dibujo jamás muestra su interior, por los personajes el lector sabe que hay escaleras, botellas vacías, una mesa de billar y hasta un cuadro de Van Gogh.

Un aspecto particularmente interesante de esta recopilación es apreciar cómo el dibujo evoluciona, sobre todo en la primera etapa de la carrera de Schulz. Conforme pasan los primeros años, los personajes se van estilizando y adquiriendo la forma por la que hoy son conocidos. Lejos queda el Snoopy pequeñísimo y aún sin perder la capacidad de síntesis en el trazo que los compone, los rostros van ganando en riqueza expresiva y personalidad.

En última instancia, más allá de consideraciones formales e históricas, lo que justifica la inmensa popularidad de la obra, lo que demuestra Lo mejor de Carlitos y Snoopy, lo que hace de la serie una obra indispensable del humor gráfico es que era divertida. Por sobre todas las cosas, Peanuts era una tira inteligente y graciosa, con chistes que siguen funcionando y haciendo reír muchas décadas después de su creación.

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