Viernes, 23 de enero de 2015 | Hoy
HISTORIETA › PRIMERA PARTE DE JOHNNY JUNGLE, UNA DE AVENTURAS
Flotando entre las humoradas, en la historieta de los guionistas Jerôme Jouvray y Anne-Claire Jouvray, y del dibujante Jean-Christophe Deveney, hay una mirada sobre la fama, la identidad, la adaptación a un mundo nuevo y cierta construcción sobre el significado de la familia.
Por Andrés Valenzuela
Johnny Jungle es una buena historieta de aventuras con un único problema. Afortunadamente, ese problema tiene solución: la segunda parte, que aún no salió publicada en la Francia natal de los guionistas Jerôme Jouvray y Anne-Claire Jouvray, y del dibujante Jean-Christophe Deveney. Claro que esa solución dependerá también de que la Editorial Municipal de Rosario acierte a publicarla en Argentina. Por el momento, la buena recepción del libro, que además ganó su categoría en los últimos Premios Comicóplis, animaría a cualquier editor a repetir la experiencia. Este primer volumen, además, fue fruto de la colaboración entre el festival local Crack Bang Boom y su par galo Lyon BD, del que participa activamente el dibujante.
Johnny Jungle cuenta la historia de un muchachito de la selva que por los azares de la jungla africana termina convertido en estrella de Hollywood que interpreta –oh, ironía– a un hombre de la selva, un poco como esos actores que no pueden salir del papel en el que la industria los ha encasillado. En eso el libro abunda: está repleto de guiños, índices (in)discretos y homenajes cariñosos. Los personajes aluden a los comics de Tarzán para analizar el derrotero cinematográfico del protagonista, el amigo (simio) del muchachito parte a Europa para no ser parte de la picadora de carne industrial y las damiselas cumplen con los roles que la pantalla solía asignarles en la época.
El relato está narrado con distintos ejes temporales: la niñez selvática de Johnny, su juventud como medallista olímpico, su adultez cinematográfica y una madurez venida a menos en un hotel barato, esperando “a los chacales y los espías”. Así, los guionistas distribuyen la información a buen ritmo, la historia no decae y el conjunto se revela sostenido por ideas sólidas: atrás de la aventura, entre los pliegues de las alusiones a King Kong, flotando entre las humoradas hay cuestiones sobre la fama, la confianza, la identidad ante los ojos de los demás, la adaptación a un mundo nuevo y hasta cierta construcción sobre el significado de la familia.
En este sentido, Johnny Jungle puede ser abordado por lectores de muy diversas edades a intereses. Los pre-púberes encuentran una historia de aventuras con bastante humor. Los jóvenes, el relato de un ingreso al mundo adulto. Y los mayores, pueden disfrutar las referencias y las sutilezas del relato.
En lo gráfico, el trabajo de Deveney es igualmente sólido. Es un exponente de la típica línea clara franco-belga, con algunos toques de cartoon, repleto de detalles, narración a muchas viñetas por página (rara vez menos de ocho). Se maneja con mucha soltura con la figura humana, que aquí es fundamental para sostener el relato de un muchacho habituado a atravesar la selva de liana en liana. Con eso y la buena gestualidad que imprime a sus personajes conforma un trabajo que, aunque no deslumbra especialmente, tampoco presenta fisuras. Ahora sólo resta esperar la publicación de la segunda parte, que en Francia se espera para este año.
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