HISTORIETA › EL BLOG HISTORIETAS REALES CUMPLE DIEZ AñOS
El portal marcó el desarrollo de la historieta local y muchos de sus integrantes ganaron premios o editaron en libros el material allí publicado. “El sitio impulsó a mucha gente a tener un modo de producción”, afirma Federico Reggiani, uno de los fundadores.
› Por Andrés Valenzuela
Hablar sobre los diez años de un portal web parece un contrasentido, en épocas en las que muchos se esfuerzan por exagerar lo efímero de las comunicaciones virtuales. Que un proyecto digital puede durar una década parece incomprensible en tiempos del retweet fugaz y el megusteo lábil. Pero lo cierto es que por Internet rondan cantidad de proyectos que nacieron, crecieron y se consolidaron web mediante. Algunos de ellos, incluso, marcaron decisivamente el desarrollo de su campo. El blog Historietas Reales es uno de ellos y, justamente, festeja en estos días su primera década aportando viñetas.
“Para muchos de nosotros fue el punto de inflexión en todo nuestro hacer de historietas”, destaca Federico Reggiani, uno de los fundadores del portal. “Como pudo haber sido para una generación anterior entrar de ayudante en Columba o que te publiquen tu primera historieta, fue el momento en que empezamos a hacer historieta en serio y dejamos de pensar en el fanzine”, compara. No es una comparación ociosa: varios de los integrantes de HR ganaron premios por los trabajos allí publicados o los vieron materializados en libros (más de una veintena). Algunos se convirtieron en profesionales o consolidaron sus incipientes carreras.
Para el guionista, la clave del proceso fue la disciplina que exigía el sitio: una página o tira por semana, (casi) sin excusas, devienen en un libro al cabo de año y medio. “El fanzine es indisciplinado, es producido como por impulso”, considera. “HR hizo que empezáramos a hacer historietas independientemente de nuestro deseo momentáneo: un día tenías más ganas, otro día menos, pero igual la tenías que hacer”. Durante un largo tiempo, Historietas Reales fue algo así como el “establishment” de la nueva historieta argentina. Su producción y sus voces marcaron gran parte del resurgir del sector, que acompañó la reactivación económica que siguió al 2003. Incluso, entre las polémicas del sector, muchos llegaron a asegurar que “todo lo que se hace ahora es autobiografía”, en alusión a la consigna que primaba en el sitio durante sus primeros años. Y aunque la afirmación no se sostiene en la perspectiva histórica, cotejándola con lo que efectivamente se publicaba en todo el campo de esos años, permite tener una idea de cuánto impactó en el sector la llegada de este heterogéneo colectivo de historietistas.
Hoy el caudal de lecturas es similar al de sus mejores tiempos y, sin embargo, HR ya no está “en el candelero”. ¿Qué pasó? Por un lado, que hay muchísima más historieta online para disfrutar. Por otro, que se multiplicó la historieta en papel para leer. Y además, acota Reggiani, “lo que también pasó es que cambió Internet de nuevo”. Una década atrás, explica, recién aparecía el acceso generalizado a la banda ancha y los blogs simplificaban la publicación. Hoy Internet “pasa” por las redes sociales. “Todos esos deseos de comunicación que se daban vía blogs, con el sector de comentarios mucho más activo, se desplazaron a Facebook, Twitter, Instagram: todo el tipo de comunicación relacionado con lo rápido, la generación de comunidades, la frase ingeniosa, estaba en blogs y se desplazó a redes sociales.”
Para Reggiani, el aporte más notorio del grupo al universo de la historieta argentina no pasó ni por el género autobiográfico ni por la visibilidad que le dieron a la disciplina en esos años. “En un primer momento fue lo más visible y orgánico, pero no lo único. Lo que sí sucedió fue que el sitio impulsó a mucha gente a tener un modo de producción, que es hacer las historietas y subirlas a Internet, cosa que te compromete a producir y aleja el riesgo de dejar obra inconclusa”, considera. “En ese sentido, hubo mucha copia sana del modelo, mucho más que la historieta autobiográfica, que me parece que no fue tan dominante.” Además, señala, el colectivo jamás tuvo “uniformidad estilística” y por eso descarta la existencia de un estilo propio del grupo. “Es difícil pensar en una escuela HR: de Fabián Zalazar a Kwaichang Kráneo hay un mundo, o de Terranova a Diego Agrimbau.”
Hoy es más difícil pensar en referentes claros para el sector local. Hay múltiples grupos con estéticas y proyectos distintos, entrecruzados y en algunos casos, hasta enfrentados. Y esto vale tanto para el papel como para las pantallas. “Lo que pasa en la historieta en general es lo mismo que pasa en la cultura general, que vivimos una atomización. No hay más un centro fuerte o un par de centros fuertes, como en su momento Columba-Récord-Urraca, que estaban ahí y todo giraba en rededor. Ahora tenés un montón de sistemas solares chiquitos y eso lo potencia el mundo digital, porque tenés gente que realmente hace historietas que yo ni sospecho, y a las que no llego aunque están accesibles a dos segundos de búsqueda de Internet.”
¿Y qué sucede con todos esos libros publicados a partir del sitio? Para Reggiani, bibliotecario por formación, “el papel sigue teniendo la intensidad de lectura que el online no tiene”. Cuenta que en Historietas Reales “online lo leía mucha más gente que la que luego compra un libro, pro cuando efectivamente sale un libro, hay mucho impacto, notas, lecturas intensas”. Sobre el momento actual, Reggiani asegura que es “una época estimulante”. Y pone como ejemplo la situación en uno de sus espacios públicos favoritos: “si uno puede ir a una librería y encontrarse cuatro o cinco novedades por mes, o más todavía, es mejor”.
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