Vie 13.05.2016
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HISTORIETA  › HISTORIETA LA EDICION DE ESTE MES DE LA REVISTA FIERRO, CASI COMO UNA VISITA AL INFIERNO

Una nueva versión para un bolero a dúo

La obra de Carlos Sampayo y María Alcobre es una de las grandes tentaciones de la Fierro de mayo, que incluye nuevas entregas de Zenitram y Al Rey de Constantinopla, una versión de un relato de Haroldo Conti y una portada realizada con la maestría habitual de Nine.

› Por Lautaro Ortiz

Lo primero que hizo bien Baudelaire en Las Flores del Mal fue ubicar al diablo en su correcta baldosa del infierno: nadie pone en duda su poder para gobernar, su poder para hacernos “hervir un pueblo de demonios en el cerebro”. Sin embargo, no es él la totalidad del mal, porque para eso existe un monstruo mucho peor: el tedio, que no es otra cosa que asistir a lo repetido, a lo ya hecho y visto, a volver a tragar lo ya tragado. La referencia al francés tiene que ver con la nueva edición de la revista Fierro que sale mañana (como hace casi diez años junto a este diario), y que eligió a Lucas Nine como portadista. El dibujante puso en escena para este mayo frío un Satán hambriento que destruye con su tridente Cabildo y Congreso, en manifiesta referencia al neoliberismo imperante, pero acaso también como una advertencia: en esta revista no hay nada previsible, y acá la aventura no “imagina cadalsos”, sino que los destruye.

Una prueba de esto es la suma de historias que seleccionó Juan Sasturain para esta edición. Todo arranca con Traición, bolero dramático, escrita por Carlos Sampayo bajo el trazo siempre en fuga de María Alcobre, que cuenta en tiempos de bolero una historia de violento amor. Si bien se publicó en 1993 en la revista española Co&Co, la dupla la revisitó especialmente para esta nueva Fierro. La creadora de La Nena, que promete volver en breve, cuenta el origen de ese trabajo conjunto: “Conocí a Sampayo a poco de aterrizar en la Barcelona post olímpica. Yo acababa de publicar Amablemente (se puede ver en la Fierro de abril), le gustó mucho, y pensó en hacer conmigo una serie en ese estilo dedicada al bolero. Se la propuso a Héctor Chimirri que preparaba el lanzamiento de la revista Co&Co, para la que ya me había convocado como ilustradora. Era el medio perfecto y parecía el momento adecuado. Nos juntamos a ver el guión en mi reciente cuchitril alquilado en el Eixample, se sentó en un sillón rojo que había heredado de la mudanza de Sasturain y charlamos un buen rato. Quedamos en volver a vernos un par de días después, para mostrarle algunos bocetos. No vino. Había cambiado abruptamente de rumbo a raíz de un infarto que luego se complicó y lo tuvo meses internado en cuidados intensivos. Fui a verlo esa misma tarde y muchas otras a esa sala de visita que parecía la embajada argentina. No se nos permitía entrar pero sí estar. A veces nos mandaban bajar la voz, se armaban unas charlas fabulosas, entusiastas, y a veces creo que en buena parte lo que lo salvó fueron las ganas de intervenir en lo que dimos en llamar las ‘tertulias en la UCI de Sampayo’. En fin, la cuestión es que había que entregar la historieta, tuve que seguir adelante sola y se nota. Hay cuadros tensos y algo forzados que seguramente hubiéramos resuelto mejor juntos. Otros en los que me solté y resolví por las mías, como los del final, que me siguen gustando. Esta historia se publica ahora gracias a que mi gran amiga Flo Guerín cuidó de estos originales durante años y me los trajo en su última visita para poder escanearlos”.

Después de ese viaje por La Habana de Batista, llega la segunda y última historia del dibujante Lucas Varela, residente desde hace años en Francia, con guionista de allá, en un intrincado relato sobre el oficio maldito del fotógrafo free lance, llamada Sobreexpuesto, y ahí nomás, arranca Cabaret del infierno, una “opereta derivada de una película de animación que hice algunos años atrás –explica Lucas Nine, su autor–, que evoca un poco a los dibujitos de Betty Boop. Allí podíamos ver a Satanás operando los mecanismos de un establecimiento comercial dedicado a la joda. Los gags se acumulaban de una manera insensata en la pantalla hasta que al final el espectador comprendía que el lugar era el Infierno (y acaso lo fuera la película). Retomé la idea como historieta, pinchado por las circunstancias, así que en el resultado final se encontrará bajada de línea, toda la que quieran. Monumental y grosera, al estilo Cecil B. DeMille, con mucho espacio para la porquería previa al fuego final. Lo que quizás no resulte tan claro es adónde baja esa línea (¿puede una línea bajar tanto?), de modo que desaliento lecturas demasiado obvias”.

Más adelante la revista propone un estreno, una versión ajustadísima de un relato descarnado (“Cinegética”) de Haroldo Conti en tiempo de dictadura, realizada por el dibujante Patricio Delpeche para el Concurso de Historieta organizado por el Centro Cultural Haroldo Conti, y por el cual se llevó el tercer premio. Dice Delpeche: “Toda buena adaptación es consecuencia de dos tiempos: el tiempo en el que fue escrita y el tiempo en el que se adaptó. Y las elecciones en un tiempo u otro no son fortuitas. Elegí este cuento porque habla de una realidad contemporánea al autor de la que nosotros no nos podemos apartar, la dictadura. Fuimos criados con la carga terrible de este juego de resistencias y traiciones que vivió el país. Es importante hacerse cargo de eso y transformarlo en un medio para avanzar. Como artistas estamos, escribimos y dibujamos desde la contemporaneidad”.

El diablo de Nine mete la cola en las 74 páginas de revista, y lo hace también en el regreso de la dupla Iñaki-Castromán que, como dice Sasturain, “vuelven a los cuadros apaisados y al mecanismo de jugar con la perspectiva del espectador frente a la tele”, realizando una “tremenda respuesta a La guerra del cerdo de Bioy Casares, con los viejitos en contraofensiva salvaje” en la historia titulada Viejos picantes. El averno sigue encantador para el lector de Fierro con la entrega diez de La ley seca, saga de El Marinero Turco, historieta de continuará junto con la del superhéroe argento Zenitram (Quattordio-Sasturain) que lucha contra las corporaciones del agua, la corrupción del poder y el deseo de una transformación social a partir de un líder. La revista termina con la tercera entrega de la saga de Calvi bautizada en alevosa referencia actual como Al Rey de Constantinopla. Como diría el otro francés maldito, la Fierro de mañana será un verdadero “concierto de infierno”. Sólo hay que saberle entrar.

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