HISTORIETA UN CIRCUITO CADA VEZ MAS VARIADO PARA ALIMENTAR Y EXPONER UN GENERO CLASICO
La galería LDF, la Alianza Francesa, el Museo Sívori, el Cceba, el Espacio Historieta del C. C. C. Recoleta y el Museo de la Caricatura Severo Vaccaro proponen espacios donde el comic se expone y crece, mientras Internet y los celulares abren un nuevo horizonte.
› Por Andrés Valenzuela
¿Un lugar para “ver” historietas? ¿Cómo? ¿No se leen sólo en diarios y revistas? Paralelamente al resurgimiento de la industria nacional del comic, los últimos años registraron el nacimiento de nuevos modos de acercarse a las viñetas. De la mano de la continua reivindicación del género como arte, se formó un circuito informal de expositores de historieta. Los medios digitales ayudaron a la ruptura y trajeron nuevos modos de disfrute, como los blogs y los celulares (ver aparte).
Hasta hace algunos años, las únicas opciones disponibles para ver historietas colgadas de una pared eran el Espacio dedicado al noveno arte que existe en el Centro Cultural Recoleta (CCR, Junín 1930) desde 1995, y el tradicional Museo de la Caricatura Severo Vaccaro (Lima 1037), que funcionó con intermitencias entre 1945 y 2002, cuando estableció un programa de apertura estable. El Espacio Historieta tiene, como el resto del C. C. Recoleta, un perfil más orientado a la vanguardia y nuevos talentos. El Museo de la Caricatura pone el acento en ese subgénero y en los viejos valores del dibujo argentino. Pero desde hace dos años hay otras posibilidades que complementan su oferta. Por ejemplo, la Galería LDF (Perú 711, 1er. piso), de oferta independiente. Y el año pasado la Alianza Francesa (Av. Córdoba 946) inauguró en su Mediateca un espacio dedicado íntegramente a la historieta.
Otros actores del campo de la cultura también se suman con frecuencia a lo que ya dejó de ser una tendencia para convertirse en una realidad: el Museo Sívori (Av. Infanta Isabel 555) suele albergar exposiciones con material del Museo del Dibujo y la Ilustración, que es itinerante y aporta material de su archivo a las instituciones de la Argentina y el exterior. El Centro Cultural de España en Buenos Aires (Cceba, Paraná 1159), por su parte, cede con frecuencia sus paredes a las viñetas. Además, las numerosas convenciones de comics que se realizan en el país suelen incluir alguna muestra.
Pablo Sapia, curador del Espacio Historieta del CCR, y César Da Col, consejero del Museo Severo Vaccaro, analizan el fenómeno creciente de los lugares de exposición para historietas desde una perspectiva histórica, tras el duro período de la década del 90 para el comic argentino. Ambos señalan las bases de la actual situación en la rica tradición de dibujantes con que cuenta Argentina. “También tiene que ver un poco con el resurgir de la industria editorial, pequeño y modesto, pero interesante”, evalúa Sapia, que asegura que es natural que así sea “dentro de la estructura, la cantidad de gente produciendo cosas y la historia”. “Lo raro siempre me pareció lo contrario”, señala. Para Da Col, el fenómeno tiene que ver casi con el ser nacional. “La historieta y el humor gráfico siempre estuvieron presentes en la Argentina, es parte de nuestra cultura, es innato en nosotros”, apunta, para luego destacar el entusiasmo que ponen los chicos al visitar el Museo.
Ernan Ciriani, historietista y uno de los responsables de la Galería LDF, observa el fenómeno desde una óptica más artística. Según él, además de la continua revalorización de la historieta como arte, también hay que buscar causas en el devenir de las artes plásticas. “Quizás el lenguaje de la pintura es bastante críptico y en esto de mostrar la intimidad la historieta es más abierta a que el otro la pueda asimilar”, especula. En una muestra realizada recientemente, todas las integrantes del grupo venían de plástica, de la que traían el dibujo y de allí habían llegado a la historieta. El proceso, explica, es de doble mano: artistas plásticos que se vuelcan a las viñetas como forma de expresión, e historietistas que llevan sus trabajos al lienzo.
Desde la perspectiva “europea” que caracteriza a la Mediateca de la Alianza Francesa, el proceso no es raro, pero sí altamente positivo. “En Francia la historieta tiene una popularidad altísima, así que nosotros la tenemos como punto de referencia para la difusión cultural”, explica María Concepción Sudato, una de los responsables del área. Sudato comenta que siempre se sorprenden por la cantidad de visitantes al sector. “Interés hay, pero hace falta movilizarlo”, opina.
La tradición (y el presente) del dibujo y la historieta en la Argentina tienen muchas facetas. Del mismo modo, cada uno de los espacios visitados tiene su propia identidad que lo hace destacar. LDF tiene un perfil volcado a la historieta del continente americano: por eso exponen artistas nacionales y latinoamericanos. “Pero lo que me parece más importante, en verdad, es que sean independientes. Ocurre también que si quiero traer a alguien de Israel es difícil, porque no conozco a nadie”, comenta Ciriani, tras enumerar los países de origen de muchas de las obras expuestas a cuyos creadores contactó por Internet.
Pese al nombre, LDF no funciona estrictamente como galería. Sí suele abrir en jornadas especiales y para eventos del ambiente (cuya realización puede seguirse en http://ldfgaleria.blogs pot.com), aunque sus responsables no buscan cerrarse en el mundo de las historietas o de las artes plásticas, y abren el espacio a otras expresiones artísticas, como el cine o la música. Pero ya se han hecho un nombre en el ambiente y son buscados con frecuencia por autores y pequeños editores de comic para hacer las presentaciones de sus obras.
El Severo Vaccaro, que abre sus puertas al público jueves y viernes a las 15, tiene más de 400 obras en su exposición permanente y organiza homenajes a los grandes del humor gráfico nacional. Nora Ygounet, también consejera del Museo, invita a una recorrida que equivale, según describe, a “pasearse por las debilidades, errores y desaciertos de nuestros personajes señeros y de situaciones que marcaron un hito”. “La exposición permanente contiene, fundamentalmente, nuestra historia”, apunta. En el museo también funcionan talleres de historieta y caricatura, y se realizan visitas guiadas para escuelas y nocturnas en La Noche de los Museos.
El área de historieta en la Mediateca de la AF tiene tres puntos importantes: el primero es la exhibición de dibujos originales de autores argentinos y franco-belgas. El segundo es poner a disposición del público de forma gratuita los libros y revistas recién editados de la viñeta francófona. Por ejemplo, cuando PáginaI12 visitó el lugar, en la batea de novedades estaba Carlos Gardel, la novela gráfica con la que el argentino José Muñoz ganó en 2007 el tradicional Festival de Angouleme. Finalmente, como en el Museo Severo Vaccaro, también organizan talleres de historieta para niños.
Como el centro cultural que lo alberga, el Espacio Historieta del Recoleta tiene un perfil vanguardista y atento a las cosas nuevas que suceden en el ambiente, aunque también realiza retrospectivas de artistas que no han sido reeditados o que impulsaron cambios y renovaciones en el género en épocas pasadas. Su curador tiene, además, otra visión de por qué exponer historietas. “Hay cosas con valor, interesantes de ver, que no aparecen en la publicación impresa”, señala Sapia y enumera: “El boceto, el pasado a lápiz, el entintado, el color, el agregado de texto”, un montón de esos pasos que han ido cambiando conforme aparecieron nuevas herramientas, como la computadora. Esta exposición, entonces, tiene un valor documental: “Ver de otra manera el trabajo”.
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