Tal vez no hayan sido premiadas las caras más conocidas de la TV estadounidense en este lado del mundo, pero nadie puede discutir que cada uno de los ganadores de la 60ª entrega de los premios Emmy, que se celebró el último domingo, tenía motivos suficientes como para llevarse un premio. El problema, claro, es que muchos de los que perdieron también merecían mejor suerte. En una gala bastante aburrida, la gran ganadora de la noche fue 30 Rock, que con cuatro estatuillas se llevó los premios más importantes en comedia (mejor serie, actor, actriz y guión). Por su parte, como mejor serie dramática fue elegida Mad Men, que –aunque sus actores se quedaron con las manos vacías– parece encaminarse a tomar la posta dejada por Los Soprano.

Como suele suceder en los Emmy, la que se llevó más premios fue la miniserie John Adams, con un total de cinco, pero con la salvedad de que ese género no compite con el resto de las series sino con películas hechas para TV. Las sorpresas más grandes de la noche se las llevó el rubro de actores en series dramáticas, que quedó en manos de Zeljko Ivanek por Damages y de Bryan Cranston por Breaking Bad, la serie de la cadena de cable AMC que, sin tener la experiencia de HBO o Showtime, también tuvo en Mad Men un fuerte reconocimiento. Además de ser elegida como mejor comedia, 30 Rock (en Argentina se ve por Sony) sumó con la estatuilla de Alec Baldwin y de Tina Fey, los dos protagonistas de esta serie que repitió el éxito del año pasado.