Martes, 7 de octubre de 2008 | Hoy
LOS DOS NUEVOS TEXTOS TEATRALES DE KARTUN
“Voluntad ideológica, gusto por lo viejo y afinidad con los géneros populares” son constantes en las obras de Mauricio Kartun, donde no faltan escenas en las que se hable de alcohol o aparezca un borracho. Autor de ensayos y guiones (de las películas El viaje y La cruz del sur), director de El clásico binomio (de Rafael Bruzza y Jorge Ricci) y de sus obras La Madonnita y El niño argentino, confiesa que una de sus más recientes ambiciones es debutar en la novela. Por ahora continúa con su actividad docente en la Escuela de Arte Dramático de la ciudad de Buenos Aires (EAD); la Universidad Nacional del Centro (Tandil); la Universidad de las Madres de Plaza de Mayo y el Taller Escuela de Titiriteros del Teatro San Martín, y adelanta el contenido de sus dos últimos textos teatrales. Uno se relaciona con la Semana Trágica, la sangrienta represión de enero de 1919 a obreros y sindicatos, anarquistas y otras agrupaciones de izquierda, y a la comunidad judía, incluido el ataque a sinagogas. Sobre la Semana había escrito una pieza en 1970, que nunca estrenó. La ahora finalizada se denomina Ala de criados. Transcurre en aquel enero y en el histórico Torreón, de Mar del Plata, al que se le inventó una leyenda para darle carácter. A Kartun no le interesa la superchería sobre el Torreón; prefiere recordar que allí funcionó el tiro a la paloma, “deporte” que administraba el Pidgeon Club. La imagen de una aristocracia argentina reunida en ese club para matar palomas mientras en Buenos Aires se reprimía ferozmente a los manifestantes obsesionó a Kartun, quien ya está seleccionando la música que acompañará la obra cuando llegue el tiempo del estreno. En principio, “un tema cantado por Carlos Gardel que habla de cosacos atravesando la helada estepa rusa”. El hecho de que en la poesía popular tanguera aparezcan esas imágenes provienen –a su entender– de la influencia que en Argentina tuvo la Revolución de Octubre (el 25 de octubre de 1917, en el calendario juliano). “Agustín Magaldi hizo famosa otra canción, Nieve, sobre el imaginario ruso”, cuenta. Una canción de Manuel Ferradas Campos que Magaldi cantó en un festival de solidaridad con las costureras presas de la casa Gatry. Su otra pieza aún sin estrenar es Baco polaco, inspirada en Las Bacantes, del griego Eurípides, donde el protagonista Dionisios se enamora de una vitrolera porteña. “Las vitroleras eran muchachas que en los bares de hombres solos ponían los discos en una vitrola a cuerda”, puntualiza. “Los hombres escuchaban música y admiraban la belleza de esa muchacha que concedía hacer un cruce de piernas que permitía vislumbrar algo más arriba de las rodillas. Eso justificaba el consumo de café y ginebra.”
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